CODEMA_19-PRE-EG-454 CODEMA 19-PRE-EG-454 Título CODEMA 19-PRE-EG-454 Tipo textual Resumen Número 10 de la segunda serie de "El Guadalhorce" que incluye "Astronomía. La Luna", un romance, la continuación de "Noticias de la China" e "Historia natural. Las focas".
Archivo Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España
Typology Otros Fecha 1840/06/07 Lugar Málaga Provincia Málaga País España Note Imágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=4576dc0f-1154-43e1-8f9f-5f543b8c007a Transcriptor Iván Muñoz Muñoz y Estrella García Muñoz
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El Guadalhorce .
PERIODICO SEMANAL
DE CIENCIAS , LITERATURA Y BELLAS ARTES .
Segunda Serie . DOMINGO 7 DE JUNIO DE 1840 . Tom o . 1.º = Numer o 10.º
ASTRONOMIA .
LA LUNA
I. ( 1 )
Esa reina de la noche , que iluminan-
do el firmamento , fué señ[a]lada por Dios pa-
ra ser la antorcha de la tierra , es un miste-
rioso mundo que desdeñamos estudiar por
la costumbre que tenemos en atravesar la
vida con glacial indiferencia . Su historia es
de las mas peregrinas entre las noticias de
los hombres , y el conjunto de sus maravi-
llas es la inspiracion de mi mente . ¿ Quién
será el que no palpite con indefinible me-
lancolia , contemplando el astro hermoso des-
de el campo de la patria , desde la inmensi-
dad de los mares ó por entre los tejos del
sepulcro ? ¿ Quién no enjugará una lágrima ,
vertida por el placer , y producida por la
virtud ante los hermosos ojos y la sonrisa
inefable del objeto de nuestra ternura , si la
blanda luz del planeta la inuunda [ sic ] con sus
trémulos hilos de oro al acento del ruise-
ñor ... . . de ese cantor de las florestas , vani-
doso con su nido ? ... . . ¿ y qué filósofo , en
fin , si vaga por las ruinas , mudos fracmen-
tos del orgullo , y tambien perecederos , no
siente la divinidad y la magestad del Eter-
no , en la placidez de la Luna , cuando re-
fleja su pálida diafanidad sobre los colosos
( 1 ) La gravedad del asunto y los límites
del Guadalhorce me obligan á dividir en dos
cuadros la filosofia de mi pensamiento .
de Menfis , sobre las cúpulas de Roma , so-
bre la entreabierta nube , que ha rasgado la
tormenta , sobre las almenas góticas , sobre
los campos de sangre , que al grito de ho-
nor falaz diezma las generaciones , sobre
la crápula y festines y sobre la choza del
mendigo ! ! A la verdad que el cuadro es gran-
de si mi pintura le realzara , y si mi propia
fantasía Iuciese con su magnificencia !
Este planeta secundario , satélite de
nuestro globo , que gravita hácia la tierra ,
y que llena con sus resplandores , en el ra-
dio que la separa , mas de 90000 leguas ( 1 )
es cuatro veces menor que la superficie que
habitamos . De aqui nos parece grande por-
que le vemos 340 veces mas inmediato
que el sol . Sus doce revoluciones de oc-
cidente á oriente , siempre en torno de la
tierra , en el entretanto que está hace sola-
mente una , se llaman meses periódicos , y
comprende cada una 27 dias y ocho ho-
ras , porque el retorno de sus conjunciones
ó mes lunar ó sinodico se verifica cada
29 dias 12 horas y 44 minutos ; y la suma
de 12 meses sinodicos forma el año lunar ,
unos once dias mas corto que el año solar .
Iluminándola el sol por el único hemisfe-
rio que presenta , y no teniendo el movimien-
to de rotacion de la tierra , son de una per-
fecta igualdad sus dias y noches ; pero los
días de la Luna valen tanto como 14 dias ,
18 horas , y 24 minutos de la tierra . El se-
micirculo imperceptible , que , á semejanza
( 1 ) 97440 leguas segun Monsieu r . Deleuze .
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de la creciente de oro del estandarte de Ma-
homa , se llama la luna nueva , y que se acre-
cienta gradualmente hasta tocar al plenilu-
nio , á medida que el planeta se aleja y se
opone al sol , muda sus cuernos á occidente
cuando principia á menguar . Apenas ha
descendido el sol , imperceptible átomo de
otros soles , en la inmensidad del espacio ,
por los reducidos límites de nuestro invisi-
ble horizonte asciende la Luna llena con ma-
gestad y lentitud sobre nuestro suelo opaco ;
y si hubo un observador que la estudiase
cuidadoso en la época de su cresciente , mi-
raria con cierto asombro que una parte de
aquel astro tenia una luz menos brillante
que la visible en la tierra ; fenómeno que
se produce , porque entonces la parte mas
luminosa de nuestro mundo está vuelta há-
cia la Luna y lleva á su opacidad cierta can-
tidad de luz que se refleja de nuevo , que
nos devuelve cariñosa , y que se va debili-
tando segun que se acerca á sus cuadrantes .
Algunas esplicaciones aclararán estas
doctrinas : la conjuncion de la Luna con el
sol se verifica cuando se halla entre este
gran luminar y la tierra : entonces es luna
nueva ; pero está en oposicion , cuando la
tierra se interpone entre el sol y la Luna :
entonces es luna llena . Obsérvese , sin em-
bargo , que estas dos faces ( 1 ) del plane-
ta , ni son estacionarias ni directas en un
sentido rigoroso , porque , si se concibiera
una cuerda que pudiese atravesar los ejes
de los tres planetas , habría en el primer
caso un eclipse de luna , y otro de sol en el
segundo para los que moramos en la tierra .
Cada 19 años está la tierra en conjuncion ,
en oposicion ó en cuadratura por una ley
matemática , y aqui la ciencia del astróno-
mo , que el vulgo apenas concibe , es la cien-
cia de los números . Este es el ciclo lunar .
Como la figura del planeta es una mis-
ma á nuestros ojos , si hubiese en ella esos
seres que Fontenelle imaginaba , ( 2 ) la mi-
tad de sus vivientes jamas verían nuestra
( 1 ) Llamanse fasces las diferentes grada-
ciones de la luz solar en la luna .
( 2 ) Vease la Pluralidad de mundos de es-
te autor .
tierra , á menos que un nuevo Gama , tan
osado como Cook y como Colon constante ,
nacido en ese hemisferio que ven las estre-
llas fijas , que inunda el sol á su vez , y que
no vemos nosotros , no diese la vuelta á la
Luna , como la dieron al mundo esos náuticos
famosos ; y entonces , ¡ oh , que espectáculo
detendria á nuestro viagero ! ... Vería un glo-
bo luminoso cuatro veces mayor que el sol ,
siendo luna de la luna ! ! y si el viagero era
poeta , si tenía nuestras miserias , ó nuestro
elevado espíritu , haría tambien la apoteo-
sis de la reina de la noche , crearía otra nue-
va Diana de dimensiones gigantescas , y es-
tasiado con la luz que reflejaba nuestro glo-
bo ¿ como pudiera pensar que otro habitan-
te como él , que la fama llamó Herschel , lle-
no de un grande aparato se afanaba en dis-
tinguirle con unos frágiles lentes á distancias
infinitas ? ...
Como en la Luna no hay crepúsculos el
observador de allí no vería la luz del sol
sino á su nacer hermoso : cesaría de contem-
plarla en el momento en que se pone . ¿ Ha-
brá alguno de nosotros que no haya visto
nuestros montes dorados en sus altas cimas
con los rayos postrimeros del sol , cayendo en
el occidente , cuando ya no iluminaba al ha-
bitante de la llanura ? Sin embargo las sua-
ves luces del crepúsculo y las nubes encen-
didas , prismas dulces de la tarde , nos acos-
tumbran á su ausencia ; pero el morador de
la Luna jamas ha podido gozar este sublime
espectáculo ni estas gratas transiciones , que
el Creador ha establecido antes que nacie-
ra el hombre . Cuando los montes de la Luna
se inundan de luz solar , como notamos fa-
cilmente , ayudados del telescopio , al pie de
la misma montaña ecsiste una noche densa ,
que son esas negras sombras que observamos
admirados . Lo diré con mas vehemencia : si
hay quien habite la Luna , quien discurra por
sus valles , verá levantarse el sol ; sus manos
serán heridas de sus rayos ; pero pisará en
la noche , á la manera de la luz que penetra
en nuestros cuartos , que ilumina sus paredes
y que deja en tinieblas los rincones donde
no alcanza .
Tampoco el dia se difunde sobre la su -
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perficie de la Luna con igual velocidad que
sobre la superficie de la tierra . Cuando aquí
el sol aparece , podemos asegurar que antes
de 15 minutos habrá estendido su luz so-
bre una zona de 50 leguas ; pero en las la-
titudes equivalentes de la Luna el espacio
que recorre el astro durante este mismo in-
térvalo no pasa de un cuarto de legua . Así ,
pues , si hay allí moradores , como parece ve-
rosimil , y de que me ocuparé muy luego , y
temen la mutacion dura de entrar en una no-
che helada por dejar un sol vivífico , halla-
rian modo de evitarlo , caminando al occi-
dente . Marchando á legua por hora , irían
anunciando la noche como esas aves agore-
ras que cruzan nuestro crepúsculo .
Pero la noche de la Luna es sumamente
desigual en la redondez del planeta . Los ha-
bitantes antípodas del hemiferio que siem-
pre vemos , serán mucho mas infelices , que
sus hermanos de aqüende . Sumergidos en
una noche densísima , no tienen otros lu-
minares que los débiles reflejos de las estre-
llas remotas , en tanto que los que miran el as-
pecto de la tierra , se ven completamente
iluminados por una magnífica Luna , aunque
con las mismas fasces que la que nosotros
vemos . Empero es muy diferente en su ta-
maño y movimiento . La luna que ve la Lu-
na , está inmóvil en el vacío , porque nuestra
rotacion diurna apenas es perceptible á una
distancia tan inmensa . Es una lámpara eter-
na colgada por el Creador bajo la celeste bó-
veda ... ¡ Ah ! si pudiésemos mirarla sin so-
ñar como Ariosto , ó sin mentir cual Berge-
rac , nos parecería gigantesca ! ! ... ¡ Y esta
luna es nuestra tierra ! Si hay criaturas ra-
zonables en las soledades de la Luna , co-
mo aqui tenemos sabios sin haber abierto un
in-folio , que grandioso objeto para ellos de
investigacion curiosa ! Caravanas innumera-
bles vendrán de su opuesto hemisferio á
contemplar nuestro globo , género de pere-
grinacion que contiene menos leguas que la
visita de la Meca : apenas llegarían á 500 ! !
Y ¿ qué dirían , sus astrónomos al con-
templar la tierra-luna trece veces mayor que
su reducido globo , menos brillante que la
nuestra ; pero de una luz vivísima entre blan -
quecina y azulada ? Y si tienen instrumen-
tos que aprocsimen las distancias , notarán
que nuestro disco , aplastado hácia los polos ,
se mueve continuamente sobre dos ejes
siempre fijos . ¡ Qué relox tan admirable y
que sucesion de manchas de tibio color de
leche y ligeramente azules !
En el espacio de veinte y cuatro horas
nuestros grandes continentes , nuestras pe-
nínsulas famosas y nuestros vastos océanos
pasarían como en revista del filósofo luná-
tico . Ya vería una blanca zona al parecer
mas luminosa : es el continente africano ; es
el arenal de Sahara . Aquella otra mancha vi-
va que se sucede en su centro es todo el an-
tiguo mundo . Esa cinta que limita la opa-
cidad del océano , y que toca entrambos
polos , es la celebrada América ; y ese es-
cuerzo brillador que el observador distin-
gue es la apariencia de la Europa ... ! Duda-
rá como nosotros si tenemos habitantes ? ...
Le hará célebre su hipótesis ? ... Que nunca
baje á la tierra , si ha creido que son seres
perfectos estos seres sublunares ! !
Ildefonso Marzo .
ROMANCE .
I.
Entre claro y entre turbio ,
entre luna y entre sol ,
robando á la noche sombras
y al dia escaso fulgor ,
pardo , gris , entreverado
mostraba su indecision
el cielo que un hora antes
de puro azul se vistió .
Rojas tintas despedia ,
cual volcánica erupcion ,
la crespa sierra de Mijas ,
tapando celosa al sol ;
y hácia su frente abortaba
nubes de adusto negror
el horizonte , trocando
ora en luto su arrebol .
Cien naves empavesadas
se mezclan en confusion
del malacitano puerto
en el seno protector ;
y muy mas de cien hermosas ,
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honra de Málaga y pro ,
giran sobre el ancho muelle
en vistosa reunion ,
ó bien en grupos refluyen ,
rondas formando de amor ,
en la espaciosa alameda ,
ya de las gracias mansion .
Gigantes álamos verdes ,
velando alli en derredor ,
mecen sus frondosas ramas
del viento al soplo veloz ,
que , audaz por demas , descubre ,
á guísa de jugueton ,
graves secretos de estado
en las querellas de amor .
Albricias dan y reciben
los amantes del salon ,
y en pago de una sonrisa ,
media tinta del pudor ,
hay trovador que enagena
alma , vida y corazon .
Crúzanse en rápidos giros ,
cual celeste ecshalacion ,
vivas miradas de fuego
volcánico , abrasador ;
y hay ojos que arrojan rayos
y se parecen al sol ,
mas aun que en su hermosura ,
en que luz de todos son .
Crúzanse tambien adrede
en opuesta direccion
Gaiferos con Melisendra ,
Diana con su Endimion :
y mas que todos rendido
amartelado amador ,
tierno doncel codicioso
de su doncella va en pos .
De cuatro lustros escasos
da muestras el infanzon ,
que apenas estéril bozo ,
sus mejillas sombreó :
cuelgan sus largos cabellos
( del tiempo de Calderon )
dando recato á la oreja ,
en forma de caracol :
al jubon del maragato ,
su levita remedó
que tan escasa es de cuello
como pobre de faldon ;
y enorme palo de estuco
ó maza de gladiador
sostiene y juega en su mano ,
cual diestro tambor mayor .
La pudibunda doncella
que arrastra su corazon ,
lleva un aire , que pudiera
mas bien llamarse aquilon ,
segun desparrama el garbo
desde babor á estribor .
No es blanca ; pero es morena ,
que vale mas , vive Dios :
sus ojos son mas picantes
que granos de pimenton ;
negros , ardientes , castizos
de la patria de Almanzor :
sus pies se pierden de vista
segun de pequeños son :
sus blandas formas ostentan
simétrica profusion ,
y hay allí bajos relieves
que Venus misma envidió .
Entre la confusa turba
que hormiguea en el salon ,
se desliza esta hermosura
tipo del garbo español ;
y de entre sus labios rojos
simulada resbaló
misteriosa una palabra
que el galan tan solo oyó .
« A das doce , » murmuraba
este en apagada voz ,
y sus ojos se encendieron ,
y su pecho palpitó :
y á poco en distintos rumbos
se alejaron del salon
Gaiferos con Melisendra ,
Diana con su Endimion .
II .
Tiene Granada su Alhambra ,
que envidia del moro es :
su esbelta torre Sevilla
presenta con altivez :
tiene Cádiz sus bajeles ,
gótico alcazar Jaen ,
y Córdoba su mezquita ,
y su blasones Jeréz ;
mas ni Granada , ni Cádiz ,
ni Sevilla , ni Jaen ,
ni Córdoba la sultana ,
ni la nombrada Jeréz ,
valen tanto como Málaga
con su barrio del Perchel .
No hay soberbios minaretes ,
ni arcos ojivos en él ,
ni alcurnias de pergamino ,
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ni blasones de arambel ;
pero hay salero por junto ,
que dá del gusto la ley .
Intrincado laberinto ,
que es de corazones red ,
forman sus calles , torcidas
mas que la vara de un juez ;
y no es dado andar derecho
donde hay tanto torcer ,
que es el suelo de salitre
y cada paso un tras-piés .
Medrosa noche y oscura
cobija en su lobreguéz
amores de tapadillo
y finezas de alquiler :
y el solitario sereno ,
nacido para hacer bien ,
da el alerta á los amantes
y le recibe á su vez .
En senda capa embozado ,
oblicuando un calañés ,
y en apostura de jáque
sosteniendo la pared ,
vision ó duende nocturno
clavado en frente se vé
de una reja tan antigua
como el arca de Noé .
La tibia luz de una làmpara ,
que no lejos arde al pié
de una imágen de la vírgen
protectora del Perchel ,
alcanza apenas al bulto ,
que , de la noche á merced ,
espera desesperado
y dándose á Lucifer ,
porque las doce esta noche
vienen mas tarde que ayer .
— Buen sereno , vaya un puro :
¿ me querrá decir usté
si el relox aquesta noche
llega á las doce ? — Pardiez
que la pregunta es curiosa :
espere vuestra mercé
tres cuartos de hora , y oirá ...
— ¡ Santo Cristo , amparamé !
¡ Tres cuartos de hora y hace una
que estoy como Vsted . me vé .
Vaya otro puro : adelante
su relox por esta vez .
— Estimando , parroquiano —
Buenas noches . — Mande usté . —
Y á poco « las doce en punto »
gritó una voz de tonel .
Aun zumbaba en el espacio
el ex abrupto arancel ,
cuando abrir una ventana
tras de la reja se vé ,
y que con paso callado
el impaciente doncel
cruza la calle y se acerca
donde le espera su bien .
— Puntual estuviste , Enrique .
— Mas que lo piensas Ines ,
pues te hago la centinela
casi desde anochecer .
— ¿ Eso es amor ? — Es delirio ;
fuego que siento correr
por mis venas ; es locura ...
— Tanto me quieres , mi bien ?
— Si te digo que te quiero ,
Muy corto me quedarè :
te idolatro , dueño mio ,
que eres mi Dios y mi ley ... . .
Y asi , poco mas ó menos ,
con frases de este jaez
diluviaron las ternezas ;
fingiose luego desden ,
volviéronse á hacer las paces ,
tornáronse á deshacer ,
se proponen concordatos ,
pónese en ellos cercen ,
si eres falso , si tú ingrata ,
y en medio de este vaiven
pídese por últimatum
ósculo tierno de fé .
Niega el veto melindrosa ,
con tintas de rosicler ,
la desdeñosa doncella
celosa de su honradez .
— Ah ! si la importuna reja
no velara tu esquivez ,
yo venciera tus desdenes
en esos labios de miel . -
Y tal diciendo , ganoso
el tierno amador novel
de dar fin á tantas ansias ,
sin contar con el despues ,
la blonda cabeza ensarta
del duro hierro al través .
En esto una voz terrible ,
bronca , estentórea , cruel ,
voz de trueno que estremece ,
grita desde adentro : « Ines ! »
¡ Hija liviana , en tu amante
mi deshonra vengaré ! » —
Y horripilado y mohino
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el trovador del Perchel ,
prendido en la añosa reja ,
cual pajarillo en la red ,
jura , patea y se esfuerza
por salir del entremes ;
y apenas lograrlo pudo ,
y mas volar que correr ,
dejando allí las orejas
como prendas de su fe .
J. M. Bremon .
NOTICIAS DE LA CHINA .
CONTINUACION .
En la China son los padres árbitros de
la vida de su prole : si á las familias de es-
casos recursos les nacen muchas hembras ,
estas , ó son espuestas enmedio de las ca-
lles , ó en la corriente de los rios al modo
que lo fué Moisés , ó bien vendidas á perso-
nas , cuyo tráfico es el surtir los menciona-
dos botes , ó la fantasía de los magnates en
este género de mercancía ; para lo que co-
mo verdaderos adeptos , calculan , por los
lineamentos de estas tiernas víctimas desti-
nadas á la esclavitud y al vicio , si podrán
algun dia compensarles los gastos y cuidados
de muchos años . Decididos estos rufianes
por la afirmativa , las educan para el intento
enseñàndolas cuantas habilidades y arterías
las atraigan admiradores en lo sucesivo , y aun
les quiebran los pies para darlas el último
toque de perfeccion china , que es el de fin-
girlas de alto linage . Estando yo en Canton
en 1826 se descubrió por los mandarines
una compañía con ramificaciones estensas
por todo el Imperio , y que había acumu-
lado grandes riquezas en este comercio in-
fame : ademas del modo indicado , robaban ni-
ñas de mediana edad , y de cualquier familia ,
enviándolas de una á otras provincias , para
ocultar su manejo . Todos los socios de am-
bos secsos fueron aprehendidos , y senten-
ciados á perder todos sus bienes , á sufrir
el castigo del Congú ( 1 ) , á ser apaleados , y
desterrados á la Tartaría por toda su vida .
Volviendo á nuestro asunto : no se li -
( 1 ) Especie de pilori ambulante .
mita la politica China á impedir que los es-
trangeros comuniquen con muger indígena
ó forastera ; los chinos mismos no pueden
contraer alianzas , sino en su territorio : bien
es verdad , que no les es lícito salir de él :
porque si muchos millones de ellos pueblan
las islas de estos mares , y aun el continente
índico , eludieron la vigilancia del gobierno
en buques con pases costaneros , dejando á sus
mugeres , ( si las tenian ) y eligiendo otras nue-
vas en los paises á donde transmigraron ;
porque los chinos mal pudieran pasarlo sin
este artículo para ellos de necesidad y lujo .
Cuando regresan á su pais natal , dejan á
sus esposas é hijas ecsóticos , y tornan á la
primitiva querencia . No hay pues en la Chi-
na mas mugeres que las nativas .
Despues del asalto de la Factoria en
Cantón continuó la mala inteligencia entre
chinos é ingleses : el comercio sufrió mu-
chos quebrantos y paralizacion en los nego-
cios , hasta que los sobrecargos Miste res . P.
y B ... . cuya conducta fue desaprobada por
la direccion general de la compañia en
Londres , hicieron su dimision , y otros nue-
vos medio compusieron , aunque en falso
las goteras de aquella amistad forzada ; con
esto creyó el gobierno celestial había recu-
perado los grados de supremacía , que per-
dieron para con los ingleses en los años an-
teriores ; y el relevo de los sobrecargos le
confirmó en la idea de que era aun mas
temido en Europa por los soberanos mis-
mos , que en la China por los meros indivi-
duos subalternos , que de cuando en cuando
venían . Bajo esta idea ofreció en 1834
otra escena escandalosa , que tocaré aunque
ligeramente .
Continuará .
79
HISTORIA NATURAL .
Las Focas .
Bajo esta denominacion genérica se han
comprendido varios animales anfibios , de la
clase de los mamíferos , como son los leones ,
bueyes , bacas , carneros , elefantes de mar
&c . , segun la semejanza que se creia en-
contrar con los animales terrestres que lle-
van estos nombres .
Las focas son animales acuáticos , y no
se les encuentra sino en la mar , porque en
efecto no las hay verdaderamente fluviales ,
pues aunque á veces viven en las emboca-
duras de los grandes rios , solo salen á sus
orillas para descansar ó para dar de mamar
á sus hijuelos . Su forma es mas ó menos pro-
longada , como la de los acuáticos vertebra-
dos , y sus miembros dispuestos en forma de
ramas , son notablemente cortos : sus vérte-
bras son numerosas , y la sustancia que las
une es mas abundante que en las especies
terrestres , y presenta en cada cartílago in-
tervertebral una cabidad central llena de una
pulpa rojiza , lo que esplica su estraordina-
ria facilidad para los movimientos , que no
son tan estensos cuando se halla en tierra .
Unas caminan por contracciones y oscilacio-
nes de su cuerpo , aplicando sus miembros
anteriores á los flancos ó costados , y ser-
pentean , por decirlo así ; otras se sostienen
sobre sus patas , y á costa de penosos esfuer -
zos , que son esactamente semejantes á las
undulaciones de los gusanos , avanzan arras-
trando la parte posterior del cuerpo .
Las orejas , los dientes , la forma del crá-
neo , y por consiguiente la de todo su cuer-
po , varian mucho en las diversas especies
de focas , y estos elementos que pudieran
muy bien servir para su esacta clasificacion ,
se modifican por la edad á términos de no
poder distinguir el jóven del adulto en una
misma especie : seguramente esta es la causa
de las infinitas clasificaciones que de las fo-
cas se han hecho , confundiéndolas en grupos
de los cuales solo presentamos á nuestros lec-
tores la foca comun ( fhoca vitulina ) y la
de trompa ( fhoca leonina , Lin . ) . La prime-
ra , que va en cabeza de este artículo , es el
tipo de esta seccion : vive en las costas de
Europa desde España al cabo Norte , en las
de Islandia y aun en la de América , y Monsieu r .
Cuvier la describe dándole tres pies de lon-
gitud , un color pardo amarillento sembrado
de manchas negruzcas irregulares : cuando
el animal sale del agua toda la parte superior
de su cuerpo y de su cabeza , sus miembros
posteriores y su cola toman el color de la
pizarra : el color gris de la linea media de
todo el dorso , de la cola y de las patas es
uniforme , los costados están sembrados de
pequeñas y numerosas manchas redondas
sobre un fondo amarillo : todas las partes in -
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feriores son de este mismo color , y con
la edad disminuye la intensidad de estos
colores , y queda blanquizco .
La foca de trompa ( vease el gravado
que va al fin del articulo ) , vive en los ma-
res del Sur , especialmente en las costas de
la Patagonia y de las Malvinas . Los pesca-
dores americanos la llaman Leon marino : la
nariz del macho se prolonga en forma de
trompa , blanda , eréctil en la época de los
amores : su color es pardo claro . El macho
es doble mas largo que la hembra : algunos
se han visto de diez y ocho á veinte pies :
caminan en pelotones de 150 á 200 , y el nú-
mero de las hembras es siempre mucho mayor .
Salen á tierra en el mes de octubre , pro-
crean , y vuelven á la mar en el de marzo .
La caza de esta especié solo se hace por
la grasa , pues la piel es poco consistente y
se seca con prontitud .
Las focas , como todos los mamiferos
marinos , tienen el sistema vascular muy de-
sarrollado , de modo que por la mas ligera
herida pierden considerable cantidad de san-
gre . Se ha supuesto que la facultad de vi-
vir en el agua la deben , á que el agujero de
Botal ( 1 ) queda espedito , pero está probado
( 1 ) Este agujero establece comunicacion
entre las auriculas del corazon en el feto de
los mamiferos ; pero se cierra en el momento
del nacimiento .
que esta comunicacion se obstruye en los
mamìferos .
Los buques destinados á la pesca de las
focas son de muy sólida construccion , y de
trecientas toneladas á lo mas : van provistos
de pipas para el aceite , y arpones como pa-
ra la pesca de la ballena : dos marineros van
en cada bote , y luego que divisan las focas
saltan en tierra , y heridas pierden como
hemos dicho casi toda su sangre , y quedan
en poder de los marineros , orgullosos de
sus triunfos : el aceite se consume en los
Estados-Unidos , y las pieles se permutan
en la China por té y otros efectos .
Los ingleses y los americanos , que son
los que con preferencia se ejercitan en esta
pesca , hallan hoy mil dificultades para com-
pletar sus cargamentos . Las focas han aban-
donado las costas de la Flasmania ( Wan-
Diemen ) y han huido hacia las costas de
la Nueva Holanda ; tambien se las halla cer-
ca de las islas del Japon , California , Kamts-
chatka y las islas Kouriles .
Parece que este género no habita el
mar de la India , ni los golfos Pérsico y
Rojo . Monsieu r . Pallas asegura , que una sola es-
pecie vive en el Mediterráneo , y aun en el
mar Caspio .
Georges . Cuvier ha indicado en los terrenos
terciarios restos fósiles de esta misma es-
pecie .
DIRECTOR Y EDITOR , A. J. VELASCO
Málaga : Imprenta . del Comercio .
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