CODEMA_19-PRE-EG-376 CODEMA 19-PRE-EG-376 Título CODEMA 19-PRE-EG-376 Tipo textual Resumen Número 4 de "El Guadalhorce" que incluye un fragmento de "Historia de Málaga", dos poemas, un artículo sobre la mujer, otro sobre la Alhóndiga y el escrito "14 de agosto de 1487". Archivo Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España Typology Otros Fecha 1839/03/31 Lugar Málaga Provincia Málaga País España Note Imágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=8b87ca2b-e495-41ea-9688-a31ef72309f4 Transcriptor Iván Muñoz Muñoz y Estrella García Muñoz
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El Guadalhorce .
PERIODICO SEMANAL DE LITERATURA Y ARTES .
TOMO 1.º DOMINGO 31 DE MARZO DE 1839 . NUMERO 4.º
Indice de este número . — La Muger.—La Fea en el Espejo , poesía.—19 de Agos -
to de 1487.—Historia de Málaga , continuacion.—El Viernes Santo.—La Alhóndiga .
LA MUGER .
Ardua y dificil empresa es , por cierto , la
que han acometido VVstedes , señores editores del
Guadalhorce , proponiéndose nada menos que
publicar un periódico de Literatura y Artes .
¡ Artes y literatura en Málaga ! Dijo no se
quién , hablando de no se que plaza mer-
cantil de España , que en ella no habia mas
letras que las de cambio , lo que no es cier-
tamente aplicable á Málaga , como lo están
VVstedes . acreditando con ese hijo querido de
sus entrañas . ¡ El Guadalhorce ! ! Y ¿ qué
tal va de fortuna ? ¿ te dan buena acogida tus
paisanos ? ¿ se van ya convenciendo de que
no todo ha de ser Numancia ? Verdad es que
en tus páginas no encontrará el calculista
medios de combinar una espedicion acerta-
da ; pero tambien lo es que tu lectura pro-
porcionará recreos inocentes al corazon , y
respiro y descanso de nuestras penosas ta-
reas .
Pero entre tus producciones artísticas y
literarias , ¿ qué papel va á hacer este artí-
culo ? De cal y canto ha de tener la molle-
ra quien haga semejante pregunta . ¿ Ecsis-
te acaso entre todos los seres criados ni por
criar uno que haya dado tanta materia á los
artistas y á los literatos como la muger ? Ved
á aquellos fatigados para trasladar al lienzo y
al mármol sus gracias , sus encantos , sus he-
chizos : ellos se afanan aspirando con sus obras
á la inmortalidad ; un Pasmo y otro Pasmo
se grangean los aplausos , la admiracion , el
entusiasmo de las generaciones : pero siem-
pre lienzo , siempre mármol frio ... . ! ¿ Don -
de sino en vuestros ojos ¡ oh hermosas ! en-
contrar ese movimiento , esa vida , esa al-
ma ? El arte y sus primores son escasos pa-
ra competir con el primor mas delicado de
la naturaleza .
Los poetas de otros tiempos , ménos
sublimes sin duda que los presentes , se con-
tentaban con compararos á las rosas de Je-
ricó , ó á los Serafines del Cielo , y en ver-
sos sencillos , aunque tiernos y bien sen-
tidos , os requerian de amores : vuestros co-
razones se entendian con los suyos , y vo-
sotras sin estrépitos ni arrebatos concediais
el premio apetecido al trobador enamora-
do . Hoy sentimos de otra manera : vosotras
no sois lo que entónces : ahora cada muger
enamorada es una Arpia : cada amante un de-
monio : el amor es una serie continuada de
crímenes , blasfemias , puñales , asesinatos ... !
Las furias de Angelo y de Macias han reem-
plazado á
« El dulce lamentar de dos pastores . »
La muger , por otra parte , ha sido tam-
bien objeto de largas disertaciones y de pro-
fundos tratados filosóficos acerca de su cons-
titución orgánica , y de sus felices disposi-
ciones para las ciencias : unos las han con-
cedido preferencia sobre los hombres , atri-
buyendo solo á la injusticia de estos , y á
la mala educacion que se las da el estado
de atraso en que se encuentran : otros di-
cen que en la propianaturaleza del secso
está la causa de sus defectos . Estos las elo-
jian en demasía ; aquellos las deprimen y
las satirizan con amargura ... . ¡ Pobrecitas
mias ! ! En esos elogios apasionados que se
os tributan van casi siempre envueltos una
seduccion , un engaño : con esa sátira , con
esa predicación de moral austera , sueles oh
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vano , oh presuntuoso humillado ! vengar
un desprecio .
De las otras artes que no son bellas ,
ni liberales , y sí puramente mecánicas , for-
ma tambien la muger uno de los primeros
objetos : artes que pueden y que saben achi-
car , agrandar y aun embellecer ciertas for-
mas , son , no hay dudarlo , una cucaña pa-
ra el bello secso . Sin embargo , ¡ qué de
verdades , qué de atractivos no solemos
encontrar los hombres en aquellas mentiras !
« Yo os quiero confesar , don Juan , primero ,
Que aquel blanco y carmin de doña Elvira ,
No tiene de ella mas si bien se mira ,
Que el haberle costado su dinero . »
Con que está visto : un artículo que lle-
va por epígrafe aquel nombre que conmue-
ve nuestra alma y la arrebata , bien puede
ocupar un lugar entre las producciones del
ingenio . Y pues que Elvira se nos ha ve-
nido á las manos , procuraré entretenerla con
el asunto que mas la ocupa .
Yo no se donde he leido , mi querida
Elvira , que el amor es entre todas las pa-
siones la que mejor te cuadra : este senti-
miento que es el distintivo mas tierno de la
humanidad , le sabes tu llevar á tal grado
de vivacidad y de delicadeza , que ni aun
conocerle puede el amador mas romántico
de la época . Tu alma parece que no ha si-
do formada mas que para el amor ; y , gra-
cias á que esta pasion que te es tan natu-
ral , tiene un antagonista á quien suelen lla-
mar por ahí honor , y que dicen , que anda
algo escaso en este picaro mundo : dicen
tambien que su destino parece no ser otro
sobre la tierra , que el de ser sacrificado :
grave sentencia de la que se cuida tanto cier-
to marido que yo conozco , como de volar .
¿ Qué hacias ayer , mi querida Elvira , ju-
gueteando con el arco de aquel niño que te-
nias sentadito sobre tus rodillas ? Tú te cor-
tabas las puntas de sus alitas : tú le liabas
las manos con cadenitas de flores , tú creias
aprisionarle , y entretanto ¡ óh boba ¡ esta-
bas perdiendo tu libertad : porque mientras
le estrechas en tu regazo , mientras escu-
chas sus seductoras lisonjas , el va ganando
terreno en tu corazon . Aun cuando tú no
amas ; ( ¿ á otro ? ¡ qué horror ! ) ¿ no te pare-
ce al menos que es dulce , que es agradable el
amar ? Ahora recuerdas que entre esa tur -
ba de adoradores que te persiguen , ecsiste
uno á quien involuntariamente se dirigen
tus ojos en todas partes , pero de quien sú-
bitamente los retiras haciendo un esfuerzo
sobre ti misma . Cuando estais juntos en
un paseo , en una soirée ( nuestro idioma
se va enriqueciendo prodigiosamente ) ape-
nas sabes tú que él está presente ; sin em-
bargo ninguna de sus mas mínimas acciones
te se escapa , tú no pierdes ninguna de sus
palabras , aun cuando aparentas estar distrai-
da : si le hablas , tu voz es balbuciente , tí-
mida , pero tus espresiones son mas anima-
das . ¿ Vas al teatro ? lo primero que se ofre-
ce á tu vista es el objeto de tus presentes
inquietudes , el que quizá llegue á borrar
la imagen adorada de aquel tímido mortal ... .
Con todo tú hablas con tus amigas de los
concurrentes , y el nombre del preferido es
el último que pronuncias . Esa maliciosa son-
risa de tus amigas indica que tú sola igno-
ras lo que pasa en tu corazon : cuanto has
hecho para ocultar el sentimiento , la pasion
que te domina , solo ha servido para descu-
brirla : cuanto has hecho para sofocarla , la
ha irritado mas y mas . ¡ Pobre Elvira ! Las
redes que tendias , solo han servido para
aprisionarte .
En todos los corazones ecsiste un prin-
cipio secreto de union : arde en ellos un fue-
go que , oculto mas ó menos tiempo , al fin
se enciende á nuestro pesar , y á nuestro pe-
sar ( esto es un poquito peor ) se apaga . Sus
primeras chispas centellean ya en el de El-
vira : la infeliz Iucha entre el temor y la
esperanza , entre la pena y el placer , entre
el misterio y la indiscrecion : y en medio
de estas dudas , de esta agitacion continua
y de estas lágrimas dulces unas veces y
amargas otras , la palabra fatal se escapó
de entre sus labios . ( ¡ buen Dios ! ¿ y el otro ? )
Su amante es ya el objeto de todas sus mi-
ras , el término de todas sus acciones , el
árbitro de su vida . ¡ Cuantos proyectos de
felicidad ! ¡ Una ecsistencia entera consagra-
da á el amor ! ¡ Infeliz ! Esas pruebas , esos
testimonios de tu sensibilidad son la pri-
mera época de la inconstancia de tu aman-
te . El tiempo corre y Elvira llega por fin
á penetrarse de que su amante es menos
tierno , menos solícito con ella : á las sos-
pechas de la una se siguen los juramen-
tos falsos del otro : á una queja responde
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una infidelidad : las querellas se avivan , las
paces se hacen con frialdad y desabrimien-
to , las citas se retardan , los momentos de
estar juntos se aceleran . Elvira pide jus-
ticia á el amor … … ¿ qué se ha hecho , es-
clama , la fe de los juramentos ? tiempo per-
dido : mi señor la deja por otra , y la in-
feliz queda sumida en la desesperación y el
abandono .
Dejémosla con su pena , con su dolor :
ella procurará consolarse , y como se la pre-
sente ocasion de vengarse , juro por Lucre-
cia Borgia , que no la desperdiciará : el otro
tonto tiene la culpa . Vamos á la moraleja
de este articulo , que alguna ha de tener , pues-
to que no es enteramente romántico . VVstedes .
señores hombres han sido muy injustos .
VVstedes . han hecho las leyes , han sentado la
base de las costumbres públicas , y todo
lo han convertido VVstedes . en su favor : VVstedes .
se han alzado con todos los empleos , con to-
dos los puestos , con todas las dignidades de
la vida civil , y para colmo de impiedad , ni
aun para aquellas artes , para aquellos ejer-
cicios de un mecanismo delicado , en los que
de nada sirve la fuerza del hombre , habeis
creido aptas y á propósito las mugeres … . .
Sal de ese telar , abandona ese bastidor afe-
minado ganapan : deja á tu muger que con-
cluya ese delicado tejido , ese primoroso bor-
dado , y coge tu la esteva ó el azadón y ve-
te á cultivar los campos .
Nada os han dejado los hombres hijas
mias : todo lo han invadido . El matrimo-
nio y el claustro son vuestras únicas carreras ;
y para remate de perdicion , para estrecha-
ros mas las distancias , las puertas de estos
últimos se os han cerrado tambien para que
quedeis enteramente entregadas á vuestros
tiranos . Quedais pues reducidas á el amor ... .
á lo menos este será vuestro imperio : en
él sereis las señoras , las árbitras omnipo-
tentes , como que vosotras sois el verdade-
ro amor . Pues no señor : tampoco y asi
sale ello : dígalo sino la pobre Elvira . La
educacion que recibis ha de consistir en que
procureis inspirar el amor , y en que os es-
forceis porque vuestro corazon no le sien-
ta : poned mucho cuidado en todos tiem-
pos y en todas las situaciones de la vida , en
disimularle , en ocultarle como si fuese gé-
nero de contrabando . Sufrid la plegaria con-
tinua de ese amante necio , fátuo y pre -
sumido que os fastidia , y no os permitais
jamas la menor demostracion de preferen-
cia hacia ese otro que podria formar la fe-
licidad de toda vuestra vida , y que es ti-
mido porque os ama , y á quien contiene y
retrae la incertidumbre , el temor de ofen-
deros . ¡ Hombres despertad : dejad en liber-
tad á las mugeres para el amor honesto , y
la sociedad se verá libre de muchos males !
Debo advertir por conclusion , que esa
libertad en las mugeres , tendria tambien
sus gravísimos inconvenientes : de modo
que si les parece á VVstedes . mejor que las co-
sas se queden como se estaban , muy santo
y muy bueno . El asunto era escribir un
artículo para el Guadalhorce .
» Y de este , gloria á Dios , ya he visto el cabo .
LA FEA EN EL ESPEJO .
¡ Espejo despiadado ,
testigo indiferente de mi pena ,
cien veces inundado
con la copiosa vena ,
que á llorar el destino me condena !
Escucha el triste acento
de amargo canto que á Favonio entrego ;
muévate mi tormento ;
escúchame te ruego
aunque desprecies mi llorar de fuego .
¡ Ay ! cuando venturosa
vana ilusion mi mente desleia ,
te consulté orgullosa ,
y tu justicia impia
disipó como el humo mi alegria !
Tu faz brillante y clara ,
presentóme sin gracias , sin dulzura ,
mi escurecida cara ;
mi pie sin donosura ,
sin esbeltez ni encantos mi cintura .
Dijísteme “ Florinda ,
desnudo de atractivos tu semblante ,
es fuerza que prescinda
tu mente delirante
de todo ensueño de pasion amante .
Huye con raudo paso
los hechizos de amor , que niño y ciego ,
pudiera herirte acaso ,
y conocieras luego
todo lo intenso de su ardiente fuego . »
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¡ Ay mi , desventurada !
¿ por qué á mis ojos descorriste el velo ?
¡ oh suerte malhadada !
¿ por qué no puso el cielo ,
dentro mi pecho corazon de yelo !
Ya tarde me advirtiera ;
inestinguible llama me devora ,
y aquel que la encendiera ,
aquel que el alma adora ,
apellida á otra dama su señora ! ... .
¡ Oh condicion horrible
que cupo á la muger infortunada !
¡ tan débil , tan sensible , … …
amar sin ser amada ,
y forzada á ocultar la llama airada !
Si el labio encadenado
pudiera publicar este tormento ,
en eco lastimado
oyeran mi lamento ,
la tierra , el mar , el vasto firmamento .
Asi tal vez Fileno
de mi abundoso lloro conmovido … … … .
¡ Ay triste , me enageno
cuando demente olvido ,
que otra le mira á su pasión rendido !
Vuela , Fileno , vuela
en pos de la beldad deslumbradora ,
mas guarte con cautela ,
que tal vez Eleonora
si te adoraba ayer , te olvida agora .
Mira con vario vuelo
vagar de flor en flor , de rosa en rosa ,
con efimero anhelo
festiva mariposa ,
siempre inconstante , siempre veleidosa .
Tal vez asi la bella ,
que amó con presunción envanecida ,
si otro galán descuella ,
su amor primero olvida ,
y dá por otra flor su flor querida .
Cual rosa matizada
que abre á la aurora su corola roja ,
balsámica , esmaltada ,
de aromas se despoja
al espirar el dia , y se deshoja ;
Asi de la belleza ,
que con encanto seductor te incita ,
la gala y gentileza ,
la gaya rosa imita
y en brevisimo tiempo se marchita .
Aquella flor lozana
se convierte en semilla deleznable ,
y la belleza ufana
en resto lamentable
de su pasada gloria miserable .
En pos de la hermosura ,
vuela , Fileno , y mírente los cielos
en eternal ventura ,
sin que pruebes los duelos
del licor ponzoñoso de los celos .
Si tal vez algun dia ,
una triste esperiencia amargamente
turbase tu alegria ,
y vieses evidente
lo que te oculta tu pasión ardiente ;
Entonces de Florinda
corona la constancia y la ternura ;
que tu pasión prescinda
de efímera hermosura ,
y hallarás en mis brazos tu ventura .
Y tú , cristal pulido ,
testigo agora del amor que enfreno ,
al ver en tí vertido
el rostro de Fileno
retratarás el gozo de mi seno .
J. Bouligni .
19 DE AGOSTO DE 1487
I.
Un momento de gloria es una ecsisten-
cia infinita ; es un Iegado perpetuo á la pos-
teridad . El nombre del héroe traspasa sin
lesion los muros que osan oponerle los si-
glos , con la misma facilidad que el águila
hiende las gasas de las auras . Los hombres
contemplan con religiosa veneracion esos
gigantes de lo pasado , que alzando sus fren-
tes coronadas de laurel , se ostentan igual-
mente grandes en la inmensidad del porve-
nir . A su lado son las generaciones átomos
imperceptibles que se envuelven en el pol-
vo de los tiempos . Ah , vivir para la gloria
es vivir para la eternidad !
II .
Ya no retumba en la atmósfera el eco
de los mortíferos truenos que lanzáran con
estruendo estrepitoso las terribles espingar-
das , coreadas por cien arcabuces á la par :
ni los gritos de guerra , ni los tristes ge-
midos de los heridos y moribundos acom-
pañan este fúnebre son , que asemejaba la
voz de un anatema universal ó el desespe-
rado clamoreo de los precitos . Un silencio
solenme , como impuesto por el dedo del
Eterno ; habia reemplazado esta escena de
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muerte . Las aguas del Mediterráneo , que
poco ha se rebullian en su espacioso lecho
murmurando del desórden que remedáran
sus olas agitadas , formaban ora un espejo
terso , como el azulado cielo que las vela-
ba y parecia que la misma naturaleza daba
una tregua á su constante movimiento para
contar los héroes de la conquista . En tanto
el ex-aduar fenicio , el ex-municipio roma-
no , la ciudad árabe aun , la soberbia Má-
laga , muda como las ruinas que la cercan ,
se despoja de las galas de Oriente con que
por siete siglos se adornara , para coronar-
se con la modesta pero mas noble enseña de
los soldados de Cristo .
III.
El ardiente sol de Agosto pintaba mil
reflejos en los acerados petos y almetes de
los guerreros , que removiéndose en derre-
dor de la ciudad rendida se detenian aun an-
te sus arruinados muros , como poseidos
del respeto que inspiraba su magestuoso
abandono . Multitud de tiendas de blanco y
embreado lino se alzaban sobre una zona
semi-circular , que formaba el campo del ven-
cedor . Entre estos monumentos militares ,
entre estos obeliscos amovibles , ahora fijos
como rocas , dos se distinguian por la mayor
elevacion de sus cúspides , por la magnifi-
cencia de los trofeos que los decoraban y por
el número de guardias destinados á su custo-
dia : eran las tiendas de los reyes héroes Fer-
nando é Isabel , quienes acababan de añadir
una hoja de oro á la inmortal corona que ya
ciñeran sus gloriosas sienes .
IV .
Ciertamente formaba un singular con-
traste el silencio monótono y lúgubre que
se observaba dentro de la ciudad , con el
movimiento y la alegria que reinaba en el
campo cristiano . Empero ya no eran los re-
lucientes aceros , ni las pesadas lanzas , ni los
arcabuces tronadores los objetos de que se ha-
cia ostentacion con fiero y amenazador ade-
man , como al provocar una nueva liza ; eran ,
sí , los vistosos trajes , los ricos adornos que
cada cual escojiera para competir en la bri-
llante y devota procesion que señalaba la
entrada triunfal de los vencedores en la
recobrada ciudad . Los monarcas católicos al
frente penetraron por sus desiertas calles ,
con los pies descalzos , llevando en triunfo
la imágen de Nuestra . Seño ra . de los Reyes , y por
trofeos los quinientos cautivos que liberta-
ran . En aquel momento glorioso , aquella
comitiva de héroes olvidaba el precio de la
victoria ; y como inspirada por los sublimes
misterios de una religion santa vertia lá -
grimas de entusiasmo !
V.
He aquí la eternidad ! ! ... Desparecieron
las galas , desparecieron los hombres , cua-
tro siglos se han hundido en la noche sin fin ,
y aquel momento resplandece como una es-
trella enmedio del caos . — Fernando ! Isa-
bel ! Manrique ! ... . . en aquel momento vo-
laron vuestros nombres al templo de la in-
mortalidad ! ... . . Ah , una flor sobre la tum-
ba de los héroes !
J. M. Bremon .
HISTORIA DE MALAGA .
CONTINUACION .
Los pueblos conquistados por los romanos
se veian frecuentemente en el duro conflicto
de renunciar á sus creencias religiosas , última
humillacion de dependencia ; pero á veces ya
fuese por supersticion ó por política , respetaban
los vencedores á los Dioses de los vencidos , evo-
cándolos en los combates y ofreciéndoles las
aras suntuosas de sus númenes romanos . De
esta tolerancia y opresion nacia la variedad de
templos de nuestros pueblos , y esa confusion de
inscripciones , verdadero caos para el que ob-
serva sin la antorcha de la historia . Isis , Osi-
ris , Anubis y Serapis , divinidades del Egipto ,
alzaban sus cuadrados templos , cargados de
geroglíficos , al lado de la Vénus de Asiria , de
Celestis , diosa de Cartago , y de la celebrada
hija de Apolo Pasifae . Los elegantes altares
de Jupiter Tonante , con su arquitectura grie-
ga , descollaban junto al maciso templo de Hér-
cules aun en esta misma ciudad , si abrimos el
libro de piedra de sus antiguas tradiciones : pe-
ro las ceremonias y ritos de las deidades de la
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patria quedaron sepultadas para siempre en la
noche de los tiempos .
La prosperidad de estas provincias meri-
dionales se halla comprobada por todos los es-
critores . El Bétis y el Singilis ( 1 ) se navegaban
hasta cerca de su nacimiento . Infinitos cana-
les llevaban sus benéficas aguas á los demas
puntos donde no alcanzaba su curso . Por es-
tos antiguos cauces alternaban con las galeras
romanas los monoxilos ó canoas llenas de los
frutos indígenas . Todo era animacion en estas
riveras olivíferas : el templo del oráculo Mues-
teo , la linterna de Apion , el faro de san Lu-
car , Luciferi-Fanum , eran saludadas por los
marineros andaluces , que inspirados siempre
por el clima se esplicarian con su gracía na-
tural en el lenguaje hermoso del Lacio . Al par
de estas incursiones se almacenaban mil rique-
zas en nuestras templadas costas para surtir á
la capital del mundo . Alli el aceite de la Tur-
detania se preferia al de la Istria : alli el ber-
mellon del Almaden era superior al de Sinope :
alli la grana de una corta heredad de Ecija re-
presentaba inmensas sumas ; y alli en fin la lana
incolora de la Bética escedia á los vellones del
Ponto . Los tejidos que arrojaban sus manu-
facturas los coloca Juvenal entre las preciosi-
dades que se tiraron al mar cuando naufragó
Catulo ( 2 ) . « Las ensortijadas lanas de los re-
baños del Bétis se parecen a las trenzas de oro
de las mugeres de Alemania » decia Marcial lle-
no de inspiración y de entusiasmo .
Málaga poseía el murex ó conchilia , espe-
cie de ostra univalva , sumamente estimada en-
tre los antiguos para dar el color de púrpura .
Virgilio la celebró de este modo ( 3 ) sobre los
vestidos de Arcente .
“ Estaba el hijo del famoso Arcente
Gallardo con su arnés lucido y rico ,
Pintado con bordada sobrevesta :
Con púrpura de España , muy lustroso . ”
Pero lo que daba á este pueblo fama es-
traordinaria era la preparacion del Garo , gé-
nero de escabeche que se hacia con atunes y
( 1 ) Génil .
( 2 ) Plinio .
( 3 ) Eneida .
con las celebradas anchovas . Para salar y co-
jer oportunamente este pescado formaban unos
estanques que se comunicaban con el mar á
manera de viveros , donde se guarecían los bo-
querones y atunes en los dias de su reproduc-
cion . Este salsamento era la delicia de los
gastrònomos de Roma .
Nuestros caballos andaluces sin haberse
aliado todavia con la noble raza árabe , se ce-
lebraban por Claudiano para las carreras del
circo . Un morueco de la Bética llegó á va-
ler un talento , segun afirma Estrabon . Supe-
rintendentes augustales inspeccionaban los tra-
bajos de las minas de Rio Tinto y Almaden .
Las de plomo Santarense y Antoniana pro-
ducian 400000 libras de metal en cada dia , y
la Colonia Accitana esplotaba aun la mina de
plata llamada Bebulo , descubíerta por Ani-
bal , de la que se sacaban 300 libras diarias .
Faltando á mi propio plan me he visto
forzado á detenerme en el bosquejo de esta
Bética feliz , que cantaron los poetas , que aun
envidian las naciones ; nuestra cuna y nuestro
orgullo . Por estas concordancias históricas pue-
de llenarse el vacío de la Malaga Romana ,
que parece como perceptible por los sucesos
contemporaneos , y que sale de la oscuridad
que la circunda para tomar una parte muy
activa en aquella prosperidad publica que ani-
mara todo el pais que la rodea . Asi es mas fa-
cil juzgar las relaciones que estrecharian sus
vínculos con los pueblos circunvecinos , los
alicientes de su industria , la importancia de
su comercio y el objeto de su culto .
A la pluma sagaz del Padre . Mariana se esca-
pó una irrupcion que hicieron los moros por
estas costas en tiempo de Marco Aurelio ; y á
ella aludirá sin duda esa inscripción de Ante-
quera que ha transmitido Morales , y en la
que se manifiesta que Galo Maximiano , pro-
cónsul de la Bética , la libertó del largo asedio
que sufria . Es harto verosimil que atraidos es-
tos bárbaros por el aliciente de nuestras ri-
quezas organizasen esas espediciones sin gran-
des obstáculos de nuestra parte , porque ya que-
da referido careciamos de fuerzas militares
desde los tiempos de Augusto .
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Las primeras semillas de la religion cris-
tiana esparcidas por el apóstol Santiago en Za-
ragoza y Galicia , transpiraron á estas provin-
cias en tiempo del emperador Claudio , sien-
do gobernador de la Bética Umbonio Celio ; ger-
minando despues prodigiosamente hasta la con-
version de Constantino . San . Ecisio la predicó en
Carteya , hoy torre de Cartagena , al par que
en Granada San . Cecilio ( 1 ) siendo conocida en
Málaga aun antes de Diocleciano . Por el con-
cilio de Eliberis , tenido á principios del siglo
IV , era Patricio el pastor de nuestros fieles , y
en el furor de las persecuciones de estos tiem-
pos fueron pacíficas hostias , san Ciriaco y san-
ta Paula , esos patronos cristianos que aun vene-
ran nuestro pueblo entre sencillas y piadosas
tradiciones .
Un tropel de naciones bárbaras inundan el
mediodia de la Europa : eran los hijos de los
scitas antiguos . Rechazados por el nevado pais
donde vieran la luz primera , impelidos por la
falta de sustento para sus numerosas tribus ,
adoradores frenéticos del mímen de las bata-
llas , á imitacion de sus abuelos los celtas , de-
jan las nebulosas regiones címbricas , scandina-
vas y sarmátas , y despues de mil combates
en el suelo encantado de la Italia , donde Ati-
la derrumbara el imperio de los césares , se aso-
man al Pirineo para enlutecer la España . Este
fue ese pueblo Godo que mataba á los venci-
dos , fiero como el Ieon de sus escudos , que á
flechazos contestaba al genio de las tormentas ,
y que cantaba sus héroes al sonido de la lira .
Este fue ese pueblo Godo que yermaba nues-
tros campos , que quemó nuestros altares , se-
guido de la miseria , y que en banquetes de hor-
ror se hartaba de carne humana . Este fue ese
pueblo Godo convertido á nuestro culto , ya de
muy dulces costumbres , que tuvo á los Reca-
redos , que dictó las leyes patrias , y nos dejó
monumentos de una fama indestructible .
Idacio , Ferreras y Mariana no están acor-
des en la época en que se verificó esta invasion ,
aun cuando se hallan unánimes en referirla al
tiempo de Constantino , ó sea á fines del siglo
IV . Los suevos se dirijieron á Galicia , los ala -
( I ) Fray . Enrique Flores .
nos poblaron la Lusitania ; y los vándalos y
silingos ocuparon nuestra Bètica . Málaga pa-
só al poder de los godos el año de 614 , en
tiempo de Sisebuto , á la total espulsion de los
romanos ; y como la historia de aquellos pue-
blos se halla enlazada intimamente con la de
los concilios nacionales , los varios sucesos que
contienen son estraños á mi asunto . La Igle-
sia de esta ciudad aparece como sufragánea del
arzobispado de Sevilla en el reinado de Wam-
ba , pero ecsistia como tal aun en tiempo de
Constantino el Grande , segun el autor de las
conversaciones : su obispo Teodulfo asistio al
segundo concilio de Sevilla en 619 , y se que-
jó del despojo que los obispos de Écija , Cabra
y Eliberis habian hecho de algunas de sus par-
roquias antes de la irrupcion de los alanos y
vándalos ; cuyo testimonio , en armonia con los
datos anteriores , me induce á confirmar que
ecsistia esta sede episcopal , antes de la irrup-
cion de los godos .
Entre los varones ilustres que relata san
Isidro , coloca á Severo como obispo de esta
ciudad en tiempo de Leovigildo ( 1 ) . Parece que
le siguieron Januario , el ya citado Teodulfo ,
el godo Tunila , y el apenas conocido Honorio ,
comtemporáneo de la invasion sarracénica .
La monarquia goda , siguiendo el círculo de
infancia y decrepitud , de prosperidad y de ca-
dencia , de virtudes y de vicios , de saber y de
ignorancia de todas las sociedades humanas , vino
á espirar en don Rodrigo . Era osado de corazon ,
diestro en grangear las voluntades y llevar á
cabo sus empresas : luego que ocupó el trono
olvidó estas cualidades , y entregandose á las in-
jurias y deleites se pareció mas á Witiza que á su
padre y sus abuelos . Sea que fuese demasiado
débil para resistir á la hermosura de la doncella
de su esposa la famosa hija del conde don Julian ,
como sienta el Padre Mariana , aunque desmen-
tido por Mondejar , es evidente que en el reinado
de este príncipe se verificó la primera inva-
sion sarracénica y la pérdida del reino . ¡ Lec-
cion terrible de la historia jamas aprovechada
de los hombres !
Continurá .
( 1 ) Año de 578 .
32
EL VIERNES SANTO .
Mírale allí , con el madero al hombro ,
De sangre y polvo y de sudor bañado :
Del mundo entero admiracion y asombro
En afrentosa cruz muere enclavado .
Mira á su madre en angustiada cuita
Traspasado su pecho de dolor ,
Mientras la raza , del Señor maldita ,
Atormentaba al hijo de su amor .
Y al ver brotar la sangre de su herida
En medio de su pena y desconsuelo ,
Pide perdon al compasivo cielo
Por aquel pueblo ingrato y parricida .
Miralos , pecador endurecido ;
Arrastra por el polvo tu maldad :
¡ Y ay de ti , infeliz , si arrepentido
No te encuentra la horrible eternidad !
Antonio . Alegre Dolz .
LA ALHONDIGA .
Poco podemos decir respecto del edificio
Alhóndiga de Málaga , que se presenta en
la lámica que acompaña á este número ; por-
que en efecto , y acá para entre nosotros , no
son muchos los titulos en que puede fun-
dar sus pretensiones á que se le destine un
grave y detenido artículo , compilando sus
bellezas arquitectónicas . Sin embargo ocur-
resenos alegar en apoyo de su modesta sen-
cillez y por lo que pueda importar en ma-
yor honra y pro la sentencia de Iriarte que
si mal no recordamos dice :
En obra de utilidad
La falta de variedad
No es lo que mas perjudica ;
Pero en obra destinada
Solo al gusto y diversion
Sino es varia la invencion
Todo lo demas es nada .
Asi , pues , dejémosla con su forma cua -
drada , sus monótonos corredores de seis ar-
cos , su humilde vestimenta de cal , sus co-
Iumnas de piedra tosca , sin galas , sin oja-
rasca , sin magníficos capiteles y sin deli-
cadas filigranas ; pero acordemos al mismo
tiempo un voto de gracias á los fundado-
res de tan útil establecimiento , si bien no
podemos menos de lamentar que deba algu-
na parte de su ecsistencia á dos dignísimos
diputados familiares del santo oficio , según
se acredita por la inscripcion colocada en la
pared de la escalera principal .
Podemos también añadir , en obsequio
de los escrupulosos cronologistas y circuns-
pectos anticuarios , que esta Alhóndiga no
es Ia Alhóndiga de los moros ni la de
los cristianos de la conquista , pues aun-
que en 1491 hubiese en Málaga dos edi-
ficios destinados á este objeto , y cada
cual perteneciente á una de estas sectas ,
ninguno de ellos es el de que tratamos ,
porque este se construyó por los años 1666 ,
como esplica dicha inscripcion , y fue adic-
cionado un siglo despues , segun nos dice
otra lápida que se encuentra sobre una co-
lumna del patio.= B.
AVISO .
Con este número concluye el primer mes
de suscricion á este periódico ; los señores
suscritores cuya suscricion cumpla y gusten
continuar , se servirán avisar en la impren-
ta del Comercio calle de santa Maria nú-
mero 15 .
Errata del número 5.º
En la página 22 columna 2.ª linea 15
dOnde dice Serigilia , léase Singilia
EDITOR , J. DE MEDINA .
IMPRENTA DEL COMERCIO .
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