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CODEMA19-PRENSA1-EE.UU.-1898
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En Cervantes
POR LA PATRIA
Quiero dedicar esta modesta crónica á las
mujeres, porque ellas han sido el alma de
la funcion patriótica organizada en Cer-
vantes: la mujer española, con sus entu-
siasmos por la pátria, con su santo cari-
ño á nuestra bandera, con arrebatos de-
lirantes de espíritus fuertes, nacidos para
la lucha, viene dando en estos momentos
tan dificiles para España, constantes
ejemplos de amor y perseverancia: una
mujer, la condesa de Bornos, ha ofrecido
aumentar en cincuenta mil pesetas la su-
ma del primer donante para la suscrip-
cion nacional.
Hermosas malagueñas, luciendo senci-
llisimas y elegantes «toillettes», agitaban
esta madrugada sus pañuelos desde los
palcos de Cervantes, saludando la bande-
ra española; hermosas malagueñas agita-
ban sus pañuelos en las butacas y en el
Paraiso.
No hay mujer que sepa vestir como és-
ta, ni que personifique mejor el dualismo
de la gracia andaluza mezclada con la
distincion sajona… ¿He dicho sajona? Per-
donad, lectoras mias, si he cometido esta
profanacion al hablar de la funcion na-
cional; pero vuestros tocados de anoche,
vuestra valentía desafiando las iras de
una severa etiqueta, al manchar vuestros
talles de rosa y blanco, con los colores na-
cionales, vuestro donaire andaluz encar-
nado en tipos espirituales, vuestras líneas
severas, me hacen pensar que Málaga po-
see el privilegio de ese encantador dualis-
mo que hace de las malagueñas una ver-
dadera aristocracia del salero.
Sonaron los acordes de la marcha de
«Cádiz» y las señoras levantaron el espí-
ritu del público, dando origen á la sober-
bia manifestacion que coronó el éxito de
la funcion de anoche; en el escenario to-
dos los artistas agitaban banderas, mien-
tras que en el fondo se transparentaba ar-
tísticamente un «¡Viva España!» sobre los
colores nacionales; desde las alturas, una
lluvia de airosas serpentinas se desenvol-
vian en cascadas de cintas con los colores
nacionales, formando una verdadera red;
Elena Tani lloraba de entusiasmo; todo
el espíritu de una nacion valiente y pode-
rosa por su unidad estaba reconcentrado
allí, en el grito unánime de la vistosa mu-
chedumbre que fraternizaba gritando «Vi-
va España».
No he presenciado espectáculo igual,
una manifestacion tan espontánea y vi-
gorosa, tan sentida y elocuente como
aquella: jamás ha ofrecido el teatro de Cer-
vantes un aspecto tan imponente y se-
vero.
La mantilla triunfó anoche sobre el
sombrero exótico, preocupacion de los
abonados á las butacas; este rasgo de es-
pañolismo daba al teatro un carácter
muy original: la mantilla blanca alterna-
ba con lindísimos tocados salpicados de
flores con los colores nacionales: la tona-
lidad general de la sala, era suave, vapo-
rosa, porque dominaban las toilletes de
blanco, rosa y celeste; pero rompíendo la
ideal monotonía de esas nubes de gasas,
coronadas por soberbios bustos de gallar-
das mujeres, se veian los colores forma-
dos por flores, lazos y abanicos.
¿Cómo recordar los nombres de todas?
Dirijo los gemelos á los palcos, y atrae
mis miradas Lola Eguiluz, que luce en su
«toillette» con una explendidéz soberbia,
los colores de la bandera roja y gualda, y
lleva con mucha gentileza la mantilla
blanca; la acompaña su tia, Señora de To-
rres Capurion.
Trinidad Alvarez Müller y Maria Lui-
ta su hermana, dos bellezas de primer
órden, han tenido el buen gusto de repar-
tir sus dones entre la mantilla blanca y
negra.
En el palco de los señores de Heredia,
[margen inferior manuscrito: Union Mercantil
Jueves 28 Abril 1898]
están la señora de Finn, consul de la Gran
Bretaña, señoritas de Bolin Cámara y He-
redia (A.) y la señora de Heredia (don
Juan).
Los colores nacionales brillan en sus
elegantes tocados.
Más acà, en otro palco, lucen lazos con
los colores nacionales las hijas del gene-
ral Ortega, y las acompañan su señora
madre y la señora Nagel de Moreno Cas-
tañeda.
Las señoritas de Bolin y Gomez de Ca-
diz con su severa distincion, prestan es-
plendor á aquel cuadro y no se desdeñan
de adornarse con los colores de nuestra
bandera.
Más hácia el centro diviso á la señorita
de Gimenez Astorga y á su hermana la
señora de Morales y Morales, muy ele-
gantemente vestidas; las señoritas de Es-
paña y de Enciso, con preciosos tocados;
doña Maria Soliva de Ruiz Higuero, con
sencilla cinta roja y amarilla enlazada al
cuello; en el mísmo palco están la señora
Hurtado de Mendoza y de Moreno Casta-
ñeda.
El palco llamado de la prensa lo ocu-
pan la esposa y la bellísima hija de don
Quirico Lopez que lo adquirió ayer tarde
con notoria explendidéz.
La Señorita de Castillo de Lechaga viste
un elegantísimo trage blanco; y luce sus
encantos al lado de su madre la marquesa
de Santa Marina y de la arrogante mar-
quesa de Ravainel.
En otro palco están la distinguida se-
ñora de Guille, y su bellísima hija, que
ha heredado todos sus encantos; á su lado
las Señoritas de Perez Torres, ostentando los
colores nacionales en lazos y flores, la se-
ñora de Perez de Guzmán; y un grupo de
niñas encantadoras que atraen todas las
miradas por su distincion y gentileza.
Tambien ocupan palcos la señori-
ta de Grana, muy severa y elegante, las
de Gomez Cano, Señorita de Val, una rubia
encantadora, y otras muchas que… ¿No
recuerdo? No: que no conozco: porque es
imposible conocer á todo el mundo.
En las plateas empieza á acentuarse
la mantilla blanca; las Señoritas de Gil Re-
boleño, consul de Méjico, han dado el
ejemplo luciendo esa prenda española, y
flores con los colores nacionales.
Lola Clemens, se ha colocado el lazo
español con una gracia que atrae todas
las miradas, y al abrir su abanico amari-
llo y encarnado, se divisa entre los colo-
res nacionales el «Viva España».
La marquesa de Francos, adorna su
sobierbio busto con una banda roja y
gualda; igual enseña luce su hermana,
una rubia espiritual, que lleva en el talle
la gracia flexible gaditana y en el rostro
la suavidad germánica de su origen.
Hállanse tambien en las plateas las
señoras de Pries, de Diaz Pettersen, Here-
dia (J.) viuda de Eggers, Scholts, (Doña Cle-
mentina y Doña Dorotea.)
Cármen Sartorius adorna su gallardo
busto con los colores de la bandera espa-
ñola; la acompañan la Señora de Castillo
(Don Laureano), Señorita de Somera, y la seño-
rita de Gorria, una belleza más que ya se
dibuja en el horizonte de las hermosuras
de Málaga.
Maria Pepa Heredia adorna su rostro
finisimo con mantilla blanca.
La Señora de Detré luce una «toillette» de
mucho gusto y tambien ha combinado en
sus adornos los colores de España; la se-
ñora de Blake, casada con un bravo gefe
de infanteria de Marina, se siente orgu-
llosa ostentando los colores de nuestra
bandera.
Mas allá diviso á la Señorita de Orueta,
Mas allá diviso á la Señorita de Orueta,
elegantemente vestida y á la viuda del
mismo apellido, luciendo sus galas con
severidad inglesa; á la señorita de Gross
(Don Teodoro) y á la reina de las institutri-
ces que las acompaña.
Señora de Garret, de Perez Souviron (don
Felix) de las Peñas y Señorita de Gumucio.
En uno de los proscenios se hallan las
elegantes señoras de Rein (Don Luis) y Ba-
quera, (Don Rafael).
En una de las plateas del centro, se
descubre una belleza griega, la señorita
de Bolín Cámara, con el cabello partido á
ondas, y un traje celeste que realza sus
encantos.
En el mismo palco se encuentra su her-
mana, la señora de Rein (Don Guillermo.
Manuela García y su hermana, casada
con un distinguido oficial de Artilleria,
lucen elegantisimas toilettes y delicadas
flores.
Las señoritas de Perez Souviron (don
Sebastian) están bellísimas con sus artis-
ticos lazos nacionales.
Y ocupan tambien plateas la señora de
Borrego, de la Torre, Serrano, viuda de
Segalerva, Señoritas de Alessandre, de Rolo,
Señora de Santos Guzman, y de Saenz (don
Felix,) contribuyendo todas al explendor
de la fiesta.
En las butacas hay una mantilla blan-
ca que quita el sueño: la lleva Maruja Ba-
quera; y dos que quitan el sueño y el
apetito; las que lucen las Señoritas de Cam-
puzano.
Una de las Señoritas de Murciano, luce
tambien mantilla blanca con mucho do-
naire.
La mayoría de las señoras llevan ador-
nos con los colores nacionales que forman
una brillante perspectiva.
Amalia Sel, tipo soberanamente bello,
lleva en el pecho muchas flores combina-
das con el mayor gusto.
Quiero escudriñar entre las butacas los
nombres de las mujeres que más se distin-
guen por su elegancia y belleza y me veo
muy comprometido para enumerarlas á
todas; allí están las Señoras y Señoritas de Ra-
mos Marin; Jimenez, Cortés, las Heras,
Casado (Don Rafael) Señorita de Casado, seño-
ra viuda de Heredia con sus hijas, Sando-
val, Reboul, Palau, Massó, Solo de Zaldi-
var, Lomas (Don Felix), Lomas (Don José),
Barceló, Señora y Señoritas de Torres, (ocupan
una platea) Bonfort, Gomez de Cadiz, Ro-
driguez Tena, Rívero (Don Cárlos) Isasí,
Lola Asiego, Kuzner, Navarro y Trujillo,
Alvarez Net, (Don Manuel) marquesa de
Ariño, Arnau, Sanguínetti, Cuevas Pica-
yo, Quincoces, Gutierrez Bueno, viuda de
Berrocal, Sevilla y Trigueros (Don Tomás).
En el Paraiso estaba todo lo bueno, dis-
creto y elegante que ya no cabia en el
patio.
¿Detalles de la funcion?
¿A qué darlos, cuando son las cuatro
de la madrugada y la emocion del triunfo
y la impresion estética de tantas deidades
juntas no me permiten continuar?
Los artistas todos sin excepcion, desde
las tiples hasta la mas modesta corista
lucieron lazos y otros adornos con los
colores nacionales.
Aída Saroglia triunfó en «Sonámbula»
y «Lucía», las Tani en «Cin-ko-ka»: y una
lluvia de flores, y un sinnúmero de ces-
tas y «corbeilles», de ramos y «bouquets»
elegantísimos regalo de los abonados á los
proscenios, y de los organizadores de la
fiesta, premiaron el generoso esfuerzo de
las artistas que gritaron repetidas veces
«Viva España»; las bandas de Borbon y
Extremadura fueron aplaudidas con entu-
siasmo; Narciso Diaz de Escovar leyó
unas inspiradas décimas que contribuye-
ron al entusiasmo del público, y al final
todo eran plácemes para Pepe Alvarez
Net, Enrique Hurtado, Rafael Moreno,
Grana y los demás organizadores de tan
hermoso espectáculo.
Y una nota final, resumen de todas las
energías y entusiasmos: noventa mil rea-
les de ingreso.
X. X. X.
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