CODEMA19-LACAR-186162-7

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ResumenNúmero 17 de "La Caridad. Semanario de ciencias, literatura, teatros, costumbres y modas"
ArchivoHemeroteca Municipal de Madrid
TypologyOtros
Fecha27/04/1862
LugarMálaga
ProvinciaMálaga
PaísEspaña

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[margen superior: NUMERO 17. DOMINGO 27 DE ABRIL. - 1862. AÑO II.] LA CARIDAD. SEMANARIO DE CIENCIAS, LITERATURA, TEATROS, COSTUMBRES Y MODAS. Los productos líquidos de este Semanario se entregarán al Excelentísimo é Ilustrísimo Señor Obispo de la Diócesis para su distribucion entre los Establecimientos de Beneficencia de esta capital. SUMARIO. Organizacion de las Cajas de Ahorros, por Don Juan Nepomuceno Blasco. Poesia italiana de Domenico D. Giovanni. Soneto, por L. de I. El peseador, poesia por J. B. y C. A mi corazon, composicion poética por M. Solu- cion á la charada inserta en el número anterior. Charada. Aviso de nuevos colaboradores. IV. () ORGANIZACION DE LOS MONTES DE PIEDAD. Conocemos la teoría de los Montes de Piedad y el verdadero espíritu que presidiera á su creación. Este se halla plenamente consignado en el artículo 13, titulo 3.° de las ordenanzas que rigen al de Madrid y que fueron aprobadas por Real órden de 23 de Noviembre de 1844: oposicion á los préstamos usurarios, regularizacion de las operaciones sobre prendas y moderacion en el interés del dinero para socorro de los necesitados y alimento de la industria. Y si bien es cierto que el proyectado por nuestra Sociedad Económica de Amigos del Pais, como de carácter extraoficial, aunque intervenido inmedia- tamente por la Autoridad, no tiene los mismos po- derosos medios de accion que el que se considera como una dependencia del Estado para inquirir los abusos que se cometen en los establecimientos privados dedicados á tales préstamos, y entablar el oportuno recurso, reclamando el cumplimiento de las disposi- ciones de policia y buen gobierno dictadas sobre el particular, puede y debe sin embargo ejercer una influencia saludable para que se llene eficazmente la primera y esencialísima parte de su interesante objeto, correspondiendo á las demás con el buen método y acertadas disposiciones prefijadas en los Estatutos, cuyos principales artículos vamos á dar á conocer con la posible brevedad. [margen inferior: () Veánse los números 12, 13, 14 y 16.] Unido intimamente á la Caja de Ahorros, con la cual ha de formar un solo é indisoluble estable- cimiento, el capital creado por la Sociedad anó- nima ha de ser aplicable á las comunes necesida- des, siéndolo del mismo modo todas las disposicio- nes generales conducentes á su instalación, marcha sucesiva y completo desenvolvimiento. Sin embar- go, atendiendo á la diversidad de trabajos que de- manda cada ramo en particular, en razón á su diferente objeto de admitir depósitos y hacer prés- tamos, la asociacion creadora, que ha de dirigirlos y patrocinarlos, se dividirá en dos secciones, la primera llamada Caja de Ahorros y la segunda Mon- te de Piedad, rigiéndose cada una de ellas por sus reglamentos respectivos, en los cuales habrá de disponerse la materialidad de las operaciones, para que estas sean conducidas con rapidez, buen - todo y conveniente sigilo. El Monte de Piedad de Málaga hará préstamos desde el mínimum de cuatro reales en adelante, los cuales han de ser garantidos con el depósito de alhajas, prendas ú otros efectos, que no sean se- movientes, ni fácilmente perecederos, cobrando por ellos un interés de medio por ciento mensual. Tratándose de un establecimiento de índole pu- ramente benéfica, es evidente que solo podrá ser mercantil para poder ser mas misericordioso, y no vice-versa. Por ello, únicamente en el caso de abun- dar con exeso los fondos en metálico, hará presta- mos crecidos, siendo lo corriente que estos no pasen de cantidades módicas y las absolutamente necesa- rias para cubrir las atenciones del momento, ha- ciéndolos así estensivos al mayor número de nece- sitados. Pluguiera al cielo que los genios bienhe- chores que han proyectado y deben llevar á cabo con el auxilio de limitados recursos la creacion de una modesta Caja de Ahorros y de un compasivo Monte de Piedad, viesen algun dia coronada su obra con los mas brillantes resultados, dando ocasion para que se levantase al lado de aquellos otro es- tablecimiento de dimensiones colosales capaz de cubrirlos con su refrigerante sombra, haciéndolos capaces de mas altas tendencias. Hablamos de los Bancos de Prevision, tales como el fundado en Pa- ris por Míster Bailleul y Darru, y cuyos estatutos de- bidos al claro talento de Augusto Desrez, dilatan el alma con una dulce espansion, siendo el com- pendio de su brillante apología estas palabras que usurpamos al mismo Desrez: «he aquí la verdadera piedra filosofal, que cambia el plomo en oro, que perpetúa la felicidad de las familias. Prudente y natural es que el Monte, para ase- gurarse de la legítima procedencia de las prendas que han de garantizar el puntual pago de sus ero- gaciones, adopte todas las medidas conducentes al efecto; pero preciso es tambien que el procedimien- to que establezca para ello, sea el mas fácil y sen- cillo. No debe olvidarse que algunos de los agra- ciados lian de hacer un misterio de la revelacion de su verdadero nombre; que otros, impulsados por una necesidad apremiante en momentos críticos, no pueden esperar hasta despues el auxilio de ac- tualidad; que los mas se abstendrian de implorar este, si para impetrarlo tuviesen que vencer difi- cultades de ritualidad repugnantes á su delicadeza y contrarias al amor propio, nunca mas suscepti- ble que cuando se alberga en corazones nobles la- cerados por la desgracia. Todas las disposiciones encaminadas á conciliar los varios estremos que puedan ocurrir en este particular, han de ser objeto de un reglamento que las determine con fijeza y precision: las adoptadas para los casos generales en el Monte de Madrid, nos parecen dignas de atencion por su sencillez y por lo tanto muy recomendables. Hay en el establecimiento á las órdenes de la Jun- ta Directiva dos tasadores, el uno de alhajas y el otro de prendas, los cuales graduan desde luego su valor respectivo, y verificado esto, pasa el empeñante á la contaduria á dejar su nombre y señas y reci- bir una papeleta espresiva de los efectos y valor por que quedan empeñados, y desde allí-í á la teso- rería, donde recibe la cantidad correspondiente. Las prendas quedan custodiadas con todo esmero y llegado el caso del desempoño, se devuelven con las mismas formalidades. Los préstamos sobre alhajas y ropas se harán á lo sumo por tiempo de doce meses, dentro de los cuales podrán los interesados acudir, cuando bien les viniere, á desempeñar sus efectos, abonando los intereses caidos hasta la fecha. Respecto de las prendas de oro, plata y piedras preciosas podrá prorogarse el empeño por un segundo año, me- diante el pago de los intereseses vencidos el dia que se efectue la proroga. El Monte estará abierto, tanto para el recibo como para la redencion de prendas, al menos tres dias de la semana, fijándose estos por el reglamen- to interior y dándolos á conocer al público. Es de esperar que emprendido el curso de las operacio- nes en uno y otro sentido, acredite la experiencia ser necesario ampliar mas y mas el número de dias hasta hacerlo indefinido, esceptuando únicamente aquellos en que se celebren subastas y Juntas ge- nerales y en los de las grandes solemnidades. Así se verificó en el de Granada, fundado en 1740 por el presbítero Don Isidro Sanchez Gimenez, bajo la advocacion de Santa Rita de Casia (quizás recor- dando ser la abogada de los que parecen imposibles), con el insignificante Capital de 16.000 reales proce- dentes de una donacion del mismo fundador y de otros tres sugetos que se le asociaron: fué tal la multitud de personas que acudieron á él que hubo año, de los primeros, en que pasaron de 50.000 los socorridos, no siendo ya los domingos y dias fe- riados los que solo se ocupaban, sino contínua- mente, de dia y hasta de noche. Juan Nepomuceno Blasco. (Continuará.) POESIA ITALIANA de Domenico di Giovanni, conocido por el Burchiello, Barbero y Poeta satírico y festivo del siglo XV. Traduccion. SONETO. Si los bienes se hubiesen repartido De un modo á los talentos adecuado, Sin barbas andaria algun barbado, Y el que desnudo , fuera vestido. El pobre no seria escarnecido Del poderoso estúpido y osado, Y, como en Roma un tiempo, el ser honrado Seria á todo el oro preferido. En las demas esferas se veria Que quien como un Metelo resplandece, Fuera, tal vez, portero de un convento; Y el que de ricos paños se atavia Y entre bellos adornos aparece Con jerga se daria por contento. L. de I. Cádiz. PESCADOR. Del horizonte en el limite tras una empinada cumbre el sol su radiante lumbre acababa de ocultar. Se oyen quiera los cánticos que al cielo eleva natura, mientras que paz y ventura busca el labriego en su hogar. Halagada por el céfiro, erguida su dulce frente, la flor perfuma el ambiente con su balsámico olor, en tanto que vierte plácido, de la noche mensagero, algun hermoso lucero su vacilante fulgor. El espirante crepúsculo con su luz incierta baña una pagiza cabaña en la ribera del mar amarrada se prócsima endeble, frágil barquilla que las olas á la orilla humildes van á besar. Un lozano árbol espléndido tiende sus ramas tranquilo sobre aquel modesto asilo de la dicha y la honradez, como el anciano que, trémulo, por los años encorvado, apoya asaz confiado sobre un hijo su vegez. Una muger bella y cándida cual vírgen que el alma sueña, sentada está en una peña venturosa con su amor, y á un hombre de bucles de ébano que á sus pies la frente inclina, con su mano alabastrina limpia del rostro el sudor. De ellos cerca bulle tímido un niño puro y hermoso, que es el astro venturoso que ilumina aquel hogar, tan risueño como el júbilo que en torno á sus padres vuela, tan blanco como la estela que deja el buque en el mar. Aquel albergue tan pródigo en felicidad riente es la morada indigente de un humilde pescador, que lejos del mundo frívolo entre sus blancas paredes, son su esperanza las redes, su ventura es el amor. Cuando el alba brilla lánguida y el limpio cielo arrebola y las nubes tornasola con su lumbre celestial, lanza el pescador intrépido la débil barca á la orilla y cruza con frágil quilla el transparente cristal. Y vagando del Occéano en la estension muda y fria, dulces suspiros envia con su amante corazon, á aquella muger angélica, á la beldad hechicera que le aguarda en la ribera con viva, tierna emocion. Y cuando á su ocaso, pálido el sol inclina la frente, y con su luz fulgente otro mundo á enrogecer, el pescador deja el piélago y en la playa entre las flores encuentra un lecho de amores ornado por el placer. ¡Oh! cuanto la vida es plácida cuando entre gozo y delicias transcurre y entre caricias nuestra bella juventud cuando al través el terrífico hondo mar de las pasiones, lleva nuestros corazones á la dicha la virtud. J. B. C. Málaga. Se nos remite la siguiente poesia que insertamos con gusto. A MI CORAZON. Corazon enamorado, Que el dulce tiempo pasado Hoy lloras de Leila ausente, Comparándolo al presente Y al porvenir ignorado. Deten el raudal copioso De lágrimas cristalinas, Que viertes cabe el undoso Genil, que riega espumoso A Loja, flor entre espinas. Pensando en el bien que adoras, Miras pasar tristemente A las aguas bullidoras, Ansiando fueran las horas Rápidas cual la corriente. Y no sabes, corazon, Que ese agua perdida A la mar en conclusion, De nuestra efimera vida Retratando la ilusion. Fiel imágen de los dias Sus ondas, corren serenas A veces y otras sombrias, Como van las alegrias Confundidas con las penas. Corazon, pues sin pensar Ves deslizarse el vivir, Es en vano el desear Las horas que han de venir, Y como el agua pasar. M Solucion á la charada del número anterior. La echaba de cazador un hombre que yo conozco y eso que en toda su vida no mató mas que un Palomo. CHARADA. Prima y segunda quiero de la muger: ella forma mi encanto forma mi bien. Cuando tengo en el pecho dolores, hiel, si la miro y es bella cambia mi ser. Tercia es planta; la buscan y agrada á porque vale muy poco y engruesa bien. mi todo las flores minando cruel, es un vicho que nunca devoraré aunque suelen decirme lo ménos cien: «Si prefiere usted gloria, cómalo usted.» Sabino Polvorin. Málaga. NUEVOS COLABORADORES. Tenemos el placer de contar como tales á la Señora Da Faustina Saez de Melgar, y á los Señores, Don Pe- dro Manuel de Moroy y Don Francisco Muñoz y Ruiz, en Madrid, y al Señor Don Domingo Caprile redactor del Semanario El Amigo que se publica en Génova. Editor responsable, Don Rafael Martos. MÁLAGA. - Imprenta de Don Francisco Gil de Montes, Calle de Cinteria, número 3.

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