CODEMA_19-PRE-EG-451

CODEMA 19-PRE-EG-451

TítuloCODEMA 19-PRE-EG-451
Tipo textual
ResumenNúmero 28 de "El Guadalhorce" que incluye el segundo artículo de "Memorias asiáticas", un artículo sobre la hacienda de San Rafael, varios poemas, dos biografías y un fragmento de "Historia de Málaga".
ArchivoHemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España
TypologyOtros
Fecha1839/09/15
LugarMálaga
ProvinciaMálaga
PaísEspaña
NoteImágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=23bf71dc-6d2e-4d1b-b5f3-d3f4c1408fbd
TranscriptorIván Muñoz Muñoz y Estrella García Muñoz

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El Guadalhorce. PERIODICO SEMANAL DE LITERATURA Y ARTES. TOMO 1.º DOMINGO 15 DE SETIEMBRE DE 1839. NUMERO 28. Indice de este número. Memorias Asiáticas. Articulo. 2.º Religion ycastas. El Liber-tino, poesía.= La hacienda de san Rafael, ó una comida de campo.= Lamentos de un pas-tor, poesia. Biografias.= A. M.... poesia, Historia de Málaga, continuacion. MEMORIAS ASIATICAS. Segundo articulo. RELIGION Y CASTAS. Para hacer comprensible lo concerniente á esta antiquisima nacion del Asia, es necesario dar alguna idea de su religion, unida íntimamente á sus relaciones políticas y sociales mas que ninguna otra sobre la faz de la tierra. Pero oculta en todas las eda-des bajo el velo del misterio, solo era da-do conocer sus fundamentos y ritos á una pequeña fraccion de la privilegiada casta de los Bramas, que se dedicaba esclusiva-mente al cuidado de los templos, y culto de sus dioses; y que se constituian en tribunal sin apelacion de materias religio-sas, legales y cientificas. Al resto del gé-nero humano, de los Hindús, y aun de los Bramas no en ejercicio actual de sus fun-ciones sacerdotales, solo se esponian cier-tas ceremonias religiosas; festividades, pe-nitencias y mortificaciones espantosas, sin serles dado comprender ni aun el intentar saber su significación. Religion, leyes y ciencias estan escri-tas en Sanscrita; lengua muerta, cuyo uso ha sido siempre de escribir y conservar lo que solo era dado saber á los sacerdotes en ejercicio que antiguamente se les llamaba Braemanes, y ahora las distinguiremos con el nombre de Bramines de la casta general de los Bramas, de la que esclusivamente se entresacan aquellos. Ya andaban en manos de los literatos europeos como Sir Villiam Jones y otros, desde mediados del siglo pasado, algunos libros de ciencias y poesia: pero los sagra-dos llamados Puranas y Shastras se habian conservado ocultos desde la mas remota anti-güedad; sin congeturarse siguiera el entis-do [sic] de las varias ceremonias, y de la multi-plicidad de los idolos, que bajo las figu-ras mas estrañas, con multitud de cabezas brazos, atributos, animales conocidos y fa-bulosos, y posturas las mas bizarras y lú-bricas, no daban lugar á calcular si eran re-presentaciones de deidades, ó de simbolos; hasta que por los últimos años del siglo pa-sado, los infatigables y sabios misioneros del colegio Anabatista de Lerampor, em-prendieron y completaron la grande obra, de conseguir y traducir del Sanscrita al ingles los libros Braminicos, cuya publi-cacion se hizo por Mister. Ward, uno de la mision, á principiós del siglo presente. El cómo vinieran á sus manos es el asunto de una anécdota que he oido repetir á per-sonas respetables en la India, que con so-lo la variacion de nombres es como sigue: El Gangitano. (Continuará.) EL LIBERTINO. Huid, huid, recuerdos dolorosos, Mi enardecida frente no arrugueis; Huid, y en los festínes estruendosos El anima encantada no turbeis. Huid, dejad en raudo movimiento Libre de vuestro peso mi razon, O escondidos quedad, por un momento Entre los pliegues, ay! del corazon. Pasad ante mis ojos, vagarosas Ilusiones de gloria, ensueños de oro, Pasad y entre los mirtos y las rosas 218 Velado me dejad vuestro tesoro. Pasad, y en torno de la frente mia, Vuestras alas de rosas ajitad, Volved, pasad de nuevo y cada dia Un instante en mi mente reposad. Que ayer en mi revuelta fantasia Se agitaba de amor un pensamiento, Y ayer en mi delirio bendecía La imagen de un placer que hoy ya no siento. Ayer en los pensiles encantados Que brinda amor el corazon vagaba Y á mis sentidos de gozar cansados A embriagarse de nuevo convidaba. Y hoy en mis venas del placer el fuego Circula con afan, y en los festines De nuevo busco entre el licor y el juego La nacarada rosa en los jardines. Ayer vi sin piedad, lágrima ardiente Correr del infeliz por la mejilla, Ayer velaba en mi tranquila frente De la tierna inocencia la mancilla. Y hoy la desgracia impávido miré Y su llanto á enjugar no me resuelvo, Y nuevas flores hoy yo buscaré Que á secar con mi aliento raudo vuelvo. Rotas las copas do el placer libé Nuevos festines buscaré afanoso, Y nuevas copas luego encontraré En que apurar su nectar delicioso. Aun ruedan en mi mente confundidos Los recuerdos de ayer, sueños dorados, Y los momentos al placer vendidos Y los momentos al dolor robados.... Mas no me arredra el espantoso día Que á mi ecsistencia término pondrá, Ni aturden mi agitada fantasia, Las iras, ni el furor de Jehová. Que el ánima gastada, envejecida, Nuevos resortes hallará en su afan, Y las flores que ayer soñaban vida Marchitas á mis pies hoy estarán. A J. Velasco. LA HACIENDA DE SAN RAFAEL O UNA COMIDA DE CAMPO. Cansado el habitante de nuestro pueblo de los afanes de la vida y de vegetar en esta atmósfera tan impregnada de vapores, anhe-la de cuando en cuando dar un respiro al corazon concertando con cuatro amigos una comida de campo que le permita disfrutar de las frescas arboledas, del canto del pajarillo y del nacimiento del sol. Espectáculo su-blime que nos desdeñamos de gozar envuel-tos entre colgaduras y entre cerradas alco-bas cual si nuestro noble ser fuese una plan-ta miserable condenada á vegetar sin loza-nia dentro de la estufa de la ciudad. Demos un voto de gracias al tresillo que con dos simples cuartos de réditos por cada puesta y el buen deseo de los tertulianos dan el fondo necesario para la organizacion de la partida. En estas reuniones inocentes don-de no cabe la aristocracia de la sangre ni esa nueva vanidad que ha fomentado el di-nero, determinanse los platos, dándose el primer lugar al jamon cocido en vino, al ri-co queso de bola, á las botellas de moscatel y á la ensalada de anchovas que comieron los fenicios, los malagueños mahometanos y los malagueños de hoy. Organizase la partida por efecto de la amabilidad de los casados, por las insinuacio-nes de las esposas y por el influjo de las muchachas como encargadas de negocios de sus amantes, y nunca falta algun gastróno-mo que interponga su elocuencia y que pe-gado á la acémila del bastimento baile de gozo como el pueblo de Israel en torno del Arca Santa por las llanuras de Senaar. Antes que caliente el sol va desfilando la cabalgata por la casa del Matadero delan-te de los cerberos del resguardo y por en-tre tanto borrico cargado de fruta y pan co-mo nos viene á abastecer. Desfila llena de esa alegria espansiva que brota del corazon. El quita sol que se cae, el jumento que res-pinga, no por mala voluntad, sino porque el señorito que lo monta está pensando en Avrillon, la risa de su querida viéndole venir al suelo, y los chistes y las sales ha-cen tan variado el camino que apenas he-mos notado los cortijos de la vega ni esas comparsas de fraginantes que nos saludan constantemente con su enérgico »vaya Vsted. con Dios,» Solo el encuentro de algun es-trangero que viene á mata caballo sobre un sudado rocinante, cual si se creyese en New Market echado el sombrero atras, mas colo-rado que un tomate y mas lleno que un tonel, es la única variante que completa el espectáculo. Pero el aspecto del pais nos recompen-sa muy luego con sus cuadros seductores. Las riberas del Guadalhorce, sus dispersas 219 alamedas, la verde alfombra de sus maices, el tiro del cazador y el acuedacto caduco que le presta magestad. El cabo de Torre-molinos, las blancas casas de Churriana, los olivares negruscos del Retiro y las huer-tas de Alhaurinejo cubiertas siempre de hu-maredas. En fin la azulada superficie del mar risada por tantos buques que asemejan á una bandada de palomas cruzando la in-mensidad, son otros tantos objetos que ar-rebatando nuestra mente nos llenan de ad-miración. Despues de haber visto el Retiro, su célebre juego de aguas y sus alegres corre-dores no permitiendo la consigna del con-serje detenerse para comer, prosiguese á sen-tar los reales en esa calle de altos árboles que sirve de vestibulo á la hacienda de san Rafael. Esta magnifica casa de campo propiedad de la familia del consul de Prusia tiene una elegante arquitectura y una muy bella si-tuación. Desde su amplia galeria se disfru-tan hermosas vistas sobre la vega y la ciu-dad, en sus compartimientos interiores. Allí sobre la fresca yerba se tienden los blancos manteles, se reparten los fianbres, principian las libaciones y se hacen recí-procos regalos con inesplicable satisfaccion. Allí la modesta mesa vale mas que esos ban-quetes modelados por el lujo y la insopor-table etiqueta: allí reina el apetito, y se dilata la vida con las bromas y el buen humor; allí el candoroso amante feliz al lado de su ama-da despreciaria mil fortunas por contemplar sus negros ojos, y alli en fin un rayo de sol que ha penetrado por las ramas de los árboles viene á dorar esa sonrisa que como una inspiracion del cielo calma las dudas del alma y es un bálsamo suladable para el corazon ulcerado. Las vibraciones de una guitarra que ahora es pulsada por la molicie, arrancan con un suspiro una cancion en esa joven que menos bulliciosa que las demas, teme des-cubrir el secreto que ha decidido su porve-nir. Luego tonos mas alegres hacen que es-ta hermosa niña sea proclamada á una vez por la heroina del fandango. La esveltez de su cintura, la blancura de su trage, esa ca-beza reclinada como la dulce azucena si es mecida por el céfiro, y aquellos brazos tor-neados que agitando unos palillos han abra-zado la distancia que la separa de su amor solo pueden encontrarse entre las doncellas de Malaga ó en una virgen de Rafael. Al declinar de la tarde cuando ya se ha hundido el sol para iluminar otros festines en el opuesto emisferio, cuando el rumor de los ganados y la vuelta del labrador al des-canso de su hogar son anuncios de la noche, cuando el color gris de las montañas contras-tan sensiblemente con los celajes de nacar del dilatado firmamento, cuando la campana de la ciudad con acompasados golpes está anunciando la oracion, cuando entre la va-guedad de los espacios y en la trémula luz del crepúsculo desaparecen los objetos co-mo los pensamientos de los hombres en el rápido instante de la vida, regresa nuestra carabana otra vez á la ciudad ansiosa de des-cansar y rebosando salud. I. Marzo. LAMENTOS DE UN PASTOR. Puro y cristalino rio, Que entre mil juncos y flores Vas corriendo; Y en el valle y bosque umbrio A mi Elisa y mis amores, Estas viendo. Dime si faz mas hermosa Han visto nunca en la vida Tus riberas, Ni mas bella y candorosa, Ni mas gallarda y erguida, Las praderas. Cuando pases á su lado Dila que ecsiste un pastor (Te lo ruego) Que está de ella tan prendado Que perdido tiene amor Su sosiego. Dila que no vuela un día Sin que venga á tu ribera A llorar; Y la infelíz alma mia, No te cuente lastimera Su penar. Dila que ella es mi consuelo, Ella el pensamiento mio; Y á mis ojos Es cual un angel del cielo Que al verle, vuelan, ¡oh rio! 220 Los enojos. Dila no se muestre ingrata A mis llantos y desvelos, Y á mi amor; Si ella lo fuere, me mata; Me matarán ¡ay! los zelos. El dolor. Mas calla, no digas nada; No la cuentes mi pasion, Mis dolores; Que tal vez aprisionada A otro da su corazon, Sus ardores. Porque yo infeliz nací; Fue siempre la estrella mia Padecer; No tendrá piedad de mi, Y reirá con burla impia Cual muger. Asi calla, manso rio, Y deja se lleve el viento Mis amores; Y en este valle sombrio Alegre muera y contento Sin dolores. Mas ¡ay! que me dice el alma Que el perder ese tesoro Da dolor: Dila que perdí la calma Porque ha tiempo que la adoro. Y es mejor. J. Montufar. BRAZIA Y ZAMBRANA (don Jo- de) natural de Málaga, fue doctor en sa-grada teología, canónigo del Sacro Monte de Granada, y profesor de sagrada escritu-ra. Floreció á fines del siglo XVII; y fue uno de los mejores oradores cristianos de aquel tiempo, ni su estilo difuso ni su erudi-cion escesiva, ni el mal gusto que se habia ya introducido en el púlpito pueden ahogar el celo del orador; cuando habla solo su corazon siempre es elocuente; y en sus sermones siempre encontrarán los oradores cristianos mucho que escoger y mucho que imitar, si los leen con discernimiento, crítica y buen gusto. Sus sermones ó discursos componen tres tomos en y en folio, el título de la obra es: Despertador cristiano de sermones doctrinales sobre particulares asuntos, Gra-nada 1678. AMAIA (don Francisco) nació en Antequera, y fue célebre jurisconsulto. En-señó derecho en Osuna, y en 1617 pasó á Salamanca, donde se le confirió una cátedra del mismo estudio. Despues fue nombrado fiscal de la chancilleria de Granada, y últi-mamente consejero en Valladolid donde mu-rió en 1640 ó 43. Es autor de la obra inti-tulada, Observationes juris, comentaria in-posteriores libros codicís Justiniani &c. Sa-lamanca 1626. Leon 1639. Ginebra 1655 y Leon de Francia 1734. A. M.... Ten bella, compasion de un desgraciado Que te ofrece rendido el corazon. Dulces cadenas tienenlo apresado Esas cadenas tus hechizo son. Ese tu bello rostro, esa sonrisa Que entre tus labios asomar se ve, Ese talle donoso, que electriza Ese tu blanco y torneado pie. Esas mejillas de jazmin y rosa Puras, como el amor que las formó, Dieran cabida á la Citérea Diosa, La que en Pafos y Chipre se adoró. Esos brillantes ojos que arrebatan Los que llegan su lumbre á contemplar; Esos brillantes ojos que me matan Si en los mios se llegan á fijar. Ese tu encanto celestial divino Esos oh! hermosa tus hechizos son, Que me tienen penando de continuo Y tienen á tus pies mi corazon. No lo desprecies no, porque es sincero, Dale la vida al que muriendo está; Para vivir sin ti, morir primero Que la vida sin ti no es vida ya. ¡Oh si á tu lado disfrutar lograra Las horas de mi ardiente juventud Y contigo los goces difrutara Que deshace de un soplo el ataud! ¿Quieres un corazon puro y ardiente? Mi corazon te ofrezco, idolo mio, Puro, como del Céfiro el ambiente, Ardiente, como el sol en el Estio. Acabe este penar, este martirio Esta ciega y fatal desconfianza ¿Tu adorado seré? grato delirio Que no alienta siquiera la esperanza. Y si me ves á tu beldad rendido 221 Ardiendo en viva llama el alma mia Si me miras tan triste y abatido Suspirando por de noche y dia. No sorda á mi clamor, sorda á mi ruego, Te muestres inflecsible á mi penar, Que de mi pecho el ardoroso fuego No logran tus desdenes apagar. J. B. S. HISTORIA DE MALAGA. CONTINUACION. Las armas de la ciudad se concedieron por el rey don Fernando en Segovia en 30 de agos-to de 1494. »Le damos por armas la forma de »la ciudad y castillo de Gibralfaro con el cor-»ral de los cautivos en un campo colora-»do y para la reverencia de los santos bien-»naventurados mártires san Ciriaco y santa »Paula que en ella fueron martirizados, po-»ner su imagen de cada uno de ellos en par »de la torre de Gibralfaro; é por la honra del »puerto damos las ondas del mar, é por la or-»ladura de dichas armas nuestras divisas que »es el yugo é las flechas.» (1) La ereccion de la catedral de ese templo suntuoso que admiramos con orgullo, tuvo lu-gar el dia 12 de febrero de 1488. Se le seña- un dean y siete dignidades en los cuatro ar-cedianos de Málaga, Antequera, Ronda y Ve-lez, un tesorero, un maestre-escucla y un chantre, con 20 canongias, anecsas las ocho primeras á estos mismos sacerdotes, doce ra-ciones enteras, doce capellanes, despues crea-dos medios-racioneros, doce acolitos, el arci-preste ó cura del Sagrario, un sacristan, un or-ganista, un campanero, un pertiguero y un caniculario con los demas dependientes para el servicio del culto. En la mezquita mayor, que se asentó en los mismos sitios que la basílica cristiana (2) se alzó la imagen augusta de la Virgen de los Reyes, dádiva de nuestros príncipes, despare-ciendo aquel recinto entre las soberbias fábri-cas de esa catedral magnífica que admirara el estrangero por sus riquezas interiores y estruc-tura gigantea. Este templo religioso domina todas las construcciones de este dilatado pue-blo, y su torre colosal es el faro del cristiano, ya se contemple de la vega ó desde el medi-terraneo. Señorea las tempestades como el al-ma de los hombres dominando las pasiones y los conflictos de la vida; y el rumor de sus cam-panas, ora graves ó festivas son las dulces ar-monias de la tierra con el cielo. La serie de nuestros obispos está llena de esos razgos de profunda beneficencia que va-namente busca la historia en los demas depo-sitarios de la fortuna de los hombres, y aun que en la presente era se haga poca referen-cia de esos prelados venerables que ilustra-ron nuestro suelo, la obligacion que me he creado y la verdad que me he impuesto ecsi-jen que yo les rinda este tributo de justicia. Para fijar las concordancias de nuestra terce-ra época, daré su cronologia con anotaciones biográficas de la manera siguiente: Obispos de Málaga posteriores á la conquista. Obispos. 1. 2. Nombres Don Pedro Diez ó Diaz de Toledo y Ovalle (3) Don Diego Ramirez de Villaescusa de Haro (4) Advenimiento 1487 1500 Su muerte. 1499 1537 Duracion de su ovispado. 12 años. 18 idem. (1) Este escrito origital trazado en papel vitela con los colores de las armas, deberá ecsistir en el ar-chivo de este ciudad. La poblacion con el castillo son encarnadas, plateado el mar en campo azul, rojo el corral de los cautivos con sombras blancas y negras, la orla del yugo y las fechos doradas y en campo ver-de y morado. Los patronos con resplandores de oro, manto azul, túnica y sobre cuello de Santa Paula, dorado. (2) Véase la planta árabe de Málaga. (3) Fue de esclarecida familia, escelente literato, reconocido por sabio y limosnero mayor de los mo-narcas católicos. Erigió la capilla mayor de la mez-quita; hizo labrar la capilla de son Gerónimo, prote-gió el hospital real de caridad de santa Catalina, már-tir, impropiamente llamado de san Juan de Dios, ins-tituyó la fiesta de san Luis, aniversario de la conquis-ta de Málaga, y contribuyó á la fundacion de la par-roquia de los Mártires. (4) Tomó parte de su nombre del pueblo de su naturaleza Villaescusa de Haro en la provincia de Cuenca, y debió el adelanto de su carrera a que los reyes católicos admiraron sus talentos en la universi-dad de Salamanca. Asistió como capellan mayor de la Reina doña Juana á sus bodas con don Felipe el Hermoso: bautizó al célebre Carlos V en 24 de febre-ro de 1500. Fué obispo de Astorga y tenia 41 años cuando tomó posesion de nuestra mitra. Asistió á la Reina doña Juana en su enfermedad de cabeza: con-tribuyó a la fundacion de la Colegiata de Antequera. Fue visitador de la universidad de Salamanca en 1504: creó los beneficios del obispado de Málaga. En 1506 hizo construir á sus espensas una torre de defensa á la desembocadura del rio, que en la actualidad no ecsiste; alhajó la Catedral, y dió principio a la portada del Sagrario, erigiendo la primitiva casa episcopal. Re-nunció al obispado de Málaga en 1518 permutando con el cardenal Riario que era obispo de Cuenca. Pre- 222 3. Don Rafael Riario (1). 1518.. 1521.. 1 idem. 4. Don Cesar Riario (2) 1519.. 1541.. 21 idem. 5. Don Bernardo Manrique (3).. 1541.. 1564.. 23 idem. 6. Don Francisco Blanco de Salcedo (4).. 1565.. 1581.. 9 idem. 7. Don Francisco Pacheco y Córdoba (5). 1575.. 1590.. 12 idem. 8. Don Luis Garcia de Haro (6).. 1587.. 1597.. 10 idem. 9. Don Diego Aponte y Quiñones (7). 1599.. 1599.. 3 meses. 10. Don Tomas de Borja (8). 1600.. 1610.. 3 años. 11. Don Juan Alonso y Moscoso (9). 1603.. 1614.. 11 idem. sidente de la chancilleria de Valladolid cuando las célebres comunidades de Castilla decayó de la gracia del emperador y se fue á Roma en compañia de Adria-no VI, de quien fue un amigo íntimo. Embajador del pontífice en los cortes de Paris y Lóndres ma-nejó con sabiduria los asuntos mas graves de la capi-tal del Orbe católico, viniendo a fallecer en Cuenca en 1537. Débese á su munificencia el célebre colegio mayor de Santiago de Salamanca que fue llamado de Cuenca, y entre las varias obras de su genio lite-rario deberemos mencionar la vida de la Reina Isa-bel, sus diálogos sobre la muerte del principe don Juan, y un comentario sobre la economia de Aris-toteles. (1) Nació en Saona y fue sobrino de Sisto IV, quien lo elevó á cardenal. Fué promovido al obispado de Cuenca, desde el que pasó al de esta ciudad en la épo-ca antes citada, por renuncia de su antecesor. Duró un año su prelacia, porque al sucederle su sobrino don Cesar Riario quedó únicamente con el estraño carac-ter de administrador perpétuo del obispado. Murió en Nápoles. (2) Era patriarca de Alejandría: acabó la mag-nifica portada gótica del Sagrario, y contribuyó es-traordinariamente a la fábrica de la Catedral. (3) Hijo del primer marques de Aguilar tuvo una educacion escogida, llegando á ser rector de la uni-versidad de Valladolid y provincial de España en 1535. Reformó y perfeccionó los estatutos de la Ca-tedral, poniendo en órden el gobierno de los moris-cos de su diócesis. Adelantó las obras de la iglesia dejando por su heredera á las fabricas. Está alzado su sepulcro, superado de una estatua de mármol blan-co en la capilla de la Encarnacion. (4) Nació en Capillas, (tierra de campos) Feli-pe II le nombró por su teólogo; fue obispo de Oren-se, donde fundó el hospital de san Roque. Asistió al célebre concilio de Trento, donde dió muestras de una eminente virtud y sabiduria, siendo elegido á su vuelta supremo pastor de esta ciudad. Fundó la compañia de Jesus, y vivió sin hacer la menor osten-tación de su rango; todo lo daba á los pobres. As-cendido al arzobispado de Santiago en 1573 terminó su ilustre carrera siendo arzobispo de Toledo. Sintién-dose lleno de achaques suplicó inútilmente al Rey, en 1579 le separase de tan elesado destino, muriendo en 1581 con general sentimiento. Escribió varias obras sobre moral y disciplina, y á la rebelion de los moris-cos, autorizó á los eclesiásticos para que tomasen las armas, y se defendiesen del peligro. Protegió con 4D ducados la fundacion del hospital de Convalecien-tes. (3) Natural de Córdoba y descendiente inmedia-to del conde de Cabra, se dedicó a los estudios gra-duándose de doctor en los canones sagrados. Asistió por órden de Felipe II al capitulo provincial de los trinitarios de su patria. Dió muestras de una ardien- te caridad cristiana durante la peste de los catarros asistiendo á los enfermos en las casas y hospitales. Agotó todas sus rentas, y hasta las piedras preciosas que ornaban su pectoral, rasgó sus propios vestidos para darlos á los pobres llevado de un celo santo y en recompensa de este heroismo lo elevó Su. Magestad. al obispado de su pueblo. (6) Nació en Córdoba y fue de la ilustre familia de los marqueses del Carpio y de los condes de la pue-bla del Maestre; siguió la carrera de los armas an-tes de ser obispo de Cádiz: bendijo la primera pie-dra de la obra del muelle nuevo: acabó la capilla mayor de la Catedral. Dió el primer impulso al co-legio del Seminario; socorrió á los epidemiados en 1597 y fundó la casa de las Arrepentidas ó peni-tentes. (7) Natural de Villarejo, diócesis de Toledo; Fe-lipe II lo presentó al obispado de Oviedo en 1585, donde fundó un Seminario. Visitó á los ministros de las mesas maestrales en 1587. Dió muestras de valor y desprendiminto [sic] en la epidemia de 1599, en la que perdió la vida. (8) Oriundo de la esclarecida casa de los Borjas duques de Gandia estudió en san Bartolomé de Sa-lamanca, de donde salió para canónigo de Toledo. Admiró en Málaga por su vasta erudicion y acriso-ladas virtudes. Sus limosnas fueron escesivas, y su tesoro quedó exhausto. Ascendió al arzobispado de Za-ragoza en 1603. (9) Nació en Argete, provincia de Madrid: es-tudió en Alcalá: regentó la cátedra de teología, te-niendo entre otros distinguidos discipulos á don Simon de Aragon, que fue despues cardenal. La fama de su virtud y sabiduria le atrajo la proteccion del arzobis-po de Sevilla, eligiéndole su provisor. Acompañó al du-que de Alba en la guerra de Portugal : ocupó el obis-pado de Guadix en 1582. Felipe II le nombró visi-tador del hospital y Capilla Real de Granada. Fue obispo de Leon en 1591, desde donde fue trasladado al de esta ciudad. Limitó los gastos de su palacio, ja-mas usó carruages, montando únicamente una mula en los inviernos rigorosos. Dormia en una humilde cama Alhajó todas las iglesias: compró una casa para los niños espósitos; fundó un monte de Piedad, donó 12oo ducados al convento de santo Domingo, y 8oo al colegio de Jesuitas. Fundó un colegio en Al-calá en 1612 con la advocación de san Ciriaco y san-ta Paula, que al presente se conoce por el Colejio de Málaga. Las obras pias que creo ascendieron a mas de 15oD ducados. Tan sublime generosidad hizo que don Diego de Agreda y Vargas, corregidor entonces de Málaga le reconviniese de este modo: »Las fre-cuentes limosnas, señor, y las santísimas liberalida-des de Vuestra. Señoria. Illustrisima. son causa de muchos vagabundos y de mugeres viciosas, que ocupan las calles, que como es-perimentadas de su generosidad no quieren arrimarse al trabajo.»= Contestóle de esta manera: »Señor mio: 223 12. Don Luis Fernandez de Córdoba (1).. 1615 1625 9 idem. 13. Don Francisco de Mendoza y Rivera (2). 1623 1634 3 idem. 14. Don Gabriel Trejo y Panyagua (3).. 1627 1630 3 idem. 15. Don Fray Antonio Enriquez de Porres (4).. 1634 1648 14 idem. 16. Don Alonso de la Cueva y Carrillo (5).. 1648 1655 7 idem. 17. Don Diego Martinez de Zaragoza (6) 1656 1658 2 idem. 18. Don Antonio Peñahermosa (7).. 1659 Se ignora 5 idem. Entre los dos deben estar repartidas las virtudes, que son la misericordia y la justicia. A mi me pertene-ce la primera como propiedad de mi estado, y á Vsted. la segunda como perteneciente á su oficio: ni yo de-bo ni puedo la una, ni Vsted. condenar la otra.» De-seando el Rey compensar estas virtudes le presentó para el arzobispado de Santiago, que rehusó humilde-mente. Murió en Antequera á los 85 años de su edad. Sus restos se transportaron á su patria sepultándose en una capilla de su iglesia parroquial. (1) Natural de Córdoba, é hijo de los ilustres Córdobas: estudió en Salamanca. Despues paso á Ro-ma, mereciendo á Gregorio XIII el deanato de la ca-tedral de su pais. Por mandato de Felipe II y Sixto V asistió al capítulo provincial de la órden de san Francisco de Paula, reformando otros establecimien-tos religiosos. Fué obispo de Salamanca. En 16o5 asistió de órden del Rey al capitulo general de la ór-den de san Benito en Valladolid, donde recibió de boca del soberano lisongeros elogios. Adelantó mu-cho la obra de la catedral, regalando para su culto y ornato una cruz y un frontal de plata, evalua-dos en 12D ducados. Concluyó el Seminario, perfec-cionando sus estatutos. Amplió su palacio, y cuando en 1621 se temió en esta ciudad una invasion de ma-hometanos tomó una hazada y una espuerta, ocupán-dose en las trincheras como el mas humilde jornalero. Este incidente le impulsó a costear el bastion del Obis-po que mencionaremos en el curso de esta historia. En 1622 fue elegido para el arzobispado de Santia-go, desde donde concurrió á las bodas que trata-ron en Madrid en 1629 con la infanta doña Marta, hija de Felipe III, y el principe de Gales. En 1624 fue arzobispo de Sevilla. A su muerte en 1625 se le sepulto en los Carmelitas descalzos de Guadalcázar, que había fundado á sus espensas. Protegió la fun-dación de Capuchinos de esta ciudad. (2) Nació en santa Olalla, y fue hijo del tér-cer conde de Orgaz: estudió en Salamanca, fue ca-nonigo de Toledo, y obispo de la primera ciudad en 1618. Tambien fue obispo de Pamplona en 162o, desde donde vino a esta ciudad. Hizo fabricar á sus espensas por los años de 1624 y 1625 dos baluar-tes para defensa del puerto llamado de santa Catali-na y san Simon. Armó ocho carabelas contra el cosa-rio [sic] Morata, que fue apresado. Fortificó la antigua torre de Fonseca, y socorrió con 4oooo ducados la armada real que tocó en esta bahia victoriosa del Brasil. En 1626 fue elegido obispo de Plasencia, te- niendo antes la honra de recibir en esta ciudad de Málaga al rey don Felipe IV. (3) Fue natural de Plasencia, y oriundo del mar-ques de la Rosa y de la Mota de Trejo, y caballero del órden de Alcántara. Estudió el derecho en la uni-versidad de Salamanca, fue fiscal y oidor de la chan-cillería de Valladolid, pasando en 16o8 de fiscal al consejo de órdenes, despues al de la inquisicion real de Castilla, y al consejo de Estado. Creese fue ar-zobispo de Salerno. Paulo V lo creó cardenal en 1615 a peticion de Felipe III. Fue gobernador de Roma Tuvo 7 votos para Papa á la muerte de Paulo V, y se le conocia por il Spagniulo della bonna testa. Ade-mas de ser abad de Burgo-hondo fue canónigo y ar-cediano de Calatraba, dignidad, de Toledo y comisa-rio general de Cruzada. La mayor parte de estos altos empleos los obtuvo siendo obispo de Málaga, á la que únicamente vino en 163o con objeto de descansar de una carrera tan ilustre, pero falleció á los pocos dias dejando la enorme suma de 5oD ducados para fun-daciones piadosas, por especial clausula de su testa-mento. Fue uno de los españoles mas sabios de su épo-ca, sobresaliendo en la ciencia genealogica, como lo acredita su historia de la Genealogía de la casa de Grimaldi. (4) Oriundo de los marqueses de Quintana: fue fraile Franciscano: renunció el obispado de Zamora, pasando a Roma en 1635. Fué limosnero dadivoso, dando muestras de su piedad en la epidemia de 1637, erigiendo el cementerio de las hazas de Lagunillas. Donó á la catedral una lámpara de plata para que ar-diese constantemente delante de la Eucaristia. Costeó parte de la silleria del coro donde se notan sus armas en las tres columnitas del trono episcopal. En 1638 fue nombrado virrey y capitan general de Aragon. Volvió á Málaga en 1645. Despues presidió las cortes de Zaragoza, donde falleció en 1648. (5) Descendiente de la casa de los duques de Es-calona, fue marques de Bedmar y embajador de Fe-lipe III en la republica de Venecia. Gregorio XV le hizo cardenal. Gobernó á Flandes, pasó despues á Roma, donde obtuvo el obispado le Preneste. Felipe IV le dió las encomiendas de Heliche y Castilleja, presentándolo al obispado de Málaga en 1648. No vi-no á esta ciudad hasta 1651. Era caritativo, austero, grave y prudente. Costeó las vidrieras pintadas de la sacristia mayor y menor. Murió á los 83 años, y fue sepultado en la capilla del Santisimo Cristo. Se le atri-buye un tratado escrito en Italiano que tuvo por ti-tulo Squitrinio della liberta di Venecia, que tradujo al frances Monsieur. Amelot de la Housaye. (6) Nació en Calahorra, estudió en Salamanca, y fue despues provisor de Leon, de Avila y de Grana-da Gobernó este arzobispado y fue canónigo de su ca-tedral y de la de de [sic] Santiago. Tambien fué arcediano de Lugo. En 1642 fue presentado para el obispado de Tuy. Despues fue obispo de Cartagena y de Murcia, siéndolo de Málaga en 1656. Su inflecsibilidad en no alzar la excomunión de cierto corregidor que le im-ploraba prócsimo á fallecer, dan una idea de su se-veridad en observar los cánones sagrados. Dió una cuantiosa limosna al colegio de Jesuitas por su es-mero en la educación de la juventud. Fue parco en sus comidas, dulce en su trato y fácil en el despacho de su ministerio. Murió en Coin en 1658, trayéndo-se su cadaver á esta catedral. Fundó la iglesia de san Pedro para que sirviese de ayuda de Parroquia de san Juan. (7) Era hijo de Burgos, estudió en Oviedo, sien-do despues catedrático de la universidad de Salaman-ca. Fué oidor de la audiencia de Pamplona, de la chan- 224 19. Don Fray. Alonso de Santo Tomas (1). 1664 1692 28 idem. 20. Don Bartolomé Espejo y Cisneros (2)... 1693 1704 11 idem. 21 Don Francisco de san Joséf (3) .. 1704...... 1713 9 idem. cilleria de Granada, presidente de la de Valladolid, é inquisidor de la suprema. En 1657 fue obispo de Salamanca, pasando despues á ocupar esta diócesis. Era muy limosnero, amaba á los huérfanos que paseaba en su coche y sentaba á su mesa. Renunció el arzo-bispado de Búrgos, y aceptó el obispado de Jaen en 1664. (1) Nació en Velez, fue hijo de los marqueses de Quintana y de los condes de Castronuevo; estudió en Salamanca, siendo provincial de Santo Domingo en 1658. A los 3o años de edad fué obispo de Osma, en 1661, de Plasencia en 1664, y de Malaga en diciem-bre del mismo año. Socorrió con cuantiosas limosnas á los apestados de Oran en 1677. Labró la hermosa casa de campo de Santo Tomas del Monte, que cor- responde á los condes de Villalcazar con el nombre del Retiro. Fue perseguido por los Jesuitas sobre cues-tiones morales. Gastó unos 5D duros en los doce atri-les, reja para el altar mayor y púlpitos de mármol de Cabra, con el escudo de sus armas que mandó ha-cer para la Catedral. Costeó igualmente el aguila de bronce para el coro que se acabó en 1691. Murió en santo Domingo, dejándole de herencia á este convento el Retiro y la hacienda del Cañaveral camino de Antequera. (2) Natural de Cartagena, fue Arcipreste de Ca-Iahorra, inquisidor apostólico de Zaragoza y Barcelo-na, regente de Navarra en 169o, consejero de Castilla, y presidente del consejo de Hacienda. Predicó con- tra la usura, vicio dominante en esta ciudad á últi-mos del siglo XVII, publicando un libro al efecto que dedicó al papa Inocencio XII, titulado De usura perdonata in contratu trino Murió en esto ciudad y fue sepultado en la capilla del santo Cristo. (3) Nació en Sevilla de los marqueses de la Guardia y condes de santa Eufemia: fue menino de la Reina doña Maria Teresa cuando se casó con Luis XIV, en 166o. Desengañado del mundo se hizo fraile de san Francisco en 1662, y á los 24 años de su edad. Formó sus estudios en Alcalá y fué predicador apos-tólico en las Castillas, Asturias y Estremadura. Fue humilde y caritativo con los pobres, á quienes no te-niendo que darles les repartió sus colgaduras, y sus al-hajas A dos soldados pobres dióles su pectoral de amatistas, dió de limosna hasta su báculo pastoral, llevando en su lugar un palo. Decia frecuentemente estas grandes palabras: Cuando fui grande fui rico, cuando fraile pobre, y cuando obispo mendigo. Pre-tendió y logró que le tuviesen por loco para encubrir su humildad. Se paraba, con su mulilla á ver jugar a la pelota, entraba en las alfaharerias á ver hacer ollas y cazuelas, montó un caballo de aljamel para hacer una visita, y llegó hasta apearse enmedio de la calle para cocer la accion de un estribo. Hay suce-sos en la vida de este prelado que se calificaron mila-grosos. Construyó toda la iglesia del Sagrario. Sus li-mosnas ascendieron á 732D ducados. No dejó nada á su muerte, siendo sepultado este hombre santo en la capilla del Santísimo Sacramento. Continuará. SONETO A LA PAZ. ¿Es de bélico triunfo esa alegria en que la hispana gente se enagena, y ahogando de sus pérdidas la pena solo se ocupa en su tenaz porfia? ¡Ay! que tal vez el gozo de este dia. á infinitos pesares les condena, pues el cañon que por doquier resuena siempre esterminio hácia la patria envia. Pero no: no es el triunfo de la guerra el que á la España entera hoy enloquece: es el placer mas puro de la tierra, que el rencor entre hermanos desvanece; patriotismo y virtudes mil encierra: es la paz con que Dios nos favorece. J. M. ADVERTENCIA Con este número concluye la suscricion al séptimo mes de este periódico. Los señores suscritores que han cumplido y quieran conti-nuar, se servirán pasar á la Imprenta del Comercio calle de santa Ma-ria, á renovarla. EDITOR, J. DE MEDINA. IMPRENTA DEL COMERCIO

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