CODEMA19-PRENSA5-EE.UU.-1898
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Año XVI 27 de Abril de 1898. Número 713
EL ECO DE LA SERRANIA
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En la campaña contra la inmoralidad y la falsa, sostenida por esta publicación desde que se creó en el año 1882, seguire-
mos tomando parte, y admitiremos cuantos trabajos firmados se nos envíen que estén en armonía con estos principios, porque
dentro del honrado propósito que nos guía, no tenemos inconveniente en admitir colaboradores que respondan de lo que escriban.
De los no firmados, responde el director de la publicación.
NÚMERO EXTRAORDINARIO
¡¡VIVA ESPAÑA, EL EJÉRCITO Y LA MARINA!!
¡Rondeños!
Dadas las escepcionales circunstancias
en que nuestra querida España se encuen-
tra, y la espontánea manifestación que
todas las clases sociales ejecutan en estos
momentos como prueba de simpatías á
la contestación dada al ultimatun remi-
tido al Gobierno por los norteamericanos,
no cumpliría este modesto periódico con
el deber de buen español si no demostra-
ra con su torpe pluma sus sentimientos,
en hora tan crítica como la presente.
Cuando los pueblos se encuentran en la
situación en que el procaz extranjero nos
ha colocado, todos los españoles deben
dar cima á las luchas de la política, y
unidos en una sola idea, la de la salvación
y el engrandecimiento de la pátria, dar á
ésta medios suficientes á desenvolverse
con holgura en defensa de la bandera que
tantas conquistas representa.
Si mercaderes endiosados con su oro
creyeron avasallar á un pueblo noble cual
sucede á la Nación Española, y al ver fra-
casar sus propósitos de apoderarse de
nuestras posesiones de Ultramar, prestán-
do apoyo de una manera cobarde á la
horda de bandidos que ha tiempo vienen
luchando contra nuestros valientes solda-
dos, hoy dan la cara creyendo que el di-
nero podrá sobreponerse á la dignidad y
honra jamás desmentida de España, el
que tal crea se equivoca; nosotros podre-
mos tener menos dineros que los que la
posición les ciega, pero tenemos más va-
lor, más abnegación y más patriotismo
que ellos, y bien pronto se lo demostrará
nuestra ilustrada marina y nuestros va-
lientes soldados, ya lo han visto; cerca
de cuatro años lleva nuestro aguerrido
ejército luchando en Cuba con bandidos
protegidos por los que hoy se colocan
frente á nosotros, y á pesar de los rigo-
res del clima y de lo desigual de la lucha,
porque no es lo mismo presentarse de
frente, cual los españoles acostumbra-
mos, que pelear escondidos y cobarde-
mente como lo vienen haciendo los fora-
gidos que protegen los miserables nortea-
mericanos, pero á pesar de todo, buena
prueba tienen de que el Pabellón Español
no lo amancillan, y que en mil combates
aun cuando con fuerzas desiguales en la
mayoría de los casos, siempre resultamos
victoriosos.
¿Qué han creido los mercaderes avaros
que jamás supieron otra cosa que explo-
tar las naciones con sus negocios mercan-
tiles? ¿Creyeron quizás que por su rique-
za, podían anonadar á una hidalga y va-
liente Nación, haciéndoles ceder una pro-
piedad indiscutible, adquirida de una ma-
nera digna y decorosa cual en España se
adquieren todos nuestros derechos y pro-
piedades? Podremos por momentos resul-
tar vencidos, pero inmediatamente re-
puestas nuestras fuerzas, llegaremos siem-
pre á ser vencedores, si la neutralidad
de las demás potencias resulta un hecho.
Tenemos sobre nuestros contendientes
la superioridad que dá la razón y la jus-
ticia, que unida á la disciplina de nuestro
ejército y al valor y denuedo con que han
de luchar, serán objeto de continuados
triunfos.
Los bandidos no pueden triunfar, bien
lo hemos visto en la campaña que soste-
nemos en Cuba, y si gentes perdida no
han podido vencernos, ¿cómo han de
triunfar los que sólo buscan recuperar el
oro que prestasen á los miserables ban-
didos que creían pudieran vencernos?
A estas horas los fuertes de la Habana
al grito de viva España, contestan los
disparos del enemigo que no tendrá valor
para pisar el suelo de nuestro territorio.
¡Españoles. Viva la honra de nuestra
Nación!
¡Viva nuestro valiente ejército y marina!
¡Vivan los que defiendan la integridad
de nuestros legítimos derechos!
Caiga sobre la cabeza de los pérfidos y
bandidos yankees, el peso de la justicia
por haber protegido á canalla tan vil,
como la que ha causado el llanto de tan-
tas madres que perdieron sus hijos de-
fendiendo el honor Nacional.
Unámonos como un solo hombre para
esterminar á la raza explotadora que co-
bardemente creyeron amancillar al León
Español, de suyo tan potente como lo
viene demostrando en más de mil com-
bates.
¡Rondeños Viva España!
CONSUMMATUM EST.
Europa entera ha presenciado llena de
asombro el atropello incalificable de que
es objeto en estos momentos la Nación
Española, tipo de hidalguía y nobleza,
al par que de indomable y fiero carácter,
por un pueblo ebrio de sus riquezas, sin
freno alguno de pudor político y descono-
cedor absoluto de toda idea de dignidad,
que trata so pretesto de proclamar la in-
dependencia de la mal llamada república
cubana anexionarse una de nuestras
más preciadas joyas, el más rico florón
de la Corona de España, la Isla de Cuba,
que es española por el nacimiento, espa-
ñola por la historia, española por la san-
gre, y española hasta por educación.
Pero no llegará á suceder lo que ellos
pretenden, que antes que tal ocurra ha-
brán de aniquilar por completo nuestro
poderío, pues mientras que uno solo si-
quiera de los hijos de España aliente, se
mantendrá inhiesta nuestra siempre glo-
riosa enseña gualda y roja.
Ya hemos visto partir de nuestras pla-
yas á los soldados y marinos encargados
por la Madre Patria de defender la inte-
gridad de nuestro territorio y con él el
honor de España; y no hay ni un solo
español sin distinción de clases, de sexos,
ni de edades, lo mismo el obrero de la
inteligencia que el obrero manual, lo
mismo el rico que el pobre, lo mismo el
anciano que el niño, la virgen que la viu-
da, que no acompañen con el alma, con
el corazón, con sus oraciones, con sus
votos á nuestros hermanos en la expedi-
ción en que se encuentran empeñados el
honor y el orgullo del pueblo hispano.
Nos encontramos ya en el apetecido
fin; quizás á estas horas habrán chocado
las escuadras, el eco del cañón retumba-
rá en los espacios, no habrá dique alguno
á contener el furor de los que pelean, y
el populacho miserable que tantas veces
mar conquistadas por el arrojo y bravura de
nuestros antepasados, quieren arrebatárnosla
dando protección rastrera á bandidos pa-
gados por ellos, bajo el pretesto de la inde-
pendencia, y han venido prestando su dinero
y oculto apoyo, para de una manera vil é
infame apoderarse de lo que tan legítimamen-
te nos corresponde, y de lo que tanta sangre,
millones y llantos viene costando á nuestra
noble hidalga y valiente Nacion!
Aprovechando el momento de la expon-
tánea manifestación que en este acto ejecuta
nuestra Noble y Leal Ciudad, damos estas
mal trazadas líneas á nuestros convecinos, co-
mo prueba de adhesión al entusiasmo que por
el verdadero triunfo de nuestra causa abriga
el corazón de todo buen español.
¡¡RONDEÑOS!!
¡Gloria á nuestra sincera y leal patria!
¡Loor á nuestro noble pueblo!
¡Viva nuestro valiente Ejército y nuestra
ilustrada Marina.
¡Mueran los mezquinos y cobardes, que
porque se creen con más dinero, nos tratan
de arrebatar las posesiones que tenemos ad-
quiridas por derecho propio
Nadie que se precie de buen español, pue-
de ver con indiferencia la crítica situación en
que nos encontramos.
Repetimos,
¡Viva España! ¡Vivan los buenos hijos
de la patria, que reconocen la abnegación de
nuestros valientes soldados y de nuestra glo-
riosa Marina!
Á NUESTROS SUSCRIPTORES
Imposible es, que haya español que no nos
agradezca publiquemos la poesía que de don
Federico Balart se ha insertado en el Impar-
cial del día 22.
Balart como poeta es Quintana, escribe
para hacernos héroes, y aunque no lo necesi-
La máscara que tú no le arrancaste,
De la frente diabólica se arranca!
¡Mejor! ¡Así al villano
Verás por fin desnuda la mejilla,
Y en ella estamparás, para mancilla,
Los cinco dedos de tu fuerte mano!
¡Vé al combate resuelta! ¡Muestra al mundo,
Con esfuerzo iracundo.
Como sabe cumplir con sus deberes
Y mantener incólumes sus fueros
Un pueblo de soldados caballeros
Contra una turba vil de mercaderes!
No temas que tu honor reciba ultraje
De esa imbécil canalla
Que por táctica tiene el agiotaje
Y los dóllars por única metralla.
Piensa que, contra insidias de la suerte
Siempre queda el abrazo de la muerte;
Y que, viejo ó cachorro,
Vencido ó vencedor, débil ó fuerte,
El León es león, y el zorro es zorro.
Cuando el potente al mísero atropella,
Ya que el poder á la razón no iguale,
Más vale, sí, más vale
Morir con honra que vivir sin ella!
¡No miren con rubor nuestra agonía
Las sombras de Isabel y de Pelayo,
Ni los héroes de Otumba y de Pavia,
Ni las pálidas victimas de Mayo!
¡Vé sin miedo á la lid! En esta tierra
Depurada en la fragua de la guerra
Donde mueren de asfixia los cobardes
Para dorar de gloria los reveses
Sin gárrulos alardes,
A falta de Bazanes y Corteses
Sobran siempre Churrucas y Velardes:
Si ha sonado tu hora,
Muere como guerrera y gran señora;
Y, en el supremo día.
Sean tus postrimeras convulsiones
Testimonio marcial de tu energía,
Y singulto final de tu agonía
El áspero estertor de tus cañones!
¡En tanto, esgrime con vigor la espada
Y no el castigo generosa aplaces!
¡Mientras no dejes á cercén cortada
La zarpa de esa tigre solapada
Que con uñas rapaces
Amaga tus dominios á mil leguas,
Imbécil quien con ella guarde treguas!
¡Maldito quien con ella firme paces!
Si lidiando perdemos la partida,
las escuadras, el eco del cañón retumba-
rá en los espacios, no habrá dique alguno
á contener el furor de los que pelean, y
el populacho miserable que tantas veces
nos ha insultado, empezará á conocer has-
ta donde llega el heroismo de una Nación
que no tiene más patrimonio que su
honor.
Pidamos todos al Dios de las victorias
que dé el triunfo á nuestras armas, para
que viéndolas regresar á la tierra en que
vieron la luz primera podamos gritar con
ellos ¡VIVA ESPAÑA!
Augusto Ponce.
DE INTERÉS PÚBLICO
Dados los acontecimientos actuales por-
que atraviesa nuestra querida Nación; este
modesto periódico, quizás el menos compe-
tente de los que ven la luz pública en nuestro
territorio, pero uno de tantos de los que con
más amor patrio se regocijaran del triunfo de
nuestros legítimos derechos, entiende de su
deber anunciaros tiene contratado un servicio
telegráfico diario, para dar á conocer á sus
convecinos la marcha de la guerra. Una im-
portante agencia telegráfica de Madrid nos
tendrá al tanto de cuanto ocurra, y nuestro
servicio particular telegráfico que á más de
ponerlo de manifiesto en el Círculo de Artis-
tas se dará á la venta á los quince minutos
de recibirse, y os tendrá al tanto de los acon-
tecimientos.
Cuanto os diga El Eco, será la verdad
por que siendo nuestro sistema no inventar
noticias, se concretará á haceros un fiel relato
de lo que la acreditada agencia telegráfica de
Madrid le comunique, por lo tanto, nuestros
suplementos podréis acogerlos con verdadero
interés, porque solo contendrá el fiel relato
de la marcha que lleven los asuntos de la
guerra.
¡Fuera de politica, Españoles ante todo!
¡Guerra á los mercaderes que por explo-
tar el oro de nuestras posesiones de Ultra-
agradezca publiquemos la poesía que de don
Federico Balart se ha insertado en el Impar-
cial del día 22.
Balart como poeta es Quintana, escribe
para hacernos héroes, y aunque no lo necesi-
temos, Dios quiera lleguemos a serlo.
¡GUERRA!
¿Por qué su nombre aterra?
¡Oh! ¡Benditos mil veces los cañones
Que, sobre el haz de la espantada tierra,
Van forjando compactas las naciones
En el sonante yunque de la guerra!
Arzadun.
¡Despliega, España, tu pendón al viento!
¡Por fin llegó el momento!
¡Pasaron, sí, las horas enlutadas
En que muda de asombro vió la tierra,
Como lobas hambrientas, mal domadas,
La Venganza y la Guerra
Dormidas á tus pies y encadenadas!
¡Suéltalas ya! La infame astucia viste
De ese pueblo en infamias tan fecundo;
Y, pues entera la razón te asiste,
Vuelve á ser, Patria mía, la que fuiste
Sobre la torva faz del mar profundo
Cuando, en desprecio de las crespas olas,
Tres pobres carabelas españolas
Remolcaron á Europa un nuevo mundo!
Trofeos de tus ímpetus navales,
Aun conservas dos yojas inmortales
Que, bajo el pabellón púrpura y gualda,
Brillan entre las ondas tropicales
Como, en zafiro azul, verde esmeralda.
Con hidrópica sed de sangre y oro,
A ellas tiende la garra
La nación que frenética desgarra
Toda ley de justicia y de decoro.
¡Ella entregó la tea y la cuchilla
Al bárbaro Maceo, fiera odiosa,
Que el crepúsculo tuvo en la mejilla,
Y en el alma la noche tenebrosa!
¡Ella, prestando á la codicia brío,
Y á la saña cruel pretexto vano,
En sangre roja el agua trocó al rio,
Y en el podre humana el légamo al pantano!
¡Ella, como quien teje parda alfombra,
Labró un yermo sin árboles ni sombra;
Y, con la torpe mano
Donde envidia y traición anidan juntas,
Cogió el desierto por las cuatro puntas,
Y lo tendió sobre el edén cubano!
¡Ella, con impudencia escueta y franca,
Deponiendo la piel de la ceraste,
Que con uñas rapaces
Amaga tus dominios á mil leguas,
Imbécil quien con ella guarde treguas!
¡Maldito quien con ella firme paces!
Si lidiando perdemos la partida,
Yo, triste viejo, de vigor desnudo,
No humillaré la frente encanecida
Bajo el golpe sañudo
De la ciega Fortuna envilecida:
¡No quiere que, al entrar en la otra vida,
Me niegue el gran Quintana su saludo!
Federico Balart.
Á LOS YANKEES
¡VIVA ESPAÑA!
De zorros salchicheros
la estúpida legión,
á nuestra noble España
la guerra declaró.
Su fin es la codicia,
su símbolo el jamón,
su historia la rapiña,
su escudo el deshonor.
¿Querrán que sus cañones
apaguen nuestra voz?
¡mueran, mueran los yankees!
que ultrajan la Nación.
¿Qué hay leyes que lo impiden?...
la ley tiene excepción:
rige para los hombres,
para los Cerdos, ¿no?
M. L. G.
Brutal insulto de nación canalla
hace que nuestro honor se vea manchado,
y el león español mortificado
se despierta buscando la batalla.
El entusiasmo por doquier estalla
recordando los triunfos del pasado,
y ya verán que sabe Juan Soldado
repartir como dollars la metralla.
A poco de empezar esta campaña
¡zorros, (dijo Balart) son esa gente
que nos quieren robar lo que es de España!
¡Pues que tengan los zorros muy presente
que antes de realizar tan grande hazaña,
es seguro que queden sin un diente!
F. de los Rios.
[margen inferior: Impprenta de El Eco de la Serrania.]
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