CODEMA_19-64-342

CODEMA 19-64-342

TitleCODEMA 19-64-342
Text type
SummaryDiario de guerra de una expedición militar inglesa sobre Málaga.
RepositoryArchivo Histórico Nacional. Depósito de la Guerra, Estado y otros varios
IdentifierVILLAGONZALO, C.43, D.293
TypologyOtros
Date1810/10/08
PlaceMálaga
ProvinceMálaga
CountryEspaña
TranscriptorEstrella García Muñoz

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Diario de lo ocurrido en la expedición inglesa sobre Málaga. Día 8 de octubre de 1810. En este día a las 9 de la mañana, don José María de Alos, gobernador de Ceuta, me comunicó la
Real Orden de 3 del mismo expedida por el excelentísimo señor don Eusebio Bardaxi para que el regimiento de infantería imperial de mi cargo estubiese pronto para embarcarse luego que llegasen los buques ingleses, que el gobernador de Gibraltar debía embiar para formar una expedición sobre Málaga, y en su consecuencia pidió y se entregó una noticia de las armas que faltavan, las descompuestas, munición y piedras de chispa con que se hallava el cuerpo. Día 9 y 10. Sin nobedad. Día 11. A las tres de la tarde llegaron los buques ingleses y al momento se dio la orden para embarcarse carse, pero se suspendió por un aguazero que sobrevino, previniendo que al siguiente día debía embarcarse a las 5 de la mañana. Día 12. A las 5 de la mañana empezó a embarcarse el regimiento con 638 plazas y a las 6 1/2 ya se hallava a bordo de los transportes número 107, 108, y 155. Instruido el general inglés Lor Blarrey, que mandaba la expedición que su cartuchería era de mayor calibre que la española, pidió al gobernador de Ceuta 36 de cartuchos embalados, y a las 4 de la tarde ya estaban a bordo con 2 mil fisuras de chispa que embió al transporte número 107, donde me hallava, y 150 fusiles, previniendo que al siguiente día debía distribuirse 60 cartuchos por hombre y tres piedras. Poco antes de embarcarme me entregó el general inglés Blarrey copia de una proclama del intendente gobernador de Gibraltar don Colin Campbell para los vecinos de Málaga y una instrucción de lo que en tierra devía practicarse en formación, nombrando a mi regimiento cuerpo de reserva que formaría a retaguardia y centro de la línea inglesa, pero que era interinamente porque iva a extender otra instrucción más arreglada y conbeniente y demás órdenes que ni uno ni otro ha tenido efecto. Día 13. Navegamos con viento muy esceso. Día 14. A las once de la mañana dimos fondo en la Cala del Moral y a las 2 de la tarde ya estaba el regimiento en tierra reunido en la torre del Moral, y al instante se emprendió la marcha llevando la dirección que habían tomado los ingleses. A las 5 de la tarde llegamos a la altura de los perdigones, y abanzando el regimiento de ingleses ses estrangeros se rompió el fuego contra el castillo de la Fangirola llegando hasta la inmediación, al que correspondió el enemigo desde sus troneras y torreones con la mayor viveza. El regimiento inglés número 89 y el mío ívamos sosteniendo al de extrangeros, pero este se retiró después de hora y media de fuego continuado detrás de una colina, y nosotros nos colocamos inmediatos a él; más el del enemigo continuó aunque con algunas intermisiones toda la noche, a pesar de que las canoneras inglesas se mantubieron muy inmediatas a el castillo haciéndole bastante vivo. A las 7 de la noche reciví una carta de un confidente de Mijas que noticiava que en aquel pueblo havía 60 soldados de infantería, la que pasé al general en xefe Blanney, quien mandó saliese una compañía al regimiento y una guerrilla de 60 hombres, la 1.ª al mando de su capitán don Francisco Gallardo, y la 2.ª al del teniente don Tomás Fernández Cid, los cuales devían ir unidos con 2 compañías inglesas del cuerpo de extrangeros; pero se detubieron todo lo más de la noche ignorando la causa, pues mandava el destacamiento un oficial inglés en la Vega, pero me presumo fuese la de observar a los enemigos del castillo, si intentavan abandonarle o la venida al camino de Málaga. [Subrayado: Día 15.] Al salir el sol rompió el fuego la batería provisional que la noche anterior construyeron los ingleses de 2 cañones de a 6 y un obús de a 4 que duró como 2 oras, al que ayudaron las cañoneras poniéndose a menos de medio tiro. Como a las 10 de la mañana se suspendió el fuego a la batería y el enemigo no cesó de hacerlo con cañón y fusil, hiriendo algunos del regimiento. A las 9 de la mañana se me presentó el teniente don Antonio Priaño que havía ido con su compañero a Mijas a darme parte de orden de su capitán Gallardo que a la entrada en aquel pueblo havía salido un vecino a noticiarle que estava entrando un batallón de infantería y 50 cavallos enemigos, cuyo oficial le mandé se presentase al general inglés para su conocimiento, el que a pesar de la novedad no determinó cosa alguna. Y el capitán Gallardo viéndose con fuerzas tan superiores de acuerdo con los ingleses extrangeros determinó su retirada que la cubrió a los ingleses, siendo perseguido hasta la inmediación al campo, que llegaría como a las 11; y enterado que fui de lo acontecido y de que la guerrilla del cuerpo mandada por Cid y otra partida como de 40 hombres que se confió al capitán del mismo cuerpo don Christóval Krucker, que se halla agregado a dicha compañía, havían entrado en el pueblo, los que se encontraron con el enemigo en sus calles, por lo que presumía fuesen prisioneros pues a más unas partidas de cavallería francesa havían tomado la retirada. Con esta novedad al momento pasé a verme con el general inglés para enterarle del suceso, y aun consecuencia me previno que tomase el regimiento la Altura de los Perdigones, que lo verifiqué en seguida, llegando como a la una de la tarde. No vien havía formado el regimiento cuando observé una columna enemigo como de 100 cavallos que traían la dirección hacia nosotros y algunos otros de guerrilla vatiendo la campaña. Detrás venía otra columna de infantería que no pude distinguir su número porque llegó un ayudante al general a mandarme que mi detención pasase a la inmediación de la playa en donde hallaría una bandera señal para la posición y línea del del regimiento. En la mancha observé que los enemigos valieron del castillo y se dirigieron a la batería inglesa que entraron en ella su oposición dispersándose los ingleses hacia la playa. Benidos una porción de ellos a cierta distancia por el general inglés, poniéndose este a la caveza, atacó y reconquistó la batería, pero estando ya en ella observé que los franceses se pasavan a los ingleses, que me hizo presumirlo así porque no los hacían fuego; pero cuanta fue mi sorpresa al ver que rebueltos unos con otros empezaron a bayonetazos, y los ingleses huyendo abandonaron a un general dejándolo prisionero, como tamvién ver se pasavan muchos ingleses, sin duda, del cuerpo extrangero a los enemigos. Yo marché con mi regimiento y parte del inglés número 89 que estava sobre mi costado derecho para sostener el ataque de la batería mandando que la 4.ª compañía desalojase a los enemigos ya presionados del cerro de los Perdigones para evitar fuésemos embueltos; que se executó con denuedo por su capitán don Juan Regín Fernández, pero todo fue ni fructuoso porque las tropas que havían acompañado al general Blanney venían en todo desorden a emvarcarse, y entonces los enemigos nos cargaron y volviendo los cañones nos hicieron fuego vivo. Enterado yo de todo, mandé formar columna cerrada y que saliesen dos guerrillas para contener. Continué mi marcha y como a unos doscientos pasos desplegué en batalla para enterarme de las intenciones del francés y las determinaciones de los ingleses, y visto que los soldados venían a tomar mi flanco izquierdo, formé martillo con la 4.ª compañía y parte de la 3.ª mandando rompiesen el fuego para contenerle, que a poco que se les hizo detuvieron su rápido ataque, y que los segundos con toda precipitación continuavan su embarco. Mandé otra vez formar columna cerrada y me coloqué junto a una torre vigía que ignoro su nombre. Visto ya que solo una partida de guerrilla inglesa que con el mayor valor se mantubo a nuestro lado, pues los demás se hallavan ya emvancados, determiné que la 4.ª y 3.ª compañías vajasen a la playa a emvarcarse y que las restantes contubiesen al enemigo que ya largava intrépidamente, lo que se consiguió no tan solo rechazándole, sino poniéndole en precipitada fuga por el capitán de Granada señor don Nicolás Arturo y la guerralla mandada por el subteniente don M, lográndose con esta vizarra acción el que lo restante de la tropa se embarcase con la mayor serenidad y sin la menor desgracia, de modo que al ponerse el sol ya estávamos a vordo de diferentes buques. A la verdad que puede acompañar al regimiento la mayor satisfacción de haver maniobrado al frente del enemigo y en el tiempo de la mayor dispersión, lo mismo que si fuese en una parada, y que nuestros aliados como juntos no pueden menos de admirarles, tanto por sus prontas maniobras como por su unión y serenidad y no menos el honor que te resulta de que hasta que se embarcó el último inglés no lo empezó a verificar, vatiendo en el entretanto al enemigo como ya va expresado. A las 7 nos hicimos a la vela. Día 16. Vino orden para trasvordarnos a dos buques, números 146 y 108. Día 17. Nos mantuvimos dando vordos y tomando distintas direcciones pero sin adelantar. Día 18. Estubimos vordeando sobre las mismas aguas y pasé oficio al que mandase las fuerzas de la expedición 1.º. Día 19. A las 12 de la mañana fondeamos en la bahía de Gibraltar. Día 20. Nos mantubimos anclados. Día 21. Subsistimos lo mismo. Que oficial al Gobierno de Gibraltar, cuya copia es el 2.º y el parte al señor ministro de la Guerra, 3.º Día 22. Lo mismo. Día 23. Lo propio. Día 24. A las 6 de la mañana nos hicimos a la vela para Ceuta y a las 11 ya estávamos anclados en su bahía. En ella reciví un pliego del governador de Gibraltar, fecha del día anterior, en que me dava aviso de la disposición de venir a Ceuta y las gracias por el honor con que se havía conducido el regimiento, el que a las 12 del referido día desembarcó y se fue a cuarteles.

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