CODEMA_19-PRE-AP-241

CODEMA 19-PRE-AP-241

ResumenNúmero 1 de "Atalaya patriótico de Málaga".
ArchivoHemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España
TypologyOtros
Fecha1809/02/11
LugarMálaga
ProvinciaMálaga
PaísEspaña
NoteImágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=20a308ac-69d2-47b3-af5a-db7555bc490c

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ATALAYA PATRIOTICO DE MÁLAGA POR H. Y K. TOMO I. MÁLAGA MDCCCIX. CON PERMISO DE LA JUNTA DE GOBIERNO En la imprenta de Martínez. ATALAYA PATRIÓTICO. NÚMERO I. SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 1809. Grito de la patria al espantoso retrato del traidor. Asquerosos, viles, abominabilísimos traidores ¿aún existís? Cuando el cielo os detesta, cuando la tierra se da por ofendida al infame peso con que la oprimís, cuando el aire se avergüenza de dar pábulo a vuestras execrables respiraciones; cuando la naturaleza toda os escupe, horrorizada de contener en sus vastos límites unos seres tan pestíferos, ¿existís aún? ( 4 ) ¿A donde os acogéis? ¿Qué seno os abriga? ¿Es vuestro corazón infernal? ¿Pero cual otro puede ser vuestro asilo sino el taller mismo de vuestras espantosas maldades, eructo del abismo tenebroso ? En él ¡infelices! en él os aquietaréis ; aislada allí en sus negras dimensiones y contenta de misma, vuestra perversa alma no será inquietada de las infinitas criaturas que con toda la suya os aborrecen; ya estaréis satisfechos en el cenagal inmundo de vuestra depravación traidora sin oir las duras reconvenciones de un resentimiento universal. Pero no, en vano huís; mejor os estaría escucharlas muy de cerca; jamás ellas se extenderían hasta donde vuestra horrible maldad; no hay un entendimiento bastante para medirla y esto se ahorraría de tormento vuestro corazón; pero no, vuelvo a decir, él está destinado por el encendido enojo del Dios de las vengan- zas a la presencia de los acusadores y fiscales más terribles y acriminadores; a vuestra cancerosa conciencia, espejo in- ( 5 ) evitable y espantoso, que aún en la oscuridad del sueño os representa tan odiosos cuales sois; a vuestros propios infernales remordimientos que nada os perdonarán. ¿Y pensaréis, españoles míos, que os hablo del atrocísimo Godoy, de un sacrílego Calvo, del vil apóstata O'Farril, de un cobarde horroroso Morla o de algún otro escandaloso traidor que, prostituyendo con frente desvergonzada las leyes respetables, hizo pública venta de lo más sagrado? No, no son estos los más perversos, ni contra ellos es mi intento emplear la fuerza de mi declamación. El inmundo nauseoso aspecto del nefandista, el horrible furibundo semblante del suicida, la osada blasfema frente del ignorante ateísta ¿a quién no estremecen? Por fortuna, llevan delante de estos tremendos pecados las más abomi- nables recomendaciones para que sean muy raros los desgraciados que se enreden en sus malditos lazos; y, por fortuna, igual los indignos procedimientos de ( 6 ) aquellos viles llevan en la mejilla la vergonzosa marca de la infamia para que en ellos concluya el número de los peores transgresores de las leyes más sacrosantas; mas, por desgracia lamentabilísima, mira la infeliz patria que a los infernales pechos de la hidrópica avaricia se nutren y multiplican sus enemigos más implacables; los que, disfrazados con la máscara de la virtud, de un celo infatigable y de un tierno patriotismo ocultan en sus entrañas el veneno más corrosivo y exterminador; los que, regando con lágrimas los pies de los altares, los que, declamando en tertulias y asambleas públicas con rostro airado y ojos centellantes; los que todo lo muerden, todo lo reprueban con un aire dictador e imperioso; los que con una hipocresía farisaica concentran en sus pérfidos corazones la escogida nata del infierno mismo; los avaros , los avaros, los que quieren eludir con afectada religiosidad los incontestables cargos que el mundo todo les haría si llegase a comprehender lo inmensura- ( 7 ) ble de su odiosa depravación; pero los mismos que, dejados al torcedor cruelísimo de sus roedoras acusaciones experimentan en ellas todo el rigor del fuego infernal, que atizado por el fuerte soplo del enojo divino les concluye sin escusa, les aterra sin consuelo, les destroza sin conmiseración, les quema sin término, y haciéndoles renacer de entre sus propias abominables cenizas les prepara más singulares, duros y duraderos suplicios en sus mismas cruelísimas reconvenciones, marcadas con el dedo de tantos agraviados. ¡Y que mayor, que más devorador infierno! La tristísima inconsolable viuda les arguye de homicidas porque, ocultando su idolatrado dinero, no quisieron robustecer con él los brazos de la patria, que ayudada de aquel socorro hubiera libertado la vida de un dulce esposo, su consuelo y el firme apoyo de su subsistencia y regalo. El afligido lloroso anciano, con dislocada voz y trémulos ademanes, les da en rostro con la irreparable pérdida de unos amo- ( 8 ) rosos hijos, víctimas desgraciadas del furor francés, porque no quisieron sacrificar su escondido oro con el que la fuerza armada hubiera resistido el ímpetu destructor que de un golpe le aproxima a una estragosa, anticipada muerte mucho menos amarga a la dulce presencia de sus cariñosas hechuras. Los inocentes tiernos parvulitos, con los brazos abiertos desde el amarguísimo seno de una desamparada horfandad, los acusan severísimamente de que la desnudez vergonzosa que sufren, de que la dura hambre que les aniquila, de que la prostitución, los delitos y estragos que les aguardan por una abandonada educación, de que el infelicísimo sistema últimamente a que se ven reducidos y las desdichas sin término que van a probar, deben su origen al vil anudamiento del enmohecido tesoro, cuya justa inversión les habría ahorrado la durísima pena de perder un padre cariñoso. Las castas esposas atropelladas, las doncellas inocentes violadas, el ama- ble devoto sexo cubierto el rostro con ( 9 ) horroroso rubor, les dicen con clamores los más agudos: "Si hubieráis corrido los cordones a vuestra abominable deidad, a ese hinchado bolsillo que forma vuestras condenadas delicias, nosotras no lloraríamos las infames manchas de nuestro lecho nupcial, el quebrantamiento insolente de nuestro intacto claustro, ni el desvergonzado vilipendio de nuestra edificante honestidad". ¡Ah traidores! ¿Y miráis con semblante sereno estas escensas tan terribles y penetrantes? No es mucho, no, cuando vuestra insaciable avaricia os tiene encallecido el corazón hasta la insensibilidad misma. Escucháis el horroroso estruendo con que el ignívomo cañón descarga asoladoras balas; miráis la aguda bayoneta y el cortador sable con cuanta furia reparten sangrientos golpes; observáis caer sobre la tierra ya los abrasadores rayos del sol, ya la inclemencia de espesos hielos, ya la dureza cruel de insufribles intemperies; oís que cunden la desnudez más aflictiva y el hambre más deboradora; entendéis por último que ( 10 ) todos estos males esgrimen sus desapiadados rigores... ¿contra quiénes? contra los pobrecitos infelices que después acaso de haber concurrido con sus sudores al acrecentamiento de vuestras pingües rentas, de vuestros ricos patrimonios, de vuestra soberbia riqueza, están exponiendo sus preciosas vidas, haciendo murallas de sus generosos pechos, mirando con frescura el derramamiento de su noble sangre y últimamente exhalando su espíritu biza- rramente en el campo del honor, por- que nada turbe vuestra quietud, por- que descanséis seguros en vuestros lechos, porque no experimente vuestro corazón quebranto alguno. ¿Y tenéis, pérfidos, presencia de espíritu para mantener fijos vuestros ojos en los arcones de ese despreciable dinero, sin dignaros repartir una mirada de compasión y justísimo reconocimiento sobre aquellas criaturas generosísimas y dignas de bendiciones sin número? ¿Y aún quedáis imperturbables? ¿Y aún se sostiene en pie vuestra diamantina firmeza? ¿Y aún os echáis a ( 11 ) dormir tranquilos, pudiendo resistir que en las vivísimas representaciones del sueño se os manifiesten cubierta de pobrísimos andrajos la agricultura, que os nutrió, temblando las rodillas el comercio, que os enriqueció, dislocadas las articu- laciones todas de las artes, que os vistieron, que os mueblaron, que tanto contribuyeron a vuestro regalo y cubierta de un sudor frío la industria, que de tantos modos concurrió a vuestras medras? ¿Y os volvéis del otro lado, crueles al patético, dolorosísimo espectáculo de un joven rey virtuoso, tierno amante de sus vasallos, que llora inconsolable la ausencia de ellos y el inicuo atropellamiento de su corona y sagrados derechos entre las duras cadenas que le ha puesto un tirano sin religión, sin honor, y que con una audacia descarada capitanea los vicios más enormes? ¿Y os acomodáis aún en el lecho de la torpe insensibilidad, sin que os turben el pesado sueño los penetrantísimos clamores, las enérgicas sabias providencias, las exhortaciones ca- ( 12 ) riñosas, el ejemplo santo de virtud, honor, constancia y patriotismo inextingui- ble con que la Suprema Junta Central os incita para que os esforcéis a mirar por tantos sagrados intereses cómo se ven a riesgo de perderse por la ambición ilimitada con que quiere devorarlos la insaciable Francia? ¿Y no os movéis todavía con tan vehementes estímulos para enriqueceros gloriosamente con un empleo, el más laudable y santo, de esas sobrellavadas abominables gavetas en que fluctúa y se escolla infelizmente vuestra alma? Pero ¿qué me canso? Si no oís la fuerte imperiosa voz de la religión; si volvéis la cara a los lastimosos clamores del santuario; si los ayes tristísimos de sus ministros no os penetran; si el grito de un Dios de tantos y tan espantosos modos ultrajado no os hiere, ¿a qué me canso? Que los santos templos sean destinados a inmundos cuarteles y que su atmósfera, otra vez almacén del encendido incienso de humildes oraciones al Dios de las misericordias, se cargue ahora con ( 13 ) los álitos pestíferos de execraciones y blasfemias; que los sagrados altares, cuyos pies regaron tiernas lágrimas de penitencia y en cuyas sagradas aras se inmoló tantas veces el cordero inmaculado por nuestra salvación, sean convertidos en mesas de destemplanza y borrachera y en asquerosos reclinatorios de insolentes sacrilegios; que las imágenes de los santos, objetos tiernos de nuestra cristiana devoción, sean mofadas desvergonzadamente en sus más edificantes actitudes y aún arrastradas por los sucios, por los impíos atrevidos franceses; que estos infames despojen, roben, ultrajen y aún fusilen a la Inmaculada reina de los ángeles, a la más sublime y santa de todas las criaturas, tantas veces proclamada por especialísima protectora de España; que los ministros del Altísimo sean cubiertos de heridas y que al fin sean cercenados sus sagrados cuellos por la desapiadada cuchilla de un borracho; que un tropel insolente de asesinos, ladrones, blasfemos cojan entre sus malditas manos a las ( 14 ) mismas delicias del Empíreo, al testimonio más irrefragable de nuestra segura creencia, a todo un Dios sacramendo... ¡Qué horror! y que lo arrojen por tierra, que lo trillen con sus endemoniados pies, que lo claven en sus agudas bayonetas, que lo ludibrien últimamente con cuantos insultos pudo sugerir la horrenda malicia del infierno; nada os importa. Quede sola y sin amparo la gran ciudad, la gloriosa hermosísima España; gima bajo el pesadísimo yugo de repetidos tributos con que le agobie el tirano Napoleón; lloren los caminos de Sion el olvido y entera abolición de sus santas festividades; conviértanse en menudas astillas sus venerables puertas; exhalen lastimosos clamores sus santos sacerdotes; cubra la espantosa amarillez de la muerte el hermoso rostro de sus vírgenes; oprímales lo más acerbo de la amargura... Por todo pasáis, endurecidos avaros, todo os es tolerable; aún estáis dispuestos a presenciar ensayos más trágicos, si fuesen posibles, como no llegue ( 15 ) a vuestro corazón el intolerable tormento de ver que se menoscaba ese maldito tesoro en que consisten vuestras glorias y a cuyo culto sacrificáis vuestro descanso, vuestros desvelos, vuestros gustos, el desahogo de vuestras pasiones, vuestra subsistencia misma, el honor de vuestras mujeres e hijas, las vidas de vuestros conciudadanos, la sangre de tantos infelices, el santuario de las leyes, la religión, la patria, la dulce patria; la que si redimida por vuestras manos os cantaría eternos himnos de alabanza, esclava por esa abominable dureza y asquerosa ruindad os cubrirá de odiosos epítetos e interminables maldiciones, reservandoos para la tremenda hora de vuestra rabiosa muerte un juicio, un castigo un rigor... os dejo. ( 16 ) PRINCIPIA LA DESCRIPCIÓN histórica de los proyectos, intrigas y negociaciones que la Francia emplea hace cerca de un siglo para dominar y tiranizar a España. Ascender a toda la antigüedad que tienen las ambiciosas miras francesas para dominar absolutamente la Europa, sobre ser un asunto difusísimo era seguramente un enojoso medio para que renaciesen inquietudes, que por ahora a lo menos tienen sofocadas el transcurso de los días y los intereses recíprocos de las varias potencias, que en esta parte del mundo disputaron sus derechos con los violentos recursos de la guerra. Los curiosos que en este particular apetezcan una completa instrucción, deben leer las obras históricas que escribió Federico segundo, rey de Prusia, cuya pluma sabia y desinteresada nada les dejará que desear. De nuestro intento solamente es (según se ofreció en el prospecto de este ( 17 ) periódico) manifestar los proyectos, intrigas y negociaciones que para dominar a España, y aún para alzarse con la monarquía universal de Europa, ha empleado el gabinete de Francia de cerca de un siglo a esta parte. Este vasto plan no podia realizarse sin la destrucción de la casa de Austria, cuya prepotencia sobre la Francia le presentaba grandes obstáculos para su logro. Murió el emperador Carlos sexto, última rama varonil de dicha casa, y aunque poco antes de su fallecimiento había salido garante el gabinete de Ver- salles de la disposición testamentaria de aquel soberano, que acordó dejar a su hija María Teresa por heredera de todos sus estados, tuvo también presente la capsiosa claúsula con que aseguró su garantía: "sin perjuicio de tercero". Sin perjuicio de mi ambición debió haber dicho la hipócrita Francia, únicamente ocupada de sus propios intereses aunque para conseguirlos fuese necesario atropellar los más solemnes y religiosos tratados. ( 18 ) De este modo, y para llegar al término de sus depravados intentos, formó la Francia una conspiración de la Prusia, la Suecia, Baviera, Saxonia y otros príncipes contra la casa de Austria, ofreciendo y lisonjeando a todos con la división y repartimiento de sus estados y haciendo cundir en toda la Europa con esta trama el espantoso ruido de la guerra. Solamente la Rusia no quiso tomar partido en esta revolución, penetrando quizá las ambiciosas intenciones de la Francia; pero ésta, que meditó cuánto podía perjudicar a sus miras la quietud de los rusos, aun en estado de indiferencia, obligó a la Suecia, a quien pagaba contribuciones, a que les declarase la guerra, ya con el fin de debilitar su poder y ya con la astucia de que, divertido el gabinete de Petersburgo con la atención de sus intereses y negociaciones, estuviese fuera del cuadro en que pudiera perjudicar a la Francia. No le salió bien el cálculo; la Ru- ( 19 ) sia puso la ley a la Suecia hasta aniquilarla casi. Trata la Francia de reparar este golpe tan ominoso a sus inten- tos aunque fuese a costa de las acciones más escandalosas: concibe su gobier- no el odioso proyecto de aniquilar a la familia reinante en Petersburgo, lo adop- ta y lleva a efecto por medio del cirujano francés Lestoc, del músico alemán Schwarz y del camarista Woronzow. Los soborna y obliga a que con cien soldados escogidos entren en palacio conduciendo a la princesa Isabel, proclamándola Emperatriz, arrestando al joven legítimo soberano con toda su familia en la fortaleza de Riga y desterrando á la Siberia á todos los Ministros y Genera-les que pudieran favorecer la justa causa de la familia destronada. El gobierno de Versalles se persua-dio que este golpe político habia deci- dido felizmente en su favor ; y mucho mas lisongeándose de que podria dispo- ner del corazon de Isabel con toda li-bertad ; mas no fué asi : no pudo sacar ( 2o ) de ella todo el partido que deseaba, y por esta razon se declaró contra su fa-vorito Ministro de estado Besruschef: triun- éste , y su grande enemigo el Mar-ques de la Chetardie, agente de los ne-gocios franceses en Petersburgo , fué ar-rojado de esta capital y de todos sus estados. Frustrados por esta parte los ambi-ciosos proyectos de la Francia contra la jóven Emperatriz Maria Teresa, tomáron aun peor semblante con la declaracion de la Gran Bretaña en su favor : cono-ció el gabinete de San James con la sabia prevision política que le es propia, que la monarquía universal era el objeto de todas las atenciones del de Versalles, y que la hubieran conseguido sin duda, no tomando parte en los intereses de la casa de Austria la Inglaterra, con per-juicios muy graves de su libertad y cons-titucion. Se continuará. ( 2I ) NOTICIAS. Que en Malagon se cantó el 26 de Enero un solemne Te Deum en accion de gracias por la gran victoria que en el pueblo de Latorre entre Cuenca y Almodovar del Pinar han conseguido las tropas del Excelentisimo. Señor Duque del Infan-tado sobre el exércitoenemigo , no solamente recobrando la artilleria que habia toma-do á una division nuestra, y posesionán-dose de la suya , mas aun derrotándoles un regimiento entero de dragones con mas ocho ó diez mil hombres. Que por un parte de la junta de Teruel á la de Valencia en 23 de Ene-ro consta que viendo el General Mon-cey inutilizados los vigorosos esfuerzos , con que en los dias II , I2 y I3 in-vadió á la invencible Zaragoza , se de-terminó á emplear todo el resto de sus fuerzas el I7, á cuyo fin arengó á to-das sus tropas, resuelto á perderlas todas antes que dexar de rendir á aquella ca- ( 22 ) pital y sus gloriosos habitantes: en efec-to atacaron los enemigos en este dia, em-pleando hasta la desesperacion, y tirándose sobre las baterias ; á pesar del horrible estrago que les causaban con su bien di-rigida artilleria , ellos entraron en la ciu-dad en número considerable ; sus vecinos no permitieron se retirase esta visita ; les recibieron con arma blanca , y á sus amis-tosas reconvenciones, les obligaron á tomar asiento por toda la eternidad : no quedó uno á vida ; el mismo General Moncey desfrutó del obsequio , pero no querien-do tanto agasajo una coluna francesa , que quedó de reserva fuera de Za-ragoza, tomó la huida con la mayor precipitacion , y con la misma le persi-guieron hasta Alagon nuestra caballeria, y muchos paisanos ; que cuentan quando menos de I5 á I6D gabachos muertos. Que el Señor Cuesta ha desbaratado completamente á un exército frances de IoD de infanteria y 2D de caballeria , que por Talavera trataban de ir á sorpre- hender á nuestra Suprema Junta Central. ( 23 ) Que nuestra linea y sus abanzadas á la izquierda de Tarragona han adelan-tado seis horas de camino, teniendo al-gunos choques con los enemigos, y cau-sándoles grande escarmiento. Los grandes y sigilosos preparativos, que se alistan, persuaden que se trata de cortar la retirada á los enemigos. ¡Quanto debemos pedir á Dios por el buen exîto de esta empresa para gloria de su Santo Nombre, y honor de nuestro apreciabilísimo Re-ding ! Que de Filadelfia, en los Estados-Unidos, escriben con fecha de Io de Di-ciembre último , que aquellos habitantes sufren aun la exclusion de todo comer-cio á que desde Diciembre de 18o7 les reduxo el embargo de aquel congreso , cuyo fin se ignora quando llegará, y que todos en aquella parte de América sus-piran eficazmente por el mejor exîto de las armas españolas contra el enemigo comun. Que el dia 4 del presente entraron en Sevilla 8oo Ingleses , que deberán ( 24 ) unirse á 6D mas, y 9D Portugueses, que por momentos se esperan para incorpo-rarse con el exército que se forma en Despeñaperros, y constará de 8oD hom-bres de infanteria y I5 ó 2oD de caballeria. ADVERTENCIA DE LOS REDACTORES. Sienten infinito que los sugetos que ten-gan la bondad de leer este periódico, pasen por la molestia de ver repetidas muchas no-ticias, que publican los diarios de esta ciu-dad y muchos otros papeles, despues que es-tos irremediablemente son copias aquellos de estos y estos de aquellos : es indispensable que asi lo hagan, ya por llenar la abligacion en que se han constituido, y ya porque los interesados, que por distancias ú otro motivo no puedan, haber á mano dichos papeles, no carezcan de noticias. A causa de no tener los Redactores hasta ahora caudal suficiente de correspondencia no puede haberlo de noticias, qual el público jus-tamente desea; pero en los siguientes periódicos se adelantarán á todo lo posible. LOS EDITORES DEL ATALAYA PATRIÓTICO. DE MÁLAGA. El periódico que, baxo el nombre de ATALAYA PATRIÓTICO, em-pezamos á publicar el II de Febrero fue leido al principio con alguna indiferencia, como era natural; y era preciso que transcur-riese algun tiempo, hasta que los hombres de juicio y de instruc-cion lo conocieran y diesen su dictamen, que es el único medio de acreditar qualquier escrito, ó desacreditarlo. El Atalaya ha sido suficientemente conocido, y los inteligentes han hecho de el bas-tante aprecio, tributándole bastantes elogios, y tal vez mayores de lo que se merece. El Dialogo catre Carlos III y Floridablanca lo han considerado interesante, por que con ingenuidad, claridad y método expone las causas, que han producido nuestra debilidad y preparaban la ruina de la nacion; é igualmente han opinado del punto histórico , que demuestra claramente no ser la injusta ocupacion del Portugal, y la invasion de España mas que una linea del plan, que tiempo hace meditaba el gabinete de Versalles de dominar la Europa entera. En quanto á la sinceridad y cla-ridad en los discursos y reflexiones nos parece no haber faltado á la verdad, y á los sentimientos de patriotismo , que el estado de la patria exige de los verdaderos españoles; y entre otros exem-plos citamos la proclama inserta en el número IX. Es verdad que aun pudiéramos hablar mas clara y libremente; pero tambien es cierto que no todo debe decirse á todos, ni en todos tiempos y circunstancias; y que es menester manejar con mucho tino y delicadeza la opinion pública para sacar buen partido, por que muchas veces ella decide la suerte de las naciones. En el lenguage y la expre-sion se ha procurado evitar toda chocarreria, impropiedad y baxeza en las palabras, cuidando no degradar el idioma castellano con vocablos impropios para denigrar á nuestros enemigos, y agenos de la honradez castellana. Para manifestar de lleno la perfidia y la iniquidad francesa basta y sobra con publicar ingenuamente la conducta de los franceses y de su digno Emperador. Finalmente nos hemos empeñado en que nuestro periódico corra con aplauso, y lo hemos conseguido; asi es que los periodistas, aun los mas acreditados , no se han desdeñado insertar en sus periódicos las noticias y reflexiones del Atalaya. Se continuará el extracto de la gazeta de Gibraltar, y solo de-xará de publicarse, quando su contenido no ofrezca cosa digna de el público, por cuya causa se ha omitido alguna vez su publicacion. Es claro que la subscripcion en 14 reales cada trimestre es muy moderada, y mucho mayor teniendo en consideración que el freqüente extravio de algunos números de los remitidos por el correo ocasiona gastos y consume tiempo, por esto nos ha pare-cido conveniente añadir 3 reales á las subscripciones para fuera de Málaga, que son 17 reales cada trimestre, precio que á ninguno dexará de parecer equitativo Los editores se comprometen de nuevo con el público, y se es-merarán en conservar y aumentar la buena reputacion que su pe-riódico ha logrado. Á este fin recibiremos gustosos qualquier escrito que se nos remita, y se publicara si tiene el mérito que deseamos; como por otra parte no abraze materias que no nos tocan, y que solo pertenecen al gobierno que nos manda, en quien debemos con- fiar descuidadamente si queremos recobrar nuestro honor, nuestra libertad y nuestra independencia. Se admiten subscripciones al Atalaya para el 2.° trimestre que comenzará con el Número. XIV en Málaga casa tienda de Don. Josef Mayoqui. Cádiz casa de Don. Nicolás Gómez Requena, imprenta del Gobierno. Sevilla en la libreria de la viuda de Hidalgo y Sobrino. Córdoba en la libreria de Don. Josef Francisco Berard. Granada en la libreria de Don. Gabriel Martinez. Murcia en la libreria de Don. Josef Benedito. Valencia en la imprenta de Don. Pedro Mallen y Compañia. Cartage-na en la librería de Don. Fulgencio Gallardo. Jaen en la imprenta del correo. Tarragona en la imprenta de la gazeta del Principado. Manresa en la imprenta del diario. Ronda en casa de Don. Antonio Hidalgo, administrador de correos. Xerez de la frontera casa de Don. Emigdio Hidalgo. Algeciras casa de Don. Fernando Morillo y Compañia. Badajoz casa de Don. Ignacio Quadros. Almeria casa de Don. Bartolome Groppis. Y en las demas ciudades y pueblos en la administracion de correos.

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