CODEMA_19-PRE-EG-452

CODEMA 19-PRE-EG-452

TítuloCODEMA 19-PRE-EG-452
Tipo textual
ResumenNúmero 37 de "El Guadalhorce" que incluye los artículos sobre las letras de molde y "Munda Bética", un poema, la biografía de José Gálvez y un fragmento de "Historia de Málaga".
ArchivoHemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España
TypologyOtros
Fecha1839/11/17
LugarMálaga
ProvinciaMálaga
PaísEspaña
NoteImágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=403f4f64-bbdc-4b49-bb75-67c11f060d13
TranscriptorIván Muñoz Muñoz y Estrella García Muñoz

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El Guadalhorce. PERIODICO SEMANAL DE LITERATURA Y ARTES. TOMO 1.º DOMINGO 17 DE NOVIEMBRE DE 1839. NUMERO 37. Indice de este número. Las letras de molde. La Escomunion, poesia. Biografia de don José Galvez. Munda Bética. Historia de Málaga, continuacion. LAS LETRAS DE MOLDE. Entre todas las satisfacciones reserva-das al hombre en esta vida miserable tengo para mi que ninguna esperimenta mas in-tensamente que la de ver por vez primera reproducidos sus escritos en letras de mol-de. Esta dicha inefable satisface por com-pleto todo su amor propio, toda su ambi-cion. Adquiere con ella su ecsistencia un caracter nuevo y singular, pues considerán-dose desde aquel momento emancipado del vulgo de los demas hombres, ya se tiene por un ente superior sobre quien se fijan todas las miradas, ya se cree con un derecho im-prescriptible á la palma de la inmortalidad. Esta seductura ilusion debia ser mucho mas alhagüeña en aquellos tiempos en que era menos comun, cuando las letras de molde se hallaban vinculadas como propiedad casi es-clusiva de ciertos ingenios descollantes, cuan-do la Gaceta y el diario de avisos de Madrid se enseñoreaban absolutamente de nuestro campo periodístico. Entonces, el jóven que legaba á cualquiera de estos dos celosos re-presentantes de nuestra literatura nacional la primera de sus producciones se ufanaba so-bre manera de su gloria. Agotaban sus deu-dos y amigos todos los ejemplares del pe-riódico que contenia el soneto ó la décima del niño, cuya gracia se celebraba con or-gullo, sobrado natural, por sus padres, miran-do en el novel autor la esperanza de la fa-milia y sin la menor duda un timbre glorioso para sus descendientes. He aqui los efectos de la inauguracion literaria en aquellos vetustos tiempos. No se si por fortuna ó por desgracia hemos noso-tros alcanzado otros tan fecundos en letras de molde coma aquellos lo eran escasos, y merced á la facultad que tenemos de usarlas á nuestro antojo van perdiendo su prestigio y destruyendo la ilusion que antes causaban. Porque, en efecto, contados serán hoy dia los ciudadanos que no hayan visto sus nombres en letras de molde, bien encabezando un drama ó comedia, de las muchas que se pu-blican, bien en algun folletin de los dos-cientos y mas periódicos que salen á luz dia-riamente en España, ó ya siquiera suscri-biendo un artículo comunicado. A esta úl-tima especie pertenece á mi ver el vulgo de los escritores públicos de la presente épo-ca, pero no podemos negarles semejante ti-tulo. Con motivo de esta espantosa fecundi-dad de las letras de molde andan los litera-tos, como suele decirse, á cuarto. Ya no sorprende ni causa novedad el verse uno ca-ra á cara con un poeta, ni se advierten en su aspecto y desaliño las señales del genio, que antes querian descubrirse hasta en los remiendos de su chupa y en la grasa de su casaca. Ya no es el literato un ente estraor-dinario, puesto que pertenece á una clase numerosa de la sociedad, á una clase en la cual se afilian diariamente nuevos prosélitos y á la que se cree con derecho de pertenecer hasta el que publicó un artículo comunicado!... Mas á pesar de la generalidad que ha he-cho desmerecer el encanto sobre natural de las letras de molde, aun no se les niega en-teramente el culto que un dia obtuvieron; todavia, aunque debilitado, conservan el imperio que siempre han ejercido en la so-ciedad. Es verdad que todo se imprime; que del mismo modo se multiplican y circulan las frases groseras, el lenguaje descompuesto y las doctrinas perniciosas, que las espresio-nes bellas, los pensamientos sublimes , los 290 principios morales; pero las letras de molde divididas en dos clases, conservarán en la una todo su esplendor y poderío y serán en la otra despreciadas, mientras ecsista en los hombres la facultad de distinguir lo bueno de lo malo. J. M. Bremon. LA ESCOMUNION La puerta de hierro del regio palacio en quicios de bronce se oyó resonar; la voz estruendosa repite el espacio del bravo monarca que quiere montar. Con calza amarilla, ropilla encarnada veloz como el rayo se apresta un doncel trayendo á su dueño la yegua alheñada que tanto encarece don Pedro el Cruel. De cien infanzones de hierro vestidos espera al monarca lucido escuadron, en torno le cercan algunos validos en tanto que monta su airoso troton. La trompa guerrera, tambor, clarinete los aires asordan con eco marcial; la frente á don Pedro corona el almete, que ostenta entre plumas la insignia real. La erguida cabeza el bruto animoso movió relinchando de ver su señor, y en vueltas y escarces ostenta orgulloso gualdrapas, jaeces de precio y valor. El pueblo se acerca medroso al miralle le ensalza y le aclama con sendo temor, que el nombre que lleva no puede causalle por mas que lo cura, cariño ni amor. Marchaba don Pedro con grave mesura en plática afabre con Pero Guzman; deslumbra la vista su rica armadura, cautiva los ojos su noble ademan. Pages, caballeros, donceles, soldados ninguno maneja mas diestro el troton, que al par que sesudo rigió sus estados don Pedro blasona magüer de infanzon. Del Betis undoso la hermosa pradera recorre don Pedro con aire gentil, poblando su gente la esbelta ribera en fresca y lozana mañana de abril. lnquieto camina con paso muy tardo pensando en su mente la horrenda traicion, del pérfido Enrique su hermano bastardo, y Blanca su esposa que nombran Borbon. Mientras en su airado pecho recuerda su afrenta fiera, en medio de la ribera el bruto airoso paró. Tiende su vista á las aguas del manso rio impaciente, y al traves de la corriente remero bote advirtió. Empero como no cura que en busca suya viniera, mandó torcer la carrera hácia la hermosa ciudad. Ponese la gente en marcha sus órdenes observando del barco que llegando grita una voz esperad. Y entre los cuatro remeros que gobernaban el bote, ve sentado un sacerdote y un arzobispo á la par. Cerca de la misma orilla paróse el ligero leño, y el arzobispo con ceño asi le empezára á hablar. Non es de reyes, don Pedro, nin de cristiano infanzon, el facer las desmesuras que estades faciendo vos. Si de Castiella monarca vos quiso hacer el Señor, fue porque fuésedes padre, para que tirano, non. Do quier los ojos volvades escucharades la voz de los vuestros tristes pueblos pidiendovos compasion. Empero vos arrastrado del vuestro impulso feroz, nin su clamor escuchades, nin vos mueve su afliccion. Mengua sois del cristianismo, por ese insano furor que en torpes lazos vos prende, y vos muerde el corazon. Cruel las gentes vos nombran: de veros les da pavor; sois temido non amado del triste pueblo español. Los fijos-dalgo vos odian, los varones de honra y pro, si adulan vuestros caprichos es en mengua de su honor. ¿Nou tendrá fin esa audacia, que el vuestro heróico blason asi envilece y anubla triste, infeliz pecador? Atonito oyó don Pedro las razones del prelado, hasta el habla le ha quitado de la rabia el frenesí. Al traves de la celada arrojan fuego sus ojos, 291 tiembla deshecho en enojos, se devora entre . Guzman que inquieto le viera procura calmar su enfado, y entre resuelto y cortado del rey se puso á la par, De la agitacion interna que al fiero rey avasalla: va á decir... pero se calla que vuelve el prelado á hablar. Mortal que agora me escuchas pide clemencia al Señor de tus culpas y pecados que luengas y graves son. Ve que del escuro averno las puertas Satan abrió, para sepultarle en el impio monarca atroz, Ve que el padre santo lanza su terrible escomunion, y que en su nombre sagrado vengo á intimártela yo. Mal fraile, dijo don Pedro, echando mano á su espada; qué es escomunion! Villano! Por san Juan que , y el Papa... Non huyas que, vive Dios has de pagarme esa audacia. Clava al alazan la espuela, el bruto al rio se lanza; pero como vió el obispo los estremos de su rabia, mal parado y temeroso dió vuelta en torno á la barca; y aunque curó el buen prelado tomar alguna ventaja, no tanta fue que evitase que el iracundo monarca, de su cristiana mision queriendo darle las gracias, clavara su atroz cuchilla del fragil barco en las tablas. Guzman y los caballeros escuchan, miran y callan; y entre iracundo y cortés, á hidalgos, pages y guardias mandó don Pedro tomar el camino del Alcázar. A. Menendez, actor de la compañia dramática. BIOGRAFIA. DON JOSE GALVEZ, famoso ministro, nació en Marcharaviaya, villa de la provincia de Málaga, en 7 do enero de 1720: y debió su fortuna á sus bellas disposiciones, á sus es- tudios sobre todo á su integridad y desinte-res. Hijo de unos padres que apenas eran co-nocidos en medio de su escasa fortuna, abrazó la carrera del foro y recibió el grado de doc-tor en la universidad de Alcalá, donde le habia colocado su padre; fijó despues su domicilio en Madrid, creyendo que allí podria adquirir for-tuna, y no se engañó. Tan instruido como elo-cuente, se distinguió en la defensa de varias causas, y fue tal el acierto con que desempe-ñó los primeros ensayos de su carrera, que lue-go se adquirió una graude reputacion en Ma-drid y aun fuera de la corte. Sus conocimien-tos no se limitaron á la jurisprudencia; amaba tambien la literatura y por consecuencia era amigo de los literatos. Poseía, perfectamente el frances, y la pasion que adquirió por este idio-ma le hizo buscar la sociedad de los franceses mas distinguidos que residian en Madrid, y la amistad que contrajo con uno de los secretarios del marques de Duras, embajador de Francia, fue sin duda uno de los motivos de su eleva-cion. Duras necesitaba de un hombre instrui-do que poseyese el idioma español y frances pa-ra tratar de los negocios de la legacion con nuestra corte, para esto nadie mejor que Gal-vez, segun la opinion del secretario de Duras; asi lo manifestó á su principal, y este que tam-bien sabia distinguir el mérito, no dudó en proponérselo ni Galvez en aceptarlo. Nombra-do abogado de la nacion francesa desempeñó con honor su nuevo empleo al lado del maris-cal de Duras, y despues del marques de Ossum. Como en cierta ocasion tuviese que tratar Gal-vez directamente con el marques de Grimaldi, este ministro admiró tanto el despejo, facilidad, penetracion y elocuencia de Galvez que desde luego le ofreció un empleo en sus secretarias, y Galvez lo aceptó á persuacion del embaja-dor francés, á quien Galvez por un efecto de su delicadeza no queria disgustar. El ministro no tuvo lugar de arrepentirse de esta eleccion, porque el nuevo empleado desempeñó sus obli-gaciones con el mayor acierto, granjeándose la íntima confianza del marques, quien agrade-ciendo sus buenos servicios, habló en su favor á Cárlos III y procuró que este monarca le nombrase miembro del consejo de Indias en 1764. Galvez era bueno para todo, y de todo se enteraba con la mayor facilidad, asi es que en breve se penetró de todos los negocios con-cernientes á las Américas y se halló en estado de dar solución á cuantas dificultades se le con-sultaban por dificiles que fuesen. En aquella época se habia suscitado una grave disputa en Méjico entre el virey y la audiencia, con mo-tivo de algunas prerogativas; de otra parte los propietarios de las minas dirijian continuas ra- 292 clamaciones á Su. Magestad. quejándose de ciertas tra-bas que se oponian á sus esplotaciones: los colo-nos de aquellas ricas provincias reclamaban igualmente la disminucion de los impuestos que les agoviaban. Todas estas pretensiones pare-cian fundadas, y el mejor medio que halló Cár-los III para terminarlas de una vez, fue comi-sionar á Galvez para que pasase á Méjico á fin de que enterándose de todo propusiese oportu-no remedio. Don José partió para América en 1771 y apenas llegó á la capital, su primer cuidado se dirijió á calmar los ánimos y á ha-cer desaparecer las disensiones que ecsistian en-tre la audiencia y el virey, declarándose á fa-vor de las pretensiones de éste por considerar-las justas. Tranquilizó á los colonos con pro-yectos que debian serles favorables para cuya ejecucion obtuvo el consentimiento del monar-ca: y en fin, en cuanto á los esplotadores de minas, formó un plan por medio del cual sin quitar ninguna de las retribuciones que per-tenecian á la corona, disminuyó mas de una cuarta parte los gastos de esplotacion y dió ma-yor impulso á estas mismas esplotaciones con condiciones menos honerosas. Arreglados ya los negocios de Méjico, emprendió un viaje á cien leguas al rededor para ecsaminar los plan-tios y proponer á los propietarios nuevos me-dios de aumentar los productos de sus tierras y enriquecer en su consecuencia el tesoro real con algunos millones mas; y habiendo con-cluido con tanto celo como inteligencia su co-mision regresó á la corte en 1774. Apenas lle- á Madrid supo que el diputado de Méjico á nombre de varios de sus compatriotas, y sobre todo de la audiencia habia dirijido al monarca terribles quejas contra él: se le acusaba de ha-ber despreciado las justas reclamaciones de aquel tribunal; de haber negociado con ventaja de sus propios intereses con los propietarios de las minas y los ricos colonos, de haber desti-tuido de sus empleos á los mas dignos de ob-tenerlos y que mediante crecidas sumas les ha-bia reemplazado con otros incapaces de desem-peñarlos; pero cemo el virey de Méjico habia informado ya de antemano á Carlos III, este monarca despreció las injustas acusaciones, y para dar una prueba del grande concepto que le merecia Galvez, le nombró presidente del consejo de lndias. En 1775 le creó ministro tambien de Indias mientras Moñino desempeña-ba el ministerio de Estado. Esta fue sin duda la verdadera época de la felicidad española, ocupado el trono por el gran Carlos III, por un monarca cuya memoria durará mientras du-ren los siglos, se vio desempeñar los mas dis-tinguidos empleos á hombres que solo debie- ron su fortuna á su integridad y á su talento sin que pudiesen envanecerles los titulos pom-posos de sus antepasados; entonces fue cuando se puso en práctica aquella mácsima tan sabía como justa «que los empleos deben buscar á los hombres y no los hombres á los empleos.» El monarca de las Españas que siempre vela-ba por la felicidad de sus pueblos, tuvo por gran dicha el conocer el mérito de Galvez, y Galvez no fue menos feliz, porque tuvo oca-sion de desplegar sus luces y su celo patrióti-co. Grandes fueron los servicios que este hom-bre prestó á las Américas; sostuvo su promesa á nuestras colonias suprimiendo en 1778 varios impuestos y formalidades que agravaban su co-mercio. La Trinidad, la Luciana y las Filipi-nas cuyo suelo y cuyas costas son aptas para multiplicar sus producciones y gozar de las ven-tajas del comercio, se hallaban en la mayor de-cadencia; y Galvez las vivificó protegiendo la agricultura y favoreciendo la esportacion de sus productos en cambio de artículos que les eran útiles ó necesarios. Los premios que ha-bia recibido Galvez por su buen comportamien-to eran nada en comparacion de sus servicios, asi lo consideró Carlos III, y por lo mismo le distinguió con la gran cruz de su órden. Antes de dejar la América habia concebido el pro- yecto de poblar una parte del mar Pacífico, y en 1779 lo puso en planta fundando una co-lonia en el valle de Sonora, y esta nueva colo-nia prosperó en pocos años, dando copiosos frutos y proporcionándolos á las demas comar-cas circunvecinas. En recompensa de esta fun-dacion Cárlos III creó á Galvez marques de Sonora. Cuando este sabio administrador entró en el ministerio, encontró que los negocios del Nuevo Mundo marchaban con una lentitud es-traordinaria, de modo que cuando se pensaba en remediar los males eran ya casi incurables. Galvez de un genio activo y laborioso supo ata-jar todos los obstáculos que se oponian á los progresos de las Américas, proporcionando de este modo muchos millones al tesoro real: hom-bre incansable y determinado, apenas se en-tregaba al preciso descanso para poder atender á los dos grandes empleos que el rey le habia confiado. En medio de los negocios olvidó todos los placeres y aun la sociedad misma, para no perder un momento de los que él consideraba necesarios para el desempeño de sus obligacio-nes; asi es que encerrado siempre en su gabi-nete adquirió un caracter tan taciturno que nadie se atrevia á hablarle para no esponerse á una respuesta desbrida ó á una negativa tal vez injusta. Gobernaba, dice un autor, las Amé-ricas mas como déspota que como ministro; los 293 vireyes y los gobernadores temblaban con solo oir el nombre de Galvez (esto tal vez porque de-seaba la felicidad de las Américas Españolas) y hasta entonces no hubo un ministro que fue-se obedecido con tanta esactitud como pronti-tud, pues no ignoraban que el mas pequeño re-tardo en cumplir sus órdenes seria castigado con la destitucion de sus empleos. A su influ-jo y ajencia y á la de su hermano don Miguel debe Málaga la mayor parte de las obras y es-tablecimientos de utilidad pública que posee. Tantas fatigas y tantos desvelos influyeron no-tablemente contra su salud, de modo que mu-rió de un ataque de pecho en diciembre de 1786. A pesar de los defectillos de su genio na-turalmente impetuoso se coronò de gloria por los grandos servicios que prestó al estado, y hasta nuestros dias pocos ministros pueden comparársele ni en celo ni en mérito. MUNDA BETICA. Toda persona ilustrada que conozca nuestra historia comprenderá por el título de este artículo que voy á delucidar la pe-culiar geografia de una ciudad tan afamada en tiempo de los romanos, y en cuyos famo-sos campos se fijaron los destinos del mas vasto imperio de la tierra. A la verdad que es osadía contrarresten mis razones á los autores modernos tales como don Francisco Perez Bayer y don Miguel Cortés y Lo-pez, investigadores sabios de nuestras anti-güedades, que han sostenido con envidiable saber y con profunda erudicion que la Monda de muestra provincia no fue la Munda de Ce-sar; pero el amor de mi patria y los timbres de este país serán mis únicas disculpas si la fuerza de mis datos no convenciese á mis lectores sobre una cuestion tan importante y en la que apenas se medita. Para hacer mas perceptibles las emitidas opiniones y el efecto de mi crítica, espondré los pareceres de los geógrafos antiguos denominados ma-yores, las variantes de los modernos y mis modestos trabajos apoyados en la evidencia de los comentarios de Cesar. ¡Dichoso si mis esfuerzos dan la luz que ha menester esta obscuridad histórica, y si con ellos realzo la fama de nuestro suelo! Empecemos por Estrabon abriendo el libro III de su recomendable geografia, en el que despues de describir las principa- les ciudades de la Bética, dice que es dig-na de memoracion aquella en que los hijos de Pompeyo pelearon con adversa suerte y que se llamaba Munda, no muy distante de Córdoba y en cierto modo metropoli de Ape-tua (1) Urso, Tucis, Julia y Egua, que corresponden á Teba la vieja (2) á Osuna, á Montemayor, á Martos y á Cabra. La ca-lificacion de capital que le da dicho escritor y que puede traducirse segun la filosofia del testo por su gerarquia comparativa con aque-llas otras ciudades, es una confirma-cion del objeto que me he propuesto en ra-zon de que si Munda hubiera sido una ciu-dad de primer órden, y á cuya jurisdicción estuviesen sometidos otros pueblos principa-les, en tal caso Pomponio Mela que escri-bió antes de Estrabon en el año 42 de nues-tra era y con posterioridad á la célebre ba-talla, hubiera de algun modo referido una ciudad que competia con Astigi, Hispal y Corduba que son las únicas que cita; y en-tonces los pueblos de su distrito ofrecerian mas consecuencia en su peculiar topografía respecto á la capital. Pero lo que mas afirma (sin desviarnos ni un apice de tan profundo geografo) la opinion tan recibida por los que le sucedie-ron de que la villa actual de Monda ocupó el mismo solar de aquel renombrado pueblo son los 1400 estadios en que se hallaba de Carteya. Esta medida romana contenia en su unidad 125 pasos geométricos ó 625 pies, por lo que cada legua castellana com-prendia 32 estadios y 56 pasos, siendo la totalidad de esta distancia unas 29 leguas, y no las 42 que apuntó don Miguel Cortes y Lopez en su diccionario geográfico; y esta es aprocsimadamente la que mediaba desde Monda, si consideramos que la calzada ro-mana arrancaba desde Málaga, cruzaba el pueblo de Cártama, llegaba tambien á Mun-da, dirigiéndose á Carteya ya fuese por Acinipo (3) ó por el norte de Marbella des- cribiendo las sinuosidades de este montaño-so terreno. Continuando en el analisis de la descrip-cion de Estrabon que es el verdadero tipo (1) Mas conocida Attegua, y Julia Ulia. (2) Estaba en las inmediaciones de Teba, y distan-te unas seis leguas de Monda, Osuna catorce, Monte-mayor veinte y cuatro, Martos veinte y una y Cabra diez y seis. (3) Ronda la vieja. 294 de cuantos le sucedieron, y sin pretender para esta memoria recusar á los copiantes de un libro que se ha transmitido por espacio de tantos siglos, y muchos de ellos de igno-rancia, hasta que el noble arte de la impren-ta pudo recoger unas noticias tan ricas para la historia; hallamos que luego espresa que fenecida la batalla Gneo Pompeyo, uno de los desgraciados hermanos, se retiró fugiti-vo á la ciudad de Carteya, en donde se em-barcó á poco (1); y habiendo echado pie á tierra en una region montañosa que estaba tocando con el mar, fue alcanzado y muerto por los de César, en tanto que su hermano mayor, habiéndose salvado en Córdoba, pa- despues á Sicilia para prolongar la guer-ra.... Y si Cesar hubiera entrado en Mon-tilla que es la concordancia de Munda, segun la erudita opinion de nuestro moderno geó-grafo don Miguel Cortes y Lopez, en Mon-tilla que dista mas de 30 leguas de nuestra sierra de Mijas, que es donde desembarcó aquel infeliz guerrero y que se llamó Sierra Laura por la ciudad de Laurona hoy la vi-lla de Alhaurin el Grande segun manifies-tan Hircio, Apiano, Plutarco, y segun tam- (1) Palabras del mismo testo. bien ha creido el escritor que ahora impug-no (1) ¿como sus huestes guerreras podrian salvar esta distancia para sorprender á Gneo y matarle en aquel pueblo que ecsiste sólo á dos leguas de nuestra villa de Monda, que es la verdadera Munda..? Tal coincidencia era como imposible para un ejército que se supone junto á Córdoba y que despues de tan célebre jornada, se ocupó en rendir á Munda, en tributar honores fúnebres y en perseguir los fugitivos en direcciones tan opuestas, cuando hallándose en nuestra Mon-da la sencillez de las operaciones se confor-ma con la historia. El sabio que yo respe-to, y al que opongo en este escrito tan ro-busto raciocinio, hubiera opinado de otro modo si á sus vastos conocimientos hubiera unido los viages tan necesarios al que ilustra la antigüedad de nuestros pueblos; observa-cion que comprende á todo aquel que inves-tigue las clásicas ruinas de España sin ro-dearse de su polvo cualesquiera que sean su genio y su literario renombre. Continuará. (1) Hace que Lauro sea Alora, en la página 2o5 de su diccionario geografico, lo que apoya mis asertos. HISTORIA DE MALAGA CONTINUACION. EDIFICIOS PUBLICOS DE MALAGA. Edificios. Años. Arquitectos. Fundadores. Casas capitulares (1) 1705.. Se ignora.. La ciudad. Fábrica del Muelle... (2) 1588..... Don Fabio Bursoto. Idem. (1) En la mezquita menor se tuvo el primer cabildo que celebró la ciudad por los años de 1489. Despues se trasladaron á la casa de San Sebastian inmediata a la plaza de las cuatro Calles, hoy de la Constitucion en 1493; pero fueron demolidas por su mucha estrechez en 1636, principiándose las que ahora vemos que fueron concluidas en 1652. Amenazando ruina la fachada del edificio se renovó en 17o5, construyéndose su actual sa-la capitular con las piezas de cantería del puente derribado de la Puerta Nueva. (2) La primera idea de esta magnifica obra se debió al Marques de Mondejar en 1535. Veinte años despues ofreció la ciudad mil ducados de sus propios para emprenderla, y por real provision de don Felipe II de 19 de setiembre de 1586, y otra de 8 de mayo de 1587, se dió principio á su construccion con 20D ducados anua-les; a saber: 10D del tesoro del Rey, 6D de los arbitrios de la ciudad, y 4D de los 44 pueblos de la costa. Estragéronse los materiales de las canteras Torrera y Leonera, y se echó la primera piedra en el ángulo que está enfrente de la Puerta de Velez. Suspendióse la obra á las 53o varas antes de llegar al sitio que ahora ocupa la capilla de Nuestra. Señora. de la Concepcion de Puerto Salvo que se edificó con posterioridad en 1593, dotado competentemente por doña Cristina Aldrete y por su hijo don Antonio de Vera. La falta de recursos suspendió la con-tinuacion del Muelle-Viejo hasta 1719, pero aumentados los arbitrios bajo la direccion de don Domingo Gimenez terminóse su construccion en 1786, contándose en toda su prolongación 1o65 varas del marco de Burgos, 38 co-lumnas para sugetar los buques, y 45 argollones de hierro y bronce para sus amarras. El muelle nuevo que se considera en toda la prolongacion de la Cortina del Muelle hasta la casa de Sanidad fue principiado en 1642 por el corregidor don Pedro de Taxis, haciéndose una especie de parapeto contiguo al Torreon del Obispo: si-guió la obra en 1723 dirigida por los arquitectos don Bartolomé Turrut y don Jorge Propiero Berbon, dete-niéndose tambien en 178o. Don Joaquin Villanoba la continuó dándole 2oo varas mas de largo; y en 1785 se construyó el desembarcadero que en los principios de este siglo se ha terminado totalmente. 295 Casa de remonta. . . .(1) 1791... Se ignora.. El rey Don Carlos IV Aduana Nueva. . . . . .(2) 1788 (Don Pedro de Orte-ga y Monroy, di-rector) Idem. Teatro. . . . . . . . . . . .(3) 1788 Don. Vicente Mazoneschi.. Don. José San-Millan Obras de Guadalmedina. . . . .(4) 1806... Los de la ciudad. . . Don. Teodoro Reding. Linterna del Muelle. . . . . . (5) 1816... Don. Joaquin Maria Pery. Obras del Puerto. Cementerio..... (6) 1830... Don.Cirilo Salinas. Don. José Manso .. Entre todos los monumentos que contienen estos apuntes históricos sobresale la catedral como uno de los mas soberbios templos de la Europa por la riqueza de sus mármoles y gi-gantesca arquitectura: los hombres inteligentes critican en su esterior, con cierto género de disgusto, esa mezcla tan bizarra del estilo ro-mano-gótico aun cuando queden satisfechos de su regularidad interna que seria mas admira-ble sin el estorvo del coro que corta todo su efecto. Su principal arquitecto el célebre Die-go de Siloe, magnífico en sus concepciones, gustaba en todas sus obras de esos []undos detalles que caracterizan á los godos, y que aun son mas de admirar en la elocueacia de sus templos, allí donde el genio del hombre ha escrito toda una época y aun los secretos del alma con arcadas casi ar[]s, con agujas colo-sales, con apiñadas trasparencias y con grotes-tas figuras. Dice don Antonio Ponz que con otros des-propósitos aunque en escala inferior se han revestido las paredes de la parroquia de los Martires; y en verdad que dice bien, porque tantas ojarascas y tan abundantes relumbro-nas nos impiden observar sus regulares escul-turas y la pulidez de sus màrmoles. La parro-quia de san Juan ha competido con esta; pe-ro su atrevida torre apoyada sobre un pórti-co merece especial mencion y que la observen los curiosos. La iglesia de las Agustinas, dirijida por el racionero Cano ostenta una buena forma, sin embargo de su retablo que se considera de muy mal gusto; siendo las fábricas mejores que tenemos de aquitectura [sic], segun opinion de Ponz, las iglesias de Recoletas, san Julian y San-telmo. Si ecsaminamos las pinturas que en otro tiempo poseimos y conservamos al presente, hallaremos en la Catedral el cuadro de la En-carnacion de Arbacia que costó 3D ducados, siendo de la misma mano aun cuando no se concluyeron las pinturas que observamos en-tre los intercolumnios de la capilla mayor. En el retablo de la Concepcion, que es de malísi-ma talla, hay un buen cuadro de Mateo Ce-rezo que representa este misterio. En la capi- (1) Se construyó para fomento de la cria caballar, fue despues cuartel de confinados, y actualmente es matadero. (2) Se trazó su plan en la academia de San Fernando en 17[8]9, y para fijar su area fue preciso demo-ler las murallas y torreones de la Alcazaba, comprendiendo la totalidad de su planta 576oo pies cuadrados; es un famoso edificio el segundo de esta ciudad despues de la catedral. Se cubrieron sus techos en estos últimos años por influjo de ciertas personas celosas de su conservacion, y á espensas de una moderada suma. (3) Don José de San-Millan impulsó la construccion del pequeño teatro que tiene nuestra ciudad no sin graves inconvenientes y frecuentes reclamaciones que aun no se hallan estinguidas. Resarciéronse á los propie-tarios de las casas que fueron demolidas con localidades en él, las que al adjudicarse al señor Milla como re-presentante de mayor crédito, han quedado de hecho refundidas en el actual propietario. Su esterior es reduci-do, su foro limitadisimo, y escasa su capacidad para un pueblo de primer orden (4) A principios de este siglo el aspecto público de Málaga ofrecia pocas ventajas en ciertos parages de sus calles. Por la de la Victoria venía una zanja abierta que recogia las vertientes y derramenes de los cerros inme-diatos que desembocando en la plaza de la Merced, seguia por calle de Alamos á buscar Carreteria para des-aguar en Guadalmedina. En la esquina de la Puerta Nueva habia un puentecillo que cortaba dicha zanja, faci-litando el paso de la calle. Luego que el malogrado general don Teodoro de Reding, se encargó del mando de esta plaza construyó las madres viejas que principian en la calle de la Victoria y concluyen en el mar: derri-bo el arco que apoyaba todavia al estremo de la misma, levantó los dos pasillos, cercó de doble barrera Ios margenes de dicho rio, abrió el paseo de la Alameda, decorándolo con la magnifica fuente que antes estuvo en la plaza, y completó el bello estado que ahora tiene nuestro pueblo. Las circunstancias políticas en que se vió envuelta la España á principios de 18o8 y la noble decision de tan ilustre estrangero por la causa de la in-dependencia, le aparto de nuestros muros para derramar toda su sangre en la lucha estraordinaria que fue asom-bro de la Europa. Asegúrase que proyectaba continuar la calle de la Victoria hasta dar vista á nuestro mar. (5) Tiene 43 varas de altura y 21 reberberos de plata que hizo don José María. Su relox fué cons-truido por don Nicolas Lopez. Distinguese su luz á 7 leguas, y se costeó á espensas de las obras del puerto. (6) Debese su construccion á don José Manso, gobernador militar de esta plaza, y á los ausilios de la bolsa de quiebras que suministró la ciudad. 296 lla del Rosario, hay otro de Alonso Cano que espresa á Nuestra Señora en la gloria. En la que se llama de los Reyes se ve una imagen de la Virgen que dejaron SuS. AAltezas. y que dice la tradiccion llevaban en sus espediciones mi-litares. Don Juan Niño de Guevara pintó un san Juan de Dios y un san Francisco Xavier en las paredes de la capilla del santo Cristo que se tiene por de gran mérito, lo mismo que las que representa la Asuncion y Ascension de la Virgen en la capilla de santa Bárbara. Cuando entramos en esta basilica por la puerta de las Cadenas, hallamos á mano iz-quierda un precioso retablo pintado por Jaco-bo Palma que representa en sus varios com-partimientos á santa Catalina á la Magdale-na, á san Sebastian, á san Bartolome y á la Adoracion de los Reyes, que se tienen por es-celentes. El convite de Jesucristo en casa del Fariseo; que pintó el capitan flamenco don Miguel Manrique célebre discipulo de Rubens se encuentra en una de las capillas de la nave de la izquierda. Contiene muchas figuras, y se ve á la Magdalena ungiendo los pies del Señor que al quererla retocar se le ha quitado su hermosura en la perfecta armonia con que la concibió su autor (1). Estuvo antes colocada en el refectorio de la Victoria y se considera de un mérito superior. Si unimos á esta rese-ña un cuadro pequeño de Morales, justamente llamado el divino porque su pincel sublime solo pintó objetos místicos, que representa á la Virgen con el cadaver de Jesucristo en sus brazos y dos cuadros de Luqueto que recien-temente se han colocado tras del coro, habre-mos indicado lo mas bello y escogido de las pinturas de este templo. La Concepcion de Alonso Cano, santa Ana, la Virgen y el Niño, dando una correa á san Agustin, ambos del pintor Manrique, que es-taba en san Agustin: santa Rosalia y santo To-mas de Villanueva de Niño, y el cuadro de la Concepcion del racionero Cano, que tenian las monjas Agustinas: santa Teresa, san Fran-cisco de Paula, san Jose y san Juan en el de-sierto de Niño en las monjas del Cister: los desposorios de la Virgen de Manrique que al-gunos creen de Rubens por la fuerza de imita-cion de su estilo, que contiene san Julian; y el célebre cuadro de don Joaquin de Inza, pintor de cámara de nuestros príncipes que representa á la ciudad en una fina alegoria, y con sus mas ilustres hijos dando gracias á Car-los III por la creacion del Monte-Pio de socor-ros para cosecheros del obispado (2) comple- (1) Aludo a la simétrica transposicion de su cabe-llo para cubrir su desnudez. tan la sucinta revista de nuestro museo de pin-turas, en parte menoscabado por la impericia de algunos que no meditaron que estos lienzos perderian todo su brillo con el polvo de los almacenes. Por lo que respecta á esculturas solo po-demos indicar los bajos relieves del sepulcro de alabastro del prelado don Bernardo de Man-rique que se consideran de algun mérito, la es-tatua de don Jose de Molina de un parecido sorprendente que está de rodillas sobre su tum-ba, un santo cristo hecho de marfil de hipopota-mo de perfecta ejecucion que está en el altar ma-yor y que fue regalo especial de la reina doña Bárbara, muger del señor don Fernando VI, y la silleria del coro de la catedral construida por el célebre Pedro de Mena en competencia con el italiano Jose Michael. Ya es tiempo de volver á atar el inter-rumpido hilo de los sucesos políticos de la his-toria de esta ciudad con posterioridad á su con-quista, del que antes nos apartamos para ha-cer la descricion de sus varios monumentos en cierta especie de indice que los presenta al lec-tor con mayor facilidad, y aceso como convie-ne á una revista doméstica en que las institu-ciones de nuestros abuelos hallan un lugar de-bido y digna memoracion, interpolando en mis apuntes la biografia de nuestros obispos como un justo testimonio de la gratitud que inspiran por sus obras de caridad y por los demas deste-llos de su esquisita munificencia. Tales hechos y virtudes traspasados al dominio de la historia son eternas luminarias que ni eclipsan la detrac-cion ni son bastantes á apagar la malevolen-cia humana sobre todo en nuestra edad en que juzgamos por pasiones y decidimos sin lógica con harta y triste frecuencia. Continuará. (2) Cárlos III en toda su magestad, tiene á Mála-ga a su izquierda representada por una ninfa en cuyo regazo vierte su cornucopia la abundancia llena de los ricos frutos de este suelo: un grupo de estos habi-tantes son presentados al rey por don José y don Mi-guel de Galvez que llenos de júbilo y respeto le espre-san su gratitud. Vense en los últimos términos los campos y el puerto de la ciudad. EDITOR, J. DE MEDINA. IMPRENTA DEL COMERCIO.

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