CODEMA_19-PRE-EG-449 CODEMA 19-PRE-EG-449 Title CODEMA 19-PRE-EG-449 Text type Summary Número 10 de "El Guadalhorce" que incluye un artículo sobre la figura del artista, un poema, un escrito sobre Ricardo de Nisa y un fragmento de "Historia de Málaga". Repository Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España Typology Otros Date 1839/05/12 Place Málaga Province Málaga Country España Note Imágenes: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=e8df1848-dcf3-4f2d-be5e-d1f31220955d Transcriptor Iván Muñoz Muñoz y Estrella García Muñoz
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El Guadalhorce .
PERIODICO SEMANAL DE LITERATURA Y ARTES .
TOMO 1.º DOMINGO 12 DE MAYO DE 1839 . NUMERO 10 .
Indice de este número . — Soy Artista ! — La Parroquia de Santiago . — El Anciano ,
poesia . — Ricardo de Nisa.—Historia de Málaga , continuacion .
SOY ARTISTA !
Cuanta despreocupacion , cuanto entusias -
mo y que vocacion tan decidida por las be-
llas artes deberia sentir el hombre que hace
dos ó tres siglos se atreviera á decir , soy
artista ! Esta palabra sola lo escluia de las
elevadas clases de la sociedad y lo confundia
con el pueblo . Desgraciado del que en aque-
llos tiempos emprendia la ingrata carrera
de la literatura ó de las bellas artes ! Su mi-
seria progresaba siempre con su saber ; cua-
lidades tan inseparables entonces , que pobre
y poeta fueron sinónimos hasta en nuestros
dias . Alguna vez sin embargo habitaron los
artistas y literatos en los palacios de los re-
yes , y brillaron entre los grandes de su cor-
te ¡ lejano destello de la ilustracion futura
que como estrella solitaria brilló á veces en
la densa noche de las preocupaciones y fa-
natismo aristocrático ! Pero esas considera-
ciones que se tributaban entonces á los pro-
tegidos de los grandes de la tierra , son una
prueba convincente de que no las obtenian
por su propio valimiento . Su brillo no era
sino un reflejo de la lumbrera del solio
¡ triste condicion del genio en aquellos si-
glos ! no podía ecsistir sino á la sombra del
poder . Desgraciado del que entonces se aban-
donaba á sí mismo ! sus obras quedaban ig-
noradas hasta despues de su muerte . Por eso
los artistas y literatos de aquella época se
acogian á la proteccion de algun Mecenas ,
cuyo nombre esclarecido ennobleciese sus
obras ; y cuya manificencia les procurase
la luz pública . Y aun asi , sabida es la po -
breza en que murió el inmortal Cervantes , el
protegido del gran duque de Lemos ! Ni era
posible que algunos cuantos magnates ilustra-
dos contrarrestasen la tendencia depredado-
ra del siglo : su liberalidad no podia alcan-
zar á todos , ni todos sabrian implorarla : el
genio ha sido siempre orgulloso é indepen-
diente . ¡ Cuantas veces se habrán engendra-
do sus mas grandiosas producciones en la so-
ledad de una miserable boardilla .
Asi vivian los artistas y literatos de aque-
llos tiempos . Arrojados del mundo social
por el orgullo y la intolerancia , se encerra-
ban en su mundo ideal y vivian en él felices
con su entusiasmo y su miseria : la gloria
era todo para ellos ; la gloria póstuma que
vislumbraban al traves de la niebla que en-
vuelve al porvenir . El sentimiento de su
superioridad los alentaba en su desgracia
contra los rigores del menosprecio y de la
envidia . Llevados en alas del genio se re-
montaban sobre su generacion y la abraza-
ban de una ojeada , como el águila escudriña
la tierra cuando se mece serena en la region
de las nubes ; desde allí la copiaban con to-
das sus diformidades , y le arrojaban su re-
trato en cambio de su desprecio . Esta ele-
vacion de alma les hacia superiores á todas
las penalidades que sufrian ; todos los rigo-
res de la fortuna no eran bastantes para aba-
tir su frente de mártir : cubiertos con una
humilde ropilla viéraseles pasar por entre la
imbécil multitud con toda la nobleza y dig-
nidad de un Rey ! ¡ gloria no conocida del
ignorante ni del vanidoso ! y por eso nadie
les envidiaba su título de artista , ¿ qué po-
dia ofrecer entonces á los ojos del vulgo sino
miseria y humillacion ?
Mas el progreso social ha mejorado con-
siderablemente la suerte de los artistas y
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literatos . Pobre y poeta no son ya sinóni-
mo : poeta quiere decir solo poeta , y po-
bre , ignorante ó indolente y perezoso . Aque-
llos no solo pueden gozar ya el fruto de su
trabajo , sino que obtienen de la sociedad
todas las consideraciones que sus talentos
se merecen . Para hacer conocer sus obras
no necesitan apelar á la proteccion de los
grandes ; basta presentarlas al público pa-
ra que las juzgue . ¿ Quién es ese jóven cu-
ya frente ciñe una corona de laurel y cuyo
nombre todos aclaman ? Ayer nadie lo cono-
cia , hoy presentó una escelente produccion
que el público ha aplaudido con entusias-
mo ; mañana tendrá tanto oro como quiera
ganar con su talento ; y entonces gozará de
comodidades de la vida , gastará con pro-
fusion , y su magnífico tren lo igualará has-
ta con los necios que se le creian superio-
res por su grandeza . Y ya el título que an-
tes fué objeto del sarcasmo y del menos-
precio , se ve adulado y utilizado por la mu-
chedumbre . Ya no les inspira el horror que
antes , porque los que lo llevan gozan de una
brillante posicion . ¡ Siempre el vulgo ha
sido el mismo ! orgulloso é insultante para
los desgraciados , y bajo , servil y adulador
con los poderosos . El humilde artesano y
el presuntuoso pisaverde que se avergon-
zarian de oirse apellidar artistas si estos ar-
rastrasen todavia su antigua maldicion so-
bre la tierra , les arrebatan su título por co-
dicia ó por vanidad , cuando lo ven adorna-
do con el oropel del lujo y de la moda . El
fátuo lechuguino que viaja armado de car-
tera y baston de asiento , y el necio artesa-
no que pasa su vida monotona trabajando
siempre una misma manufactura , esclaman
ya con énfasis , soy artista ! ! Abuso ya tan
general , que no será estraño ver adultera-
da la significacion de esta palabra sino se
pone coto á su aplicacion por quien debie-
ra : esto decimos , porque se permite hasta
en los anuncios de un fabricante de pelu-
cas . Y al ver esta osadia , ¿ quién no temerá
llegar á ver puesto en ridículo el título de
artista que ennoblecieron los Herreras , los
Velazquez y otros infinitos artistas emi -
nentes?= E.
La iglesia parroquial de Santiago , que se
descubre en la lámina de este número , fue
fundada por los reyes católicos el año de 1490 ,
y sirvió de catedral de Málaga hasta la consa-
gracion del templo destinado á este objeto . Es
general opinion en esta ciudad que los moros
tenian aqui una de sus principales mezquitas :
tradicion falsa pero fortalecida por la forma
árabe de la torre . Los datos históricos que he-
mos reconocido desaprueban semejante supo-
sicion , puesto que el sitio que ocupa dicha
iglesia era solar antes de la conquista . La se-
mejanza de esta torre á los minaretes árabes
puede muy bien esplicarse con la considera-
cion de que en esta ciudad permanecieron mu-
chas familias del pueblo vencido , y las prime-
ras obras que se hicieron fueron dirijidas y eje-
cutadas por los mismos moriscos malagueños
conservando en ellas el caracter peculiar de su
arquitectura . Debemos , pues , deshacer aque-
lla equivocacion , apoyados en el irrevocable
testimonio de la historia.==B .
EL ANCIANO .
l .
Era una noche serena ,
el aquilon no rugia ,
ni el grito agorero suena
del pájaro que gemia .
Ni al horizonte azulado
negra nube oscureció ,
que está de estrellas ornado
bello cual nunca se vió .
Melancólica la luna ,
pálida y bella brillaba ,
y en acallada laguna
su migica luz rielaba ,
Risaba el aura sutil
onda , apacible y serena ,
que una y mil veces y mil ,
besaba la parda arena .
Y la laguna surcando
viene ligera barquilla ,
y parece que volando
no toca el agua su quilla .
Sentado en ella un anciano
con pálida faz venía ,
y en la ya cansada mano
un remo que el agua hendia .
Nublaba de vez en cuando
su frente amargo pensar ,
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y el triste quiere cantando ,
su dura pena olvidar .
La mañana de mi vida
feliz deslizar veia ,
y una bella sonreia
á mis cantares de amor .
Mas robómela el destino ,
mi bien con ella se fué ,
y el caliz triste apuré ,
de amargura y de dolor .
Tengo ya la tez plegada ,
la frente cana y rugosa ,
y el recuerdo de mi amada
hace mi lloro brotar .
Mas mi hija , mi cara Elvira ,
cual su madre bella y pura ,
como un ángel de ventura ,
mi llanto viene á enjugar .
Y el hombre su cantilena
entónces interrumpió ,
al ver que en la blanda arena ,
el duro remo tocó .
Dejó al punto su barquilla
escondida entre las peñas ,
pisó la prócsima orilla ,
y se perdió cutre las breñas .
II .
Huye la noche medrosa
al nacer la blanca aurora ,
y con música armoniosa ,
le saluda cariñosa ,
el avecilla canora .
Raya su primer albor ,
y hermosa , fresca , altanera ,
se mira la gaya flor ,
que embalsama la pradera
con su aromático olor .
Las hojas están brillando
con el matinal rocío ,
y entre cañas susurrando ,
manso se va deslizando
ancho y cristalino rio .
En él sus redes tendía ,
silencioso un pescador ,
y un anciano se veia
ciego de llanto y dolor ,
que entre sollozos decia .
=Hombre , duélete de mí ;
no me niegues por tu vida ,
si has visto á jóven garrida ;
era mi Elvira querida ,
pasar veloz por aquí .
Es ella hermosa , hechicera ,
su frente cándida y pura ,
cual jazmin en la pradera ;
trenzada la cabellera
hasta la breve cintura .
Los ojos azules son ,
¡ tan bellos á mi pesar !
que arrancan del corazon ,
la espina de la afliccion ,
con su alagüeño mirar .
Sus labios tan encarnados ,
cual encendido rubi :
de nieve el cuello formado ,
y el talle esbelto ajustado ,
con un jubon carmesí .
Y tan leve , tan ligera
su planta , que al deslizar
por la risueña pradera ,
ni aja , ni mueve siquiera ,
la flor que llega á pisar .
¿ La has visto tú , pescador ?
dímelo , sí , por tu vida :
era mi gloria , mi amor ,
tan bella como la flor
entre el espino nacida.==
Conmovído de su pena ,
dijo el pescador sencillo :
« tu faz , anciano , serena :
« verás gótico castillo
« con renegridas almenas ,
« Con sus rastrillos , y un puente
« que rechina á la oracion ;
« con un alto torreon ,
« que alza su ruinosa frente ,
« como espantosa vision .
« Le habita señor feudal ,
« de este territorio entero ;
« es impaciente , altanero ;
« mas generoso y leal ,
« como ningun caballero .
« A tu Elvira idolatraba ,
« tu Elvira le aborrecia ,
« y anoche te la robaba
« y esta ribera cruzaba ,
« antes que naciera el día .
« De la hermosa la afliccion
y el suplicar era en vano ,
« no movió su corazon ,
« y en el negro torreon
« mandó encerrarla el tirano . »
III .
Ya la tarde declinaba ,
y á un magnífico salon
escasa luz le prestaba :
el lujo en él se ostentaba .
y de nobles el blason .
En el fondo se veia ,
reclinado en blando asiento ,
jóven señor que sufria
agudo y fiero tormento ,
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que el corazon le partia .
Y á sus plantas un anciano
palido , anegado en lloro ,
juntas las rugosas manos ,
demandábale aunque en vano
le volviera su tesoro .
Y entre sollozos decia
¡ dádmela por Dios , señor !
era mi gloria , mi amor ... ! !
y el noble le respondia
movido de su dolor :
Levanta , levanta anciano ,
deja por Dios de gemir ,
¡ si supieras mi sufrir ...
si tu corazon amó ... !
Compadecieras al menos
al que por ella delira ,
¡ y has de llevarte tu Elvira !
¿ tu Elvira , anciano ? eso no .
Hombre , toma mi castillo ,
tambien mi poder feudal ,
mas no acrecientes mi mal
que aun mas que tú sufro yo ;
que tú ignoras mi tormento ,
que tú ignoras mi penar ,
¡ y á Elvira tú has de llevar !
¿ á Elvira , anciano ? eso no .
La faz del mísero padre
cubrió una nube sombría ,
y el despecho la agonía ,
en su frente se pintó .
No quiero , no , de un tirano
ni los castillos , ni el oro ,
solo quiero mi tesoro ,
solo mi Elvira , por Dios .
Vedme con mi acerbo llanto
regar , señor , vuestra planta ,
¿ no os conmueve pena tanta ?
¿ no habrá compasion en vos ?
guardad , guardad vuestros bienes ,
sin ellos yo viviria ;
pero dadme la hija mia ,
dadme mi Elvira por Dios .
Tu gemir me parte el alma ,
el corazon me atraviesa ,
hombre por Dios ! cesa ! cesa !
tirano nunca fuí yo !
Enjuga tu amargo lloro ,
si quieres , toma mi vida ,
¡ pero tu Elvira querida !
tu Elvira , anciano ? eso no .
¡ Señor , ( el pobre seguia )
guardad vuestros bienes y oro ,
pero dadme mi tesoro ;
dadme mi Elvira por Dios !
No , que es mucha mi pasion ,
mi alma por ella delira ... .
mas : : : llévate anciano á Elvira ,
que solo padezca yo .
María Mendoza .
RICARDO DE NISA .
I.
La antigua estirpe de los señores de Ni-
sa está prócsima á estinguirse ; ya á bajado
á la tumba el último vástago de ella , dejan-
do un solo heredero . Ricardo de Nisa no
contaba aun veinte años . Su corazon era
insensible al amor , no habia visto á Maria .
El condado de Orento la vió nacer . Sus
hermosos ojos azules , símbolo de la candi-
dez de su alma , encendieron en el pecho del
jóven un fuego ardiente como el Etna , ver-
dadero como el de un angel al Ser Supre-
mo . Se amaron , la antorcha del himeneo
lució para ellos como la luz protectora del
puerto para el marino que se halla en bor-
rascosa mar . Dos años despues , Maria dio
el ser á una niña angelical para dejar ella
de ecsistir . Ricardo de Nisa estaba incon-
solable , su dolor era amargo ó intenso ; se-
mejante á la leona que le arrebatan sus hi-
juelos , corre noche y dia , dá gemidos la-
mentables , atraviesa los valles , sube á los
collados ; en vano , su fiero dolor le sigue
por do quiera .
Seis años han transcurrido sin que el
consuelo , bálsamo divino que vierte la paz
en nuestros corazones , hubiera entrado en
el suyo . Procuró distraerse . El cuerno de
la caza resuena en las vecinas selvas ; su her-
moso corcel brioso y ligero le llevaba con
la rapidez del rayo . Esto no le distraia , y
buscó en la disolucion y en la embriaguez
los medios de aturdir ó adormecer su fanta -
cia . Los salones del palacio de Nisa se ven
llenos de bufones y aduladores ; las colga-
duras negras que antes le cubrian se sosti-
tuyen por el rico damasco carmesí . El edi-
ficio parece sonreir con ironia , al sonido de
las botellas y los brindis que resuena , en
lugar de los gemidos que ha poco ecsalaba
el conde viudo . Las mugeres prostituidas ,
rasa maldita , aborto del aberno , corre á ro-
dear al frenético Ricardo . Elia , su querida
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hija y á quien en medio de aquel sueño de
delirios consagraba toda la ternura del amor
paternal , lloraba en su estancia solitaria .
Qué hubiera sido de ella , de aquel angel de
hermosura , si en tan terrible situacion le
hubiere faltado una persona á quien confiar
sus penas ? Lido heredero de una noble fa-
milia y de relevantes cualidades habia cau-
tivado su corazon ; su amor era puro , co-
mo la lágrima de una virgen . El señor de
Nisa se complacia en el proyectado enlace
de su hija . Habia conducido á Lido en su
infancia , á perseguir al ciervo en las coli -
nas ; fue el amigo de su padre y el que cui-
dó de su niñez al quedar en la horfandad .
Que ningun gemído , ningun sollozo ven-
ga á turbarla dicha de los . dos amantes ; úni-
camente resuene el dulce y melancólico
laud celebrando el himeneo de Elia . Todos
estan reunidos , solo se espera al señor de
Nisa para dar principio á la ceremonia . En
qué consiste su tardanza ? ... . . La sala veci-
na resuena con gritos y algazara mezcladas
de canciones lúbricas . El conde Ricardo se
presenta á los desposados , trastornado por
el vapor de los licores , y con el vestido en
dosórden . Elia se desmaya avergonzada vien-
do el triste estado de su padre . Lido procu-
ra retirarlo á su estancia ; pero él enfureci-
do le ultraja con indignas espresiones y aun
le amenaza con su daga . El que no habia
huido delante de cien y cien guerreros , hu-
ye de un anciano , embriagado y debilitado
por los vicios .
Un criado del señor de Nisa va á bus-
carle á su castillo , entregándole una esque-
la en que le invitaba á un duelo . Lido solo
piensa en su Elia .
II .
Cual un ave marina que se posa en el
agua dejándose mecer por las revueltas on-
das , del mismo modo se veia una góndola
fluctuar sobre el mar embravecido . Un hom-
bre envuelto en su chaqueton se hallaba re-
costado en la popa : parecia el genio de las
tempestades inclinado sobre el abismo . Un
sueño profundo embarga sus sentidos .
El mar cada vez mas agitado , va á es-
trellar sus olas contra los peñascos que le
sirven de dique . La argentada luna brilla
en la bóveda celeste , esparciendo una luz
plácida y agradable , que reflejando en las
aguas las hace parecer de plata . El gon -
dolero despierta , y encendiendo su pipa ,
canta al son del bramido de las olas . Un
hombre que vagó por algunos momentos de
una en otra roca , ligero como el céfiro dió
un silvido : á esta señal se aprocsimó la
góndola y de un salto se encontró en ella .
— » A Nisa , » esclamó con voz varonil .
Dentro de poco se perdieron de vista en el
anchuroso mar ... La luna habia empeza-
do á ocultarse .
III .
Cuan prolongado es el tiempo , y cuan
breve , largo y fastidioso para el que sufre
ó espera , fugaz é importuno para el que
goza en los brazos del placer .
El mar está agitado y la luna ha corri-
do ya mas de la mitad de su carrera ; un hom-
bre envuelto en su capa , pasea sobre las hú-
medas arenas de la playa , la blanca espuma
de las olas moja sus pies . Su paso es incier-
to y vacilante ; dirige miradas escudriñado-
ras hacia las aguas , pero nada descubre , y
vuelve á su incesante pasear . Una fuerte
oleada le hizo retroceder , contempló la mar
y dijo : » Muge , embravecete , levanta tus
espumosas ondas hasta las nubes , pero al
llegar á los límites que te estan prescritos ,
vuélvete enfurecida de no haber podido su-
mergir al mundo todo ; eres como el ti-
gre á quien sugeta cadena acerada , quiere
embestir , pero cuanto mas empuja para rom-
per su prision , tanto mas le hace retroce-
der el dogal que le sujeta . Tus olas se le-
vantan en altos grupos y parecen quererme
arrastrar en su furor , pero les está vedado ;
no pueden ahogarme , como yo he ahogado
mis virtudes y la voz de mi conciencia ... . .
Una góndola se acerca á la playa con la
ligereza de un pez . Los ojos del que aguar-
da espresan su alegria . Otro hombre envuel-
to tambien en su capa , salta á la orilla y se
aprocsima á él . Ambos permanecen en si-
lencio ; la mirada del recien llegado es dul-
ce y pacifica ; la del otro sombria y terrible .
Se retira algunos pasos del jóven y desem-
baina su luciente espada ; aquel permanece
inmovil como una estátua .
==Sin duda habreis olvidado , le dice , el
motivo que nos reune aquí , preparaos al
combate ; la muerte aguarda á uno de los
dos .
— Señor de Nisa , responde el jóven ; ja-
mas me batiré con vos , si os creeis ultraja -
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do , os daré una satisfaccion por humillante
que sea ; vuestra sangre no será vertida por
el que os es deudor de su ventura .
— Vanas palabras , Lido , tened un poco
mas de ánimo y á la lid , tengo sed de sangre ,
quiero verla correr , es el único placer que
me queda que gozar .
— Vuestro brazo está debilitado , yo no
puedo consentir ... ... .
— Vuestro ánimo sí que lo está , sois un
cobarde .
— Señor conde , bien sabeis que nó , los
muros de vuestro castillo se ven enrogeci-
dos por mi sangre , vertida en vuestra de-
fensa .
— Jóven , empuñad vuestro acero .
— Jamas esta espada que fué la de mí pa-
dre , herirá el costado de su amigo ... .
— De vuestro padre , tan vil y cobarde
como vos ...
— Conde Ricardo , tened la lengua !
— Dadme una prueba en contra de lo que
os he dicho , al combate , al combate ... ...
— Lido saca su espada ; el señor de Nisa
descarga golpes furiosos sobre el que solo
se defendia . Ricardo se irrita de no poder
herir ni ser herido , y redobla su furia . Al
querer dar una estocada á Lido , resvala y
viene á caer sobre la punta de la espada
de su adversario . Está mortalmente herido ,
el acero se escapa de su mano ; Lido le sos-
tiene y venda su costado , pero en vano , la
sangre sale de su ancha herida , como un
manantial de púrpura . Su rostro está páli-
do y cubierto por las sombras de la muer-
te . Sus ojos se ven llenos de lagrimas , que
le arranca no el dolor de perder la vida , si-
no el arrepentimiento de sus vicios . Pide
perdon á Lido y le encomienda á su queri-
da Elia , á su angel consolador ... . . El jó-
ven llora tambien .
Reinaba el mayor silencio , interrum-
pido únicamente por el triste canto de un
buho , posado en un árbol vecino . El con-
de Ricardo espira despues de haber bende-
cido el enlace de su hija .
El fatal duelo , fue ignorado de todos ,
solo se dijo que el conde se habia suici-
dado ... ... .
IV .
La briza del mar juguetea entre los ro-
sales , y mece las copas de los álamos y pa-
raisos . Los diáfanos arroyuelos serpentean
y humedecen la pradera , embellecida por
mil y mil flores nacientes que rompen su
capuz ecsalando dulcisimos aromas . La es-
trella de la mañana se oculta avergonzada
á la aprocsimacion de la aurora , que aso-
mándose por el oriente , coronada de una au-
reola luminosa , hace huir á la tenebrosa no-
che y sus tímidos astros . Todas las colinas
se ven bañadas de luz pura . Las aves salu-
dan con dulces cantos al nuevo dia . El
mar se halla en la mayor calma , semejante
á un terzo y espacioso espejo . El sol sa-
le de entre las aguas , con un color rojizo
y ensangrentado , bañando de oro las mon-
tañas . Las plantas y los árboles destilan
gotas de rocio que iluminadas por el astro
del dia parecen hilos de ambar .
En medio de la pradera se vé un sun-
tuoso y magnifico palacio ; altas torres la-
terales le delienden , levantando sus almenas
cubiertas de musgo hasta las nubes . Negras
banderas ondulan en sus balcones ; aquel
edificio es el palacio de recreo de los señores
de Nisa . Ya no resuena en sus salones el so-
nido de los vasos ni las canciones báquicas
que ha poco entonaba su señor acompañado
de sus bufones y mancebas . Las paredes se
ven cubiertas de negro terciopelo con fran-
jas de plata . En la sala de los festines se vé
un lujoso ataud ; cuatro cirios colocados en
afiligranados candeleros de plata alumbran
el cadáver del señor de Nisa . Su larga ca-
bellera negra oculta una parte de su rostro ,
lívido y cubierto de las sombras de la muer-
te ; sus vestidos estan ensangrentados y una
herida se veia en su pecho . Su boca entrea-
bierta parecia proferir la postrer maldicion .
Una jóven enlutada lloraba junto al
ataud ; hermosa como el primer albor del
dia , pura como el sueño de un niño .
Juan . Navarro y Sierra .
HISTORIA DE MALAGA .
CONTINUACION .
Comunicaba con Gibralfaro por una puer-
ta de hierro , coronando siete torreones la lí-
nea de murallas paralelas al mar . Dentro de
la misma esplanada donde está la Aduana
Nueva se hallaba la de los moros : este edificio
tuyo tres portadas altas que daban frente á las
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aguas ; pero como todos los historiadores con-
vienen en que Málaga no tenia mas que cinco
puertas en el momento de su conquista , he
creido que este bazar de la marina se apoya-
ria contra los muros de la ciudad y la Alcaza-
ba sin estorbar sus defensas .
Desde esta ciudadela continuaba el muro
frente la línea del mar hasta el callejon de los
siete arcos abierto en el propio terreno del ca-
fe de la Marina , donde se elevaba un cua-
drado torreon , cuyas entradas y salidas inte-
riores fueron origen de aquel nombre . Desde
este angulo saliente volvia el muro á la dere-
cha siguiendo casi una recta hasta tocar á Ata-
razanas . La puerta de Esparteria era una de
las cinco entradas de la ciudad , y correspon-
dia al paraje que aun conserva esta denomi-
nacion . Los muros de esta cortina son visibles
y ofrecen su originalidad y aspecto árabe en la
calle de Pescadores , notándose la repeticion de
sus reductos de menor altura que en las de-
mas líneas del recinto , acaso porque la proc-
simidad del mar completaria su fortificacion .
El arsenal ó Atarazanas se adelantaba á la
muralla , como vemos al presente con sus gran-
diosas bóbedas y su templo de Abderrahman . La
elevada torre Gorda que fue llamada por los
moros Borchs Hayta ó torre del Clamor , por
que desde su plataforma anunciaba la oracion
el alfaquí de la mezquita , ocupó el terreno que
está enfrente de la torre Occidental de Ata-
razanas , como enseñan algunos de sus vesti-
gios . Parece fue un edificio aislado que con
posterioridad se unió á la torre de la mezquita .
Lo batian las olas del mar asi como el terre-
no que se estiende delante de los muros hasta
la puerta de Siete Arcos .
El que circundaba á Atarazanas por el
lado de la plaza de Arriola , se unia con la mu-
ralla que venia en línea recta desde el meson
de la Alhondiga hasta el puente de santo Do-
mingo , segun puede aun notarse por sus cor-
tes á la entrada de la calle de este nombre .
Aqui estaba la segunda puerta de Málaga , prac-
ticada en una de las dos elevadas y fuertes tor-
res que interrumpiendo la muralla eran las
cabezas del puente de piedra de Guadalmedina ,
construido sobre cuatro arcos en el propio si-
tio donde hoy vemos el de madera tan indig-
no de una ciudad opulenta .
De este torreon de entrada continuaba el
muro por la curba del pasillo de Puerta Nue-
va hasta la Puerta de Antequera , la tercera
de este pueblo , correspondiente á la salida de
la calle de santa Maria de la Cabeza . En el
centro de este lienzo habia un baluarte que se
derribó para abrir la Puerta Nueva en 1661 .
Desde aqui seguian rectas las murallas hasta la
Puerta de Buenaventura , la cuarta de la ciu-
dad , y que aun podemos conocer en su inte-
gridad primitiva .
Desde este punto iba el muro sin interrup-
cion por la espalda de la calle de Alamos has-
ta la Puerta de Granada , quinta y última de
las cinco practicables de esta ciudad : ocupa-
ba todo el solar de la entrada de esta calle y
era la mas fuerte de Málaga . Construida sobre
tres arcos y decorada con cinco llaves , escul-
pidas sobre el que daba frente á la poblacion ,
figura que se atribuia á las cinco puertas que
he indicado , ó a los cincos preceptos del Alco-
ran como han pretendido otros . Eran fortisi-
mos los muros que apoyaban á esta puerta , y
frecuentes las torres que concurrian á su de-
fensa . De la línea fortificada partia un semi -
círculo de muros dobles por delante de esta
puerta , flanqueado de torreones se estendia por
la espalda del convento de la Merced , Molini-
llo , torre de la Goleta , concluyendo en el ba-
luarte que ocupaba Puerta Nueva . Dos eran
los principales , y costó mucha sangre su po-
sesion al ejército cristiano como notarán nues-
tros lectores por el curso de esta historia . En
este recinto circular recojian los moros sus ga-
nados por las noches .
Desde la izquierda de la puerta de Grana-
da iba la muralla recta á unirse con la Alca-
zaba por uno de los frentes de la torre del Ti-
ro , como puede verse aun hoy por los restos
que se encuentran en los patios de las casas de
la Alcazabilla ; atravesaba la iglesia de Santia-
go , y acaso el primer cuerpo de la torre de esta
parroquia seria la de alguna otra mezquita , de
la que no ecsiste memoria , si como parece mas
probable , no correspondió á una de las fuer-
tes defensas de esta entrada .
En todo el círculo que acabamos de recor-
rer , y que hemos comprobado físicamente pa-
ra ilustracion de estos apuntes sobre los inter-
rumpidos trozos y perdidas huellas de las mu-
rallas antiguas , se levantaban 74 torres , que
unidas á las de la alcazaba y Gibralfaro com-
pletaban las 200 torres árabes que defendian
este pueblo , y le daban ese aspecto formida-
ble y original de los dias de la conquista .
Las fortificaciones avanzadas ó esteriores
que tuvo Málaga entonces , consistian en varias
torres que protegian sus arrabales como la
del convento de Carmelitas Descalzos , la con-
tigua á Zamarrillas , la del recinto de la Gole-
ta , las dos de la línea del Guadalmedina que
llamaron los cristianos de la Zambra y de la
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Reina ( 1 ) y la inmediata al Guadalhorce don-
de asistia el Santon árabe Beljair . La torre
del Atabal descuella , como entonces , á la iz-
quierda del camino de Antequera , y era cé-
lebre entre los moros malagueños porque cons-
tituida en santuario celebraban anualmente
en su recinto al compas de los atabales y
añafiles á una muger virtuosa que moró en
aquel paraje .
Los edificios publicos de Málaga eran las
Atarazanas , el palacio de los reyes moros de la
Alcazaba , nombrados cuartos de Granada des-
de la venida de Alhamar . La mezquita mayor
ocupaba el patio de la parroquia del Sagrario
y el callejon de entrada desde su sacristia á la
Catedral . Otra mezquita mas pequeña que se
llamaba la menor estuvo cerca la puerta de
los Abades , dos en la Alcazaba y Gibralfaro ,
otra en el solar de san Telmo , y otra en el del
Conventico .
Fuera de la puerta de Granada habia una
especie de caravansera ó de posada pública ,
para los moros del interior , en cuyo solar se
fundó posteriormente el hospital de santa Ana .
La academia de ciencias que habia construido
Almanzor se encontraba muy inmediato á Ata-
razanas : se hallaba bajo la direccion del docto
Aly Alumad que habia inscripto en su fa-
chada :
Este es el estudio de Aly Ahumad : El que
desee aprender entre á saber sus doctrinas .
Algunos otros santuarios célebres ecsistie-
ron fuera de la ciudad , como el de Cidi Bu-
zedra , en la cruz de Lagunillas , fundado por
el famoso alfiqui de este nombre , y el de
Cidi Abdalá cerca de la cruz del Humillade-
ro . ( 2 ) El enterramiento de los moros se ve-
rificaba en el campo de santa Brigida inme-
diato á Capuchinos .
La población árabe de Málaga era de vein-
te mil vecinos por los años de su conquista ,
pueblo escesivo para su estrecho recinto y que
corresponde , con los 15D gomeres que guar-
necian la Alcazaba , á mas de 120D almas , si
consideramos que el uso de la poligamia era
general entre los árabes . Aun cuando hayan
desaparecido sus apiñados caserios y las bar-
racas de los arrabales , nos es facil conocer to-
davia el solar donde moraba este numeroso
pueblo por la peculiar estructura de estas ca-
lles tejidas como en un laberinto , estrechas ,
sinuosas y sin plazas interiores . En tanto que
los adalides y magnates vivian muellemente
( 1 ) Esta debió corresponder al solar de Martiri-
cos en razon de que la tienda de la Reina Isabel se
estableció sobre la altura de la Trinidad .
( 2 ) La voz árabe Cidi queria decir señor .
en la Alcazaba , este pueblo , hospitalario par-
tia sus reducidos hogares con el torrente de
familias que arrojadas de la cuna de sus padres
por los altivos castellanos buscaban un asilo
y un consuelo á la sombra de estos formida-
bles muros .
Los demas vestigios que encontramos en la
línea del Pasillo que conduce á la Alameda y
en la prolongación del muelle desde el angulo
recto de la Alcazaba hasta la puerta de Velez ,
son estraños á esta época y pertenecen á las
fábricas cristianas posteriores á la conquista .
A su tiempo y en la serie de esta historia ha-
ré suficiente indicación de esas construcciones
nuevas que bastaron á alterar y confundir la
fisonomia primitiva de este pueblo . ( 1 )
Si sus límites en aquel tiempo , si la esten-
cion de sus dominios pudieran corresponder á
los que actualmente tiene esta provincia , seria
perfectamente esacto el cuadro comparativo
que voy á dar á mis lectores . Ya hemos visto
sin embargo , por el curso de esta historia , que
durante la serie de los reyes malagueños se
agregaron á la metropoli los gobiernos de Al-
geciras , Ceuta , Tanger y otras comarcas del
África ; que reducida despues á sus Walies ,
conservó su preponderancia hasta el punto de
rivalizar con los principes granadinos , y que
aun en los días de la conquista dominaba la
garbia de Ronda y la populosa axarquía . Si
los hombres que guerreaban por tan opuestos
intereres no hubieran condenado al fuego , mo-
vidos los unos de fanatismo y de desesperacion
los otros , esos manuscritos árabes que debian
pedir con lágrimas las sucesivas generaciones ,
tendriamos hoy esas esactas noticias que con
tanto afan buscamos , y que una mano bárba-
ra osó sustraer á la historia . Con todo puedo
decir , apoyado en sus incompletos anales , que
será muy raro el pueblo de la provincia de
Málaga que no perteneciera entonces á Mála-
ga mahometana , aun cuando consideremos
que por las frecuentes incursiones y conquis-
tas del ejército cristiano se desmembraban al-
gunos , se fortificaban otros , aislándose muchos
de ellos para su defensa propia .
Continuará .
( 1 ) Uno de nuestros apreciables colaboradores de -
seoso de ilustrar estos apuntes se ocupa con asiduidad
en trazar el plano comparativo de Malaga restaura la
á su perimetro árabe .
EDITOR , J. DE MEDINA .
IMPRENTA DEL COMERCIO .
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