CODEMA_19-PRE-EG-457

CODEMA 19-PRE-EG-457

SummaryNúmero 39 de la segunda serie de "El Guadalhorce" que incluye un fragmento de "La presidenta", un romance, varios poemas y un índice de todas las obras publicadas en la serie.
RepositoryHemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España
TypologyOtros
Date1840/12/27
PlaceMálaga
ProvinceMálaga
CountryEspaña
NoteImágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=1cc3f0f5-7a28-4810-a968-983fde8cda78

Javascript seems to be turned off, or there was a communication error. Turn on Javascript for more display options.

El Guadalhorce. PERIODICO SEMANAL DE CIENCIAS, LITERATURA Y BELLAS ARTES. Segunda Serie. DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DE 1840. Tomo. 1.º = Numero 39.º Indice de este número—La Presidenta, conclusion. El Zapato blanco: Romance 5.º A unos ojos negros, poesia. Un Esclavo, poesia. Advertencia.== Lamina. Musica LA PRESIDENTA. Conclusion. LA CONFESION. Las palabras santas de la absolucion aca-ban de oirse al lado del lecho del rey: suena una ligera campanilla de oro, y se abre una puerta secreta: adelàntase una gran seño-ra, de frente severa, pero algun tanto in-clinada, que se sienta á la cabecera de la ca-ma, al rededor de la cual se estiende un re-ligioso silencio. El arzobispo de Noailles, revestido de sus hábitos sacerdotales pre-sentaba el imponente aspecto de un minis-tro enviado de Dios para derramar sobre la tierra las palabras de paz, y reclamar por el órgano de la religion la piedad de los hombres y la indulgencia de los reyes. Pero entonces no fueron dulces las pa-labras que resonaron en la habitacion don-de se hallaban solo estas tres personas: Se-ñor, dijo el arzobispo de Noailles, la mu-ger de un consejero del Parlamento con-denada á muerte por haber hecho asesinar á su marido viene á pediros el perdon. Pe-ro es indispensable hacer un ejemplar pa-ra contener el desenfreno y la disolucion de la sociedad, y si supierais cuantas seño-ras de la mas elevada clase han atentado á la vida de sus maridos de algun tiempo á esta parte temblariais de ser indulgente. La con-fesion es sin duda un secreto sagrado: pero hay circunstancias en las que puede reve-larse, en cuanto à la disposicion general de las costumbres; hace un año, señor, que en los tribunales no se oye otra voz que la de mugeres acusadas de haber hecho perecer à sus maridos. Madama Tiquet es una de aquellas cuyo crimen es ya público: que caiga sobre su cabeza la cuchilla de la ley y que su muerte sea un ejemplo de la jus-ticia de Dios y de los hombres. =Por otra parte esta muger se ha aban-donado á un amor ilícito, dijo madama de Maintenon. No tiene derecho alguno á la indulgencia..... =Y vos, señora, respondió Luis XIV, no habeis amado jamás? La favorita calló. El arzobispo temien-do que un movimiento de despecho ó un rasgo de piedad hiciera revocar la senten-cia; se acercó al oido del rey, pronunció al-gunas palabras en voz baja. El perdon fue denegado. LA DESPEDIDA. A la débil claridad de un rayo de sol que penetraba al traves de las espesas rejas de una pequeñísima ventana hubiera podido dis-tinguirse en el fondo de un oscuro calabo-zo á una muger jóven todavía, desconso-lada, con las espaldas casi desnudas, los ca-bellos esparcidos, estrechando en su pecho á sus dos hijos à los cuales cubria de lágrimas y de besos; de cuando en cuándo les decía 316 unas palabras tan crueles y los abrazaba con tanta fuerza casi convulsiva, que los pobres niños lloraban tambien y se arrodillaban como ella, y como ella tambien repetian la palabra perdon que tan cruelmente se escapaba confundida entre sollozos. Ay! ellos ignoraban que este era el último grito de esperanza de su desgraciada ma-dre, y que la ansiedad y la angustia que los rodeaba eran el efecto de una terrible espe-ranza: la esperanza de una palabra que de-bia anunciarla ó la vida ó el suplicio. La angustiada madre decia à sus hijos que ro-garan como ella, porque ella esperaba que su inocencia conmoveria al cielo y que el cielo concederia alguna clemencia à unas al-mes [sic] tan puras. Para esperar la hora de la desgracia ó de su terrible sentencia, ó en tanto que á los pies del trono pedian para ella un perdon tan deseado como imposi-ble, la habian envíado sus hijos, para que se sostuviese aun por un instante mas un valor que bien pronto no tendria sino para pedirlo á Dios. Ya en el fondo de su cora-zon estaba contrita, y de todos los afectos mundanos solo la quedaban el amor mater-nal y la creencia en Dios: todas los pasio-nes profanas se habian estinguido en su al-ma, porque su alma ya no se conmovia si-no para amar á sus hijos y para pedir á Dios misericordia y que se la dejase vivir para arrepentirse. Tal era entónces ante esta espantosa miseria, ante este horrible castigo la muger que poco ha llamaban en el mundo la bella, la coqueta Angélica. UNA TEMPESTAD. Duerme, angel mio, duerme solamente una hora todavia, repetian á un mismo tiem-po un hombre y una muger pálidos y andra-josos inclinados sobre la cuna en que acaba-ban de depositar su hijo, y corrieron con suavidad una pequeña y sucia cortina que la cubria para interceptar los rayos de luz que hubieran podido herir sus delicados párpados: hicieron retirar al perro cuyo gru-ñido quizá pudiera despertarle y parecia que procuraban evitar que las moscas con su zumbante vuelo le incomodasen. Es- ta tierna solicitud ¿era el sentimiento delica-do de una madre inquieta, de un padre tier-no que velan por su hijo y quisieran ha-cer su sueño mas dulce, mas tranquilo? No: no eran estos cuidados hijos de una pura y celestial emocion: éranlo, , de la curiosidad, del instinto feroz y sanguina-rio: era el hombre de la hez del pueble, era la muger igual á su marido, con el cabello despeinado, el ojo záino y labio temblo-roso que encargaba á su hijo que durmiese porque queria estar libre, porque no queria tenerle en sus brazos, porque ella sabia que á aquel a [sic] misma hora habia de suceder una cosa horrible, y cuyo espectàculo no queria dejar de presenciar... Y no tuvo dificultad en hallar el lugar del siniestro espectáculo por que la multi-tud se agolpaba á la plaza de Greve, y obstruia las calles y se apiñaba en las pla-zas y se comprimia en las ventanas y coro-naba los tejados: y esta muchedumbre gri-taba, ávida de sangre, esperando la hora del suplicio, y temiendo que las facultades de la vista y del oido no le trasmitiesen fiel-mente los suspiros de la sentenciada, los progresos de sus tormentos, el último alien-to de su vida.... Oíase una estraña y lúgubre armonia producida por millones de voces que lla-maban el cortejo de la muerte. Espanto-sa armonía cuyos ecos resonaban en el fon-do del infierno y en el corazon de la sen-tenciada.-- De repente cesa el rumor que producía tan estraña algazara, y el pueblo quedó satisfecho porque en aquel mismo instante apareció la victima: adelantábase bella y modesta, vestida de blanco, los bra-zos cruzados sobre el pecho, la frente se-rena y como ocupada de un pensamiento grande, como un alma resignada á quien el cielo ha perdonado. Espuesta asi á las miradas de la muchedumbre, confundida con la ignominia de los hombres, coloca-da entre un sacerdote y un verdugo y ca-minando á su hora postrimera, la muger del presidente Tiquet recordába á todos los dias de felicidad, en los que cada sonrisa atraia un amante, ó en los que cada pala- 317 bra desprendida de sus labios era recogida como el canto de un angel. ¡Ah! sus la-bios que en otro tiempo no murmuraban sino palabras suaves, ideas seductoras; sus miradas que esparcian en derredor los de-seos mas vivos, eran ahora silenciosas y sombrio su mirar, porque ella habia acep-tado el caliz de salvacion: sus recuerdos ya no pertenecian á este mundo, y la seducto-tora [sic] Angélica no era mas que un holocausto sobre la tierra. Pero como si esta misma tierra la recla-mase aun por algunos instantes mas; como si no estuviese aun preparada su mansion en el cielo, sucedió que en el momento mismo en que llegó al lugar del suplicio, las negras y espesas nubes que se habian agrupado sobre Paris se entreabrieron de repente--- la lluvia y los relámpagos innun-daron [sic] el cadalso, los rayos brillaban por todas partes y la tempestad fué tal que la ejecucion llegó á ser imposible en este mo-mento, y la desgraciada Angélica tuvo que sufrir los mil suplicios de un reo detenido ante el aparato de la muerte. LA EJECUCION. Valor! padre mio, dadme valor! gritó An-gélica, ocultando su cabeza en el pecho del digno sacerdote que la acompañaba al supli-cio: dadme valor, porque yo le tenia para morir; pero no para esperar la muerte.... Ah! ella decia la verdad. Todas las fuerzas mora-les de su ser, todos los socorros de la religion; toda la ecsaltacion de una sublime resignacion parecian haber sido medidas para el tiempo que la quedaba que permanecer sobre la tier-ra.. Pasado este tiempo, se convirtió en una débil y tímida criatura que temblaba al as-pecto del dolor, y no quería morir. En vano el piadoso ministro de la iglesia quiso alentar-la con sus santos consejos; sus palabras místi-cas no tenian acceso en esta alma desesperada. --La naturaleza habia recobrado sus derechos: y fué necesario invocar á la naturaleza para despertar una impresion que pudiese calmar por algunos minutos esta horrible agonia.= Entonces el ministro del Señor, fijando su men-te en un pensamiento de misericordia divina, se atrevió á descender al corazon de esta mu-ger, y prometió á Angélica llevar sus últimos suspiros á lo mas querido que dejase en la tier-ra..... Oh! llevadlos pues á mis hijos, esclamó ella, y á él... à èl, por quien yo muero; y á quien he querido hacer feliz á costa de sufri-mientos y de amargura: ¡oh! decidle que me perdone por haberle amado tanto. Decidle que yo rogaré por él, y que Dios me concede el cielo, le pediré por única gracia que el dia de su muerte venga á unirse conmigo. Pero, padre mío, continuó ella, vertiendo làgrimas que probaban cuanto sufria su corazon, ¿Se- yo criminal, padre mio, si le enviase en es-te cruel momento mi último suspiro? Estos ca-bellos..... dejadme que se los envie; mis cabe-llos, los amaba tanto! vos se los llevareis, y di-reis: «He aqui lo que queda de ella, aquí su úl-timo pensamiento, aquí en donde te envia su último á Dios.....» Y en tanto que asi hablaba no advertia que las nubes habian desaparecido, que el verdu-go limpiaba su hacha,y que el cuerpo de Mon-ra, su cómplice, se balanceaba aun en la hor-ca que tenia delante, porque él no habia teni-do derecho al suplicio de los nobles.== Solo el sacerdote habia visto todo esto, y durante es-te tiempo dejaba á esta niña que conducia á la muerte que se estasiase en la ilusion que acababa de ocupar su alma, porque en tanto que ella se embriagaba en un pensamiento ter-renal, el pedia á Dios para ella un perdon que seguramente esperaba. Acababa el sacerdote de aprobar esta sú-plica profana, lúgubre ofrenda de la muerte al amor, cuando radió el sol puro y brillante en la plaza de Greve. Angélica apareció tambien sobre el cadalso: el sacerdote la acompañó hasta el ensangrentado pavimento, y dàndola la absolucion por este último pensamiento que había turbado su alma la dijo que su valor se-ria meritorio á los ojos de Dios, y estampó en su frente el beso del perdon.= En este mis-mo instante radiaban los ojos de la víctima con una emocion repentina, y en la que se pintaba tanta felicidad, que parecia que la gracia ha-bia descendido sobre ella. Padre mio, dijo; perdonadme; soy feliz, tendré valor: ha cum-plido su palabra!..... y confiada en la bondad del ministro de Dios le indicó á Enrique de Mongeorge sostenido por sus amigos.= Mon-george que habia venido á cumplir el mas hor-rible juramento, juramento reclamado por An-gélica en el momento de su sentencia, último 318 sacrificio ecsijido en cambio de una vida que le habia sacrificado, y Mongeorge debia par-ticipar del sacrificio de la que le habia dis-pensado las funestas delicias de su vida. Pe-ro sin duda que este desgraciado volvió la cabeza en el momento en que el verdugo re-quirió su hacha y la levantó en alto para me-dir su fuerza y su equilibrio, porque si hu-biese visto blandir esta arma de muerte él hu-biera muerto sin duda. Despues..... tampoco vió descender el hacha, cuando el ejecutor de la justicia, turbado sin duda al aspecto de es-ta bella culpable que debia inmolar, sintió que su brazo se debilitaba y que su vista se oscure-cia.== Oh! esta muger era sublime é interesan-te en su último momento: pareció que sus ojos reunian en su última mirada todo el fue-go que habia animado su vida agitada por las mas borrascosas pasiones: su rostro pálido se habia coloreado un momento como en los dias de su amor, como en los dias en que su belleza cautivaba.... cuando se desprendió del velo blanco que la cubria dejó ver tales be-llezas que la muerte parecia retroceder como temerosa de hacer un ultrage á la naturaleza. --No, Mongeorge no debió ver estos subli-mes horrores; no debió ver á su querida vol-verse hàcia él cuando ella misma levantó sus largos cabellos sobre su cabeza (1) y sus her-mosos brazos coronaron su frente para pre-parar el sitio en que debia herirla el verdu-go. El no la vió arrodillarse, dirigir su vis-ta al cielo y á él, inclinarse sobre el tajo y sentir tres veces el golpe mortal sin recibir la muerte.== Despues cuando su cabeza rodó sobre el cadalso el no vió escaparse de su seno una flor marchita= era la flor que Angélica habia recibido de su mano la vispera del dia en que cumplia sus quince años y acompaña-da de estas palabras «A ti, à quien yo amaré hasta la muerte. Mongeorge no habia visto nada de es-to porque al ver á Angélica habia perdido to-do sentimiento de su ecsistencia, y sus amigos se lo habian llevado frio, inanimado, semejan-te á un cadáver. Al dia siguiente y durante toda aquella semana no se hablaba en los salones sino del triste fin de Angélica, del fatal amor de Mon- (1) Histórico. george y de la ignominiosa conducta del con-sejero Tiquet que habia solicitado como gra-cia especial que los bienes de su muger fue-sen confiscados en beneficio suyo en lugar del Estado. Y en todos los parages públicos de Paris se leia el decreto siguiente: «Visto en nuestro tribunal de justicia el proceso criminal instruido en el Chatelet por el Prevoste de Paris y su Iugar teniente cri-minal á instancia de messire Claudio Tiquet consejero del dicho tribunal, actor y acusa-dor contra la señora Angélica Nicolas Carlier su esposa, Jacobo Moura portero de dicha se-ñora, y Augusto Cattelain, criado Vista la sentencia por la cual la dicha Carlier y el dicho Moura han sido debidamente declarados ini-ciados y convencidos de haber meditado y concertado de comun acuerdo hacer asesinar al dicho señor Tiquet, y que para conseguir dicho asesinato habian dado al dicho Cattelain en muchas diferentes veces las cantidades de dinero mencionadas en el proceso; para repa-racion de lo cual y para otros objetos, con-dena, á saber: á la dicha Carlier á que su cabeza sea cortada sobre un cadalso que á este efecto se levantarà en la plaza de Greve, y al dicho Moura, á que sea colgado hasta que muera de una horca, plantada en la dicha plaza de Greve: su cuerpo muerto permanecerá en ella veinte y cuatro horas, despues será con-ducido á la horca de Paris, sus bienes confis-cados en beneficio del Rey, &c. &c. (1) Madame. Coraly Thiery. Traducido del francés. (1) Sin que en todo el proceso hubiese prueba alguna de semejante crimen ni testi-monio alguno formal, bastaron las declara-ciones de Cattelain para que el parlamento diese en 17 de junio de 1699 el decreto de muerte, cuyas principales disposiciones han sido citadas. Cattelain fué condenado á galeras perpe-tuas, y Moura y Madama [sic] Tiquet debian su-frir el tormento para obtener la revelacion de sus complices. Noticia histórica. 319 EL ZAPATO BLANCO. Romance 5.º De aguda pena y cansancio Dicen que don Juan moria: De pena porque ha perdido La joya que mas queria: Era la luz de sus ojos, El bálsamo de su herida, El aliento de su pecho, La esperanza de sus dias, El sueño del porvenir, Mas grato que la sonrisa; Que fué Maria su aurora Tan pura como la brisa, Risueña como la fuente Entre mirtos confundida, Suave como luz quebrada Entre la espesa neblina, O como el manso arroyuelo Que entre violas se perdia No ve su rayo de luz Entre nubes purpurinas, Y por eso don Juan muere De cansancio y de fatiga. De cansancio, porque en vano Por encontrarla porfia, Y recorre la ciudad, Da vueltas por las campiñas, Busca á Felix, le halla solo, Le demanda por su hija, Y humilde le suplicaba Y altivo le desafia. Mas don Juan viole inocente, Que luengo llanto vertia, Y las làgrimas quemantes No son lágrimas mentidas. lnsolentes le cambiaron Por oro falsas noticias, Y anda y desanda sudoso, Corre, se afana, investiga, Vuela, pregunta, importuna, Llora, suplica, porfia, Espide requisitorias, Busca apoyo en la justicia, Hunde el hijar de su tordo Caballo de gran valia Que fué la estampa acabada Del tipo de Andalucia. Y polvo, y sudor y sangre No rescatan à Maria, Y promesas y amenazas En los aires se perdian. Y si inocente ó culpable, Si fué ràpto ó si fué huida, Si està emparedada ó muerta, Murmura el pueblo ha tres dias; Como identidad del caso Aparecen para cita Muertas y rancias concejas Ya en el olvido perdidas, Y cuentos y tradicciones [sic] Y aun historias resucitan Que en el hogar se contaban Y en las calles repetian; Y aun epígramas punzantes De la suspicaz malicia, Como dardos se clavaban En la virtud de Maria. Y su madre? ¡infeliz madre! Tambien se afana, investiga, Corre, pregunta importuna, Vuela, suplica, porfia Grita y desgarra los aires, Y demanda por sa [sic] hija, Y luengo y profundo llanto Su corazon dividia. Luego sofocando el lloro El oido ansiosa aplica A las espesas paredes Que con Vargas departia, Por si escucha algun lamento, Por si oye la voz querida, Por si los Vargas murmuran Alguna razon de guia, Quiere acallar comprimiendo Su corazon que latia De deseos, de esperanzas; Mas de esperanzas mentidas, Que solo un glacial silencio A su ilusion respondia. ¡Donde estás, luz de mi alma! Que eras del cielo mi guia; Contigo es vida la muerte; Vivir sin , la agonia. Muerta estás sino me escuchas ¡Y aun que estuviese! (decia) ¡Qué! las voces de una madre, Los hijos no resucitan? ¡Hija del alma! responde; ¡Tendrá sed! ¡tendrá fatiga! Quizás entre frias paredes... Las paredes se desquicían... Y se socaba la tierra; Si está enterrada mi hija. Esta es hechura de Vargas 320 [En su furor repetia] Venganza, horrible venganza De esa traidora familia. Y sus fundadas sospechas Comunica á la justicia, Y el hogar de Pedro Vargas Se destroza, se registra; Todo inútil. todo en vano; Por que al pronunciar ¡Maria!!! Tan muda estaba la tierra, Que ni el eco respondia. Continuará. Dolores de Velasco. En lugar de la làmina cor- respondiente á este número le acompañan dos canciones titu- ladas A unos ojos negros y un Esclavo. A unos ojos negros. Pero tus ojos! ¿Decir pudiéra Yo su hechicera Dulce espresion? Tu alma revelan; Y mil amores Dan brilladores Al corazon. Ellos esparcen Do quier la vida; Do quier herida Cansan de amor. Asi del cielo El sol embia Pura alegria Luz y calor. Negros, brillantes, A donde miran, Pasion inspiran, Fuego y ardor. Las gracias todas Revolotean Y juguetean En derredor. Ay! si me miran (Amor lo sabe) Siento suave Palpitacion. Arde mi pecho Y en él se inflama Activa llama, Viva pasion. Ojos divinos De mi adorada, Una mirada Dadme de amor. ¿Por qué tan dulces, Por qué tan bellos, Si encuentro en ellos Tal vez rigor? Hermosa jóven, Tanta belieza [sic] Natuzaleza No en vano dió. Mi bien, mi gloria , virgen pura; Y con locura Ama cual yo. UN ESCLAVO. 2.º Si pudiese un solo dia Acallar mi pensamiento Sin recordar el tormento Que el hombre me hizo sufrir, Y respirar aire libre Sin memorias de opresion, No pudiera el corazon A mi pecho reducir. 3.º Yo escuché á mi anciano padre Con negra y profunda pena Al compas de su cadena Entonar triste cancion: Nací esclavo en vastas tierras Que el sol habia ennegrecido Y el hombre negro habia sido De otros hombres el baldon. RECTIFICACION. Al número 36 se puso equivocadamente la fecha de 6 de Noviembre: léase 6 de Diciembre. Del mismo modo en el número correspondiente al 13 de Diciembre, dice número 38; entiendase 37. ERRATAS DEL NUMERO ANTERIOR. Página 3o6, columna 2.º, linea 21, dice, dulce: léase, divina: y en la línea 25, dice verdad: léase, beldad. Erratas notables en el artículo Noticias de la poblacion, en la provincia de Málaga. En el número. 36 página. 298 dice: Proporcion de los nacidos en la poblacion. Proporcion de los muertos en la poblacion: debe decir: Proporcion de los nacidos con la poblacion. Proporcion de los muertos con la poblacion. En la linea. última de la misma página. 298 dice 44oo por legua cuadrada: debe decir, 33oo por legua cuadrada. ADVERTENCIA. Con este número concluye el tomo 1.º de la 2.º serie del Guadalhorce, cuya publica-cion emprendimos en abril de este mismo año, y cuya continuacion suspendemos por ahora. Tan luego como nos sea posible con-tinuar una publicacion que ha encontrado en su marcha mas de un obstáculo, lo avisare-mos á nuestros suscritores, contando con su eficaz cooperacion, asi como con la de los literatos y artistas que nos han favorecido. Director y Editor, A. J. Velasco. Málaga: Imprenta. del Comercio. Yndice. Pàgina. A Achaques de un poeta. (Costumbres li-terarias.). . . . . . . . . 93 Album. . . . . . . . . . . 71 Alcazaba (La). . . . . . . . . 6 Alcázar de Segovia (El). . . . . . 288 Amalia (A) poesia. . . . . . . . 57 Amistad (La) soneto. . . . . . . 186 Amor (El). . . . . . . . . . 105 Amor (Mis reflecsiones sobre él). . . 235 Amor (Todo es enredos) Moral. . . 268 Anedocta [sic]. . . . . . . . . . 281 Arbol de Guernica (El). . . . . . 272 Arquitectura (Bellas artes). . . . . 131 Aurora (A la) poesia. . . . . . . 13 B. Bacanal (A mis amigos en un convite) poesia. . . . . . 139 Bella Vista. Costumbres. . . . . 191 Bellas Artes. . . . . . 98 Bellezas de la Naturaleza. . . . 49 Besos [Los] A Blanca. Poesia . . 28 Betis (Al) Soneto. . . . . 24 Bibliografia. . . . . . 110 Idem. . . . . . . 128 Idem. . . . . . . 160 Idem. . . . . . . 185 Biografía. . . . . . 14 Blason (El). . . . . . 305 C. Caballista (El). . . . . . 17 Casilda (La). . . . . . 115 Catedral de Cordoba (La). . . . 209 Celia y la fuente. Poesia. . . . 237 Cementerio Inglés (El). . . . 167 Cimbel y la Paloma [El]. Soneto. . 7 Comercio (El). Articulo. 1.º y 2.º 227, 233, 243 Cronologia del Entendimiento humano. 210 218, 225, 250, 257, 264, 273, 280, 286 296, 303, 308. Culteranismo. . . . . 22 25 D. Dauro [Al]. Poesia. . . . . 100 Desengaño (El). Poesia. . . . 249 E. Elvira (A). Soneto. . . . . 64 Elisa (A). Poesia. . . . . 271 Ella [A]. Soneto. . . . . 306 Elvira. Canto. . . . . . 26 Esclavo (Un) Cancion. . . . 277 Escultura (Bellas Artes). . . . 137 F. Fantasia. Poesia. . . . . 54 Fantasia. Poesia. . . . . 144 Felicidad. Soneto. . . . . 226 Felipe II (Apuntes históricos.) . . 203 Focas (Las) Historia Natural. . . 78 Frenologia. . . . . . 89 97, 121, 153, 182, 211, 259, 275, 288 Fuente del Prado (La) Poesía. . . 166 G. Genio (Al) Soneto. . . . . 256 Geografia antigua. (Provincia de Malaga. 169 187, 197, 207, 214, 225, 238, 248 262, 278, 285, 291 Granada (A) Poesia. . . . . 206] Guadalhorce. (Dos palabras al] por via de introducion. . . . . 1 Guadalhorce [El] Poesia. . . . 246 H. Hamet el Zegri [Malaga en el siglo XV. 140 Higa (La) Costumbres. . . . 265 Hija de un escritor (La.) . . . 254 CH. China (Noticias de la). . . 37 44, 35, 60, 69; 78; 86, 94, 103, 110 124, 133 Chino (El). . . . . . 161 Chuletas à la Victima [Las] y lord By-ron en Newstead. . . . 231 240, 247, 251. J. Juicio literario. Poesias de don José Maria Bonilla. . . . . 204 L. Lectura de Mugeres. . . . . 212 Letrilla. . . . . . . 56 Linterna Màgica (La). . . . . 281 Literatura de la edad media. . . 8 Literatura. . . . . . 193 Lope de Vega (Biografia española). . 184 Luna (La) Astronomia. . . 75. 81 Luz mentida del amor (La) Soneto. . 48 M. Madre ausente (A mi) poesia. . . . . 309 Mal (Mi) Soneto. . . . 295 Mañana de Abril (Una) Poesia.... . 125 Maquí (El) Historia natural. . . 88 Mar [Al] Poesia. . . . . 222 Marquesa de Arcos (A la bella) Poesia. 230 Mascaras (Filosofia de las)... . .35 Mirada (La) A Blanca. Poesia . . 67 Moda (La). . . . . . 30 61, 95, 127, 160, 201, 233, 265, 296 Modo de especular. ... . . . 282 Monasterio de Monserrat (El). . .. . 70 Moros y Cristianos. Romance. . . 91 Muger de un amigo (La). .. . . 199 Música. [Bellas artes] . . . 145 N. Napoleon [A la eshumacion de los res-tos de] Soneto. .. . . . . 104 Niño dormido (A un) Poesia . . 261 Noche [Una] Meditacion. . . . 5 Noche (La) Poesia. . . . . 21 Novelas, . , . . 33 41 O. Ojos de [A los) Soneto. . . . 256 Oriental. .. . . . . . 190 P. Panteon de la Victoria. . . : 104 Pedro el Cruel (Don). . . : 120 Petulancia (Literatura). . . . 100 105, 117. Pintura (Bellas artes.) . . . 131 Poblacion en la provincia de Málaga, (Noticia de la) . . . . 272 276, 287, 397, 299. Poesia Oriental. .. . . . . 2 Poesia Pastoril. . . . 57 65 Poesia dramática, De la Comedia. 142 148 Presidenta (La) . . . 283 294, 301, 312, 515. Primavera (La) poesia. . . . 59 Programa de la sociedad patriotica de la Habana para el concurso de 1840. 279 Punto de apoyo en el aire. . . 258 Q. Quico y Maruja, poesia.. . . . 42 R. Revista de Periódicos... . . 46 135 Revísta literaria de Paris.. . . 250 Rio, (A un) poesia. . . . . 52 Riquezas (Las) Moral. . . . 85 Romance. . . . . . . 75 Romance Morisco. . . . . 158 Romance. . . . 304 Ruiseñor (A un) Poesia. . . . 257 S. Sab, Anuncio. . . . . 40 Salmo, CXXXVI. Poesia. . . . 130 Serrana (A una) Poesia.. . . . 147 Sueño (El) Soneto.. . . . . 122 Suicidio (el) Moral . . . . 219 Suspiros (Los) A Blanca. Poesia.. . 213 T. Teatro. Don. Pedro Gonzalez Mate, . 53 Teatro. Literatura. . . 123 129 Teatro. . . . . . 135 Teatro. .. . . . . . 311 Teatro.. . . . . . 234 Toledo (A) Soneto.. . . . . 168 Toros (Fiestas de) . . . . 156 Torre de Comares (La) . . . 159 Troyas donde se narra como fué la esencion del condado de Castiella. 153 154, 164, 181, 192, 196. V. Verdad (La) A Blanca. Poesia . . 183 Victoria (La) Poesia. . . . . 115 Violeta (A una) Poesia. . . . 290 Viuda (Historia de una) Costumbres..... 155 I. Improvisacion, en una tarde del mes de julio en Sevilla. Poesia. . . 158 Ines por otra Ines (Una) Poesia. . . 107 Isabel de Osorio (Doña) Apuntes histó-ricos. . . . . . 215 Z. Zapato Blanco (El) Romance . . 286 293, 300, 307, 319. MUSICA. Pescador (El) Cancion . . . 32 Zelos (Los) idem. . . . . 63 Contrabandista (El) idem . . . 96 Delirio (El) idem. . . . . 128 Ausencia [La] idem. . . . . 159 Vals de don José Gallardo.. .. . . 201 Desden (El) Cancion. . . . 233 Noche (A la) . . . . . 264 Florinda (A) . . . . . 299 Ojos negros (A unos). . . . 320 Esclavo (Un) . . . . . 320

Download XMLDownload text