CODEMA19-EARDLYM-1883

CODEMA19-EARDLYM-1883

TítuloCODEMA19-EARDLYM-1883
Tipo textual
ResumenEl Álbum: revista de literatura y modas (número 3, año 1)
ArchivoBiblioteca del Archivo Municipal de Málaga (Ayuntamiento de Málaga)
TypologyOtros
Fecha1883/03/15
LugarMálaga
ProvinciaMálaga
PaísEspaña
TranscriptorBojana Radosavljevic

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EL ALBUM. REVISTA DE LITERATURA Y MODAS DIRECTOR Ramon Urbano Carrere. ADMINISTRADOR. DIRECCION Y ADMINISTRACION REDACTOR EN JEFE. P. Enrique Urdiales. Lagunillas 38. P. José Azpeteiga. Año 1. Málaga 15 de Marzo de 1883. Número 3. No se parece á ninguna la historia de Cárlos Bruna. [margen superior: imágenes] Los años de su inocencia los ha pasado en Florencia. A la que le hizo tilin la regaló el Folletin. [margen inferior: imágenes] [margen superior: EL ALBUM] HISTORIA DE UNA MADRE CUENTO DE ANDERSEN. (CONTINUACION.) Yo tengo una decidida pasion por las perlas y po- se na muy bella coleccion, pero tus ojos son las de más diáfanas y preciosas que he visto en mi a: ¿quieres dármelas? Si accedes á mi demanda e llevaré al invernadero do habita la Muerte, de- dicada al cultivo de toda clase de plantas, cada una de las cuales es la vida de un sér humano. -¡Oh!¡cuánto daria por volver á ver á mi hi- jo! exlamó la madre. ¿Quién dijera que los ojos de aquella infeliz no estuviesen secos en fuerza de llorar? Y sin embar- go, no era así, pues nuevamente vertió copiosas y amargas lágrimas, liquidándose sus ojos y yendo á parar al fondo del lago, donde se formaron dos perlas preciosísimas. Entonces las aguas del lago se elevaron y co- giendo á la desventurada ciega la arrastraron en un segundo á la opuesta orilla, donde se levantaba un maravilloso edificio que se prolongaba más de una legua. De lejos no podia distinguirse bien si era un monte cubierto de grutas y de arboleda ó una construccion artística. -¿Dónde podré encontrar á la Muerte, que me arreb⁎⁎⁎do mi hijo querido? preguntaba en voz alta la infeliz ciega caminando lentamente y con los brazo extendidos. -Todavia no ha llegado, respodió una buena vieja que iba de acá para allá cuidando las plantas del jardin de la Parca. ¿Cómo es que has venido hasta aquí? ¿Quién te ha guiado? -¡El Todopoderoso! profirió la madre en tono solemne. El es compasivo, y espero que tambien lo serás. Díme, ¿dónde encontraré á mi hijo? -No le conozco, objetó la vieja, y no puedes ver. Esta noche se han marchitado muchos árboles y plantas; pronto vendrá la Muerte para trasplan- tarlos. debes saberlo: aquí cada persona tiene un árbol, una flor que representa su vida, su carac- ter y que muere con ella Á simple vista diríase que son vegetales comunes, pero al tocarlos per- cíbense las pulsaciones de un corazon. Te aten- drás, pues á lo que acabo de decirte y tal vez re- conozcas la planta de tu hijo en el modo de palpi- tar su corazon. ¿Qué me darás te pongo al cor- riente de lo que has de hacer despues? -No tengo qué darte, dijo tristemente la pobre madre; mas iré al cabo del mundo para traerte lo que sea de tu agrado. Ningun negocio tengo allí pendiente, respon- dió la vieja. Una cosa puedes darme: tu larga y se- (Continuará.) A LA CIENCIA. (1) (SONETO.) Vuela, ciencia sublime y animosa atraviesa veloz el firmamento busca entre nubes invisible asiento y en los astros deten la vista ansiosa. Sus misterios despues, ven presurosa á mostrar al humano entendimiento, que no hay secreto oculto á tu ardimiento y esparces por doquier tu luz hermosa. Tu al seno llegas del volcan hirviente, tu vences el rigor del mas profundo, tu le das direccion al rayo ardiente. Tu eres de bienes manantial fecundo, tu eres de Dios destello refulgente, tu eres el astro que ilumina el mundo. Marquesa de Humaina. A LA CIENCIA. ¡Planta bendita cuyo olor trasciende, sonora voz que por do quier resuena, imantanda y fuertisima cadena que escogidos cerebros, tenaz prende. Bendita llama que abrasar pretende llena de amor, á la mansion terrena, estrella de los cielos, luz serena que muestra lo que nunca se comprende. Encantada vision, néctar sagrado, dichoso aquel que consiguió apurarte, aquel que no te go⁎a, ¡desdichado! Hoy cifro mi pla⁎er en adorarte. ¡Bendita ciencia! cuanto te he soñado, pobre de si al fin no he de lograrte. Luisa Roca Alcántara. Talca, Noviembre 1882. LA MUERTE DEL HIJO DE DIOS. SONETO El cielo cubre vaporoso velo, nieblas inundan la arboleda umbría, en triste noche se convierte el dia y es todo sombra y misterioso duelo. Amedrentada el ave tiende el vuelo suspendiendo su dulce melodia, y al cabo principio la agonia del sufrido Jesus, hijo del cielo. El justo muere, un pueblo arrepentido conociendo su error la gracia implora, y el mundo se contempla redimido. [margen inferior: (1) Debemos estas dos composiciones, á la galanteria de las damas Señora Marquesa de Humaina y Señorita Doña Luisa Roca Alcán- tara, residentes en España. Reciban mil gracias. La Redaccion.] [margen superior: EL ALBUM] Vierte su luz al fin la nueva aurora, y besando el madero bendecido la madre del Señor su pena llora. Narciso Diaz de Escovar. Málaga 1880. RIMA. Cuando escucho tu voz melodiosa, tu armónico acento, me parece que suena en mi oido de las arpas celestes el eco. Cuando pliega divina sonrisa tu rostro de cielo, se exalta mente, se arroba mi alma, y palpita afanoso mi pecho. Mas si miro tus dulces pupilas, de mágico fuego, si contemplo tus ojos radiantes, que al sol han robado sus ígneos detellos. Entonces ¡oh hermosa! mi ser se extremece, y extático y ciego, absorto te adoro, postrado á tus plantas, como à un Dios inmortal y supremo! P. Langle A UNA COQUETA. Dicen que los ojos son dos misteriosos balcones, donde nuestro corazón, al perder sus ilusiones, se asoma con afliccion. Pronto los puedes cerrar; porque no debes tener, siendo tu oficio engañar, ni ilusiones que perder, ni corazon que asomar. Constantino Gil. CANTARES. Hija que pazguata eres que te digo que me quieras y dices que no me quieres. Que toque á fuego la Iglesia y que acudan los bomberos, que me estoy achicharrando de sus ojos entre el fuego. Yo escribí en un papelillo, todas tus acciones buenas y para escribir las malas no hallé papel en la tienda. R. Urbano. SEMBLANZA. J. C. B. Siempre de flor en flor vuela contento y es lánguido su cuerpo y su figura, como la caña que en la noche oscura dobla sus tallos al rigor del viento. Dulce como el almibar es su acento, ser empresario colma su ventura y mariposa audaz de la hermosura, encuentra en los salones su elemento. Su existencia trascurre venturosa, recorrer la provincia es su mania para mas tarde referirlo en prosa. Delgado como un hilo, espero un dia verle trocado en nube vaporosa, como el humo fugaz de una bujia. X. Y. Z. Epigrama Ilustrado. [margen inferior: imagen] En el cráneo de un borrico pensaba Juan el astrónomo, y enternecido exclamaba: «¡Valgame Dios lo que somos!» N. M. OTRO MUNDO En su ardiente fantasia un mundo soñó Colon; y con muestra de alegria vió al fin realizado un dia el sueño de su ambicion. Ay, yo tambien he soñado en mi delirio sin calma con otro mundo adorado, y realizar no he logrado el ensueño de mi alma. Nicolas Muñoz Cerisola. [margen superior: EL ALBUM.] SERENATA. Si es cierto que Cupido aleja el sueño de aquellos que en sus brazos retiene presos, , niña pura, debes estar despierta sin duda alguna. Deja el mullido lecho donde reposas; que tal vez á el no lleguen mis dulces trovas. Sal á la reja, y escucharas las notas de mi vihuela. Negros como la noche son tus cabellos, y tus hermosos ojos, tambien son negros, ¡Negros traidores! que sin piedad ¡áy! roban los corazones. En vano mucho tiempo busqué en los mares, entre conchas y arenas lindos corales. ¿Y como hallarlos? ¡Si al mirarte á ti niña los en tus labios! No comparo tu talle con la palmera, que del Genil á orillas, se mece esbelta. Pues fuera raro, comparar lo mas bueno con lo mas malo. Porque de otros no escuchas vanas palabras dicen que amar no sabes; que eres ingrata. Y que tu pecho es de roca ó granito ¡Mira que necios! No saben que te adoro, que me adoras, y que nuestras dos almas son una sola. ¡Si lo supieran! Pero mas vale niña que no lo sepan. Guardemos en secreto. nuestros amores, y dejemos al vulgo sus opiniones; Hasta que ufano pueda llamarte mia, siendo tu esclavo. Ya su luz, esparciendo graciosa el alba, y las parleras aves alegres cantan. Adios hermosa, tuyo es mi amor y tuya mi vida toda. Fernando Mayoral. PERFIL DE UN RETRATO. Lúbrica sierpe, corazon de piedra, formidable mujer, bella y temida, imagen eres de la aciaga hiedra, cuyo abrazo mortal roba la vida. P. A. GEROGLÍFICO. Venus de Milo. Carne á treinta D Adonis de Montagui y cuatro cuartos. (La solucion en el número próximo.)

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